Jesuita portugués. Enviado a Japón en 1610, se distinguió por su celo, pero en 1633 apostató. Después de veinte años al servicio de la policía shogunal, se retractó y murió martirizado
(Melo, 1916 - Fontanelas de Sintra, 1996) Narrador y ensayista portugués. Pasó su infancia en su país natal, en la Serra da Estrela, confiado a parientes maternos por sus padres, que emigraron a Estados Unidos. Después de estudiar durante cinco años en el seminario de Fundão (Guarda), terminó los cursos de instituto y se licenció en Letras en Coimbra. Desde 1942 hasta 1981 desempeñó una actividad docente en diversos institutos.
Está considerado el mayor novelista de su generación, y ocupa un lugar de primer plano en la literatura portuguesa moderna. Sus numerosos viajes al extranjero, efectuados para participar en congresos y para celebrar conferencias o impartir cursos en diversas universidades, no atenuaron nunca sus vínculos con los montañosos y silvestres escenarios natales, que aparecen constantemente en sus creaciones literarias. Muchas de sus obras han recibido premios literarios y se han traducido a varios idiomas; otras, se han adaptado a la pantalla cinematográfica. En 1984 fue elegido miembro de la Academia Brasileña de las Letras.
Como novelista, debutó con O caminho fica longe (1943), que junto a Onde tudo foi morrendo (1944) y Vagão J. (1946), representa su fase neorrealista. Esta etapa aparece superada ya en Mudança (1948), que la crítica considera como la primera novela existencialista portuguesa. Manhã submersa (1954), evocación de la infancia y de su experiencia en el seminario, marca el inicio de su constante viaje en la memoria y la problemática metafísica.
In Cântico final (1960), cuya construcción a base de "flashbacks" de asociaciones de ideas, de búsquedas en la memoria revela una profunda influencia de la técnica cinematográfica, narra la historia de Mário Gonçalves, profesor de instituto y pintor que, minado por el cáncer, decide pasar sus últimos días en su país natal, en la Serra da Estrela, donde intenta superar los tremendos conflictos entre sentimiento de muerte y deseo de vida, sensación de impotencia y voluntad de acción, y reafirma por última vez su existencia decorando una capilla abandonada.
En Apelo da noite (1963), escrito en 1950, se halla la afirmación de la libertad total de la consciencia estética en oposición al compromiso ideológico inmediato del neorrealismo, y la inquieta búsqueda de nuevas formas, de un orden absoluto que colme el vacío existencial revelado por la consciencia, que se afirma justamente en el acto artístico, que se convierte, pues, en dignificación humana y en el único medio que tal vez puede desvelar el secreto metafísico.
El uso de un metalenguaje contribuye a la creación de una "metanovela" capaz de expresar pensamientos y problemas propios del ensayo. Este proceso comenzó con Aparición (Aparição, 1959), novela de ideas en la que se manifiesta plenamente la influencia del existencialismo francés y que, por su complejidad, por su tensión entre acción, pensamiento y sentimiento, y por su prosa densa y clásica, constituye una etapa fundamental de la narrativa portuguesa.
A Estrela polar (1962) le siguió la novela filosófica Alegria breve (1965), producto de su plena madurez, en la que se entrelazan el simbolismo de la estructura y el expresionismo de la evocación de una sociedad rural de otros tiempos. Frente a la muerte, el último hombre de un pueblo de Beira Alta se interroga acerca de la condición humana y, después de haber recordado con espíritu agitado los momentos más importantes de su vida, llega a la aceptación de los límites impuestos por la naturaleza humana, mientras el paisaje ambiental que lo rodea, indiferente y majestuoso, adquiere dimensiones míticas.
A Nítido nulo (Nítido nulo, 1971), donde se manifiesta en mayor medida su adhesión al experimentalismo que confiere fragmentariedad, discontinuidad y estructura circular al discurso narrativo, le siguieron Rápida, a sombra (1974), Signo sinal (1979) y Para sempre (1983). La influencia que ejercieron sobre él autores como Hegel, Heidegger, Dostoievski, Kafka, Sartre, Camus, Malraux, Hesse y G. Greene demuestra su continua atención al desarrollo del pensamiento filosófico y de las formas literarias y artísticas de la cultura europea moderna, pero no le impide recuperar la tradición narrativa portuguesa, identificada sobre todo en la obra postsimbolista de R. Brandão.
Además de los volúmenes de cuentos A face sangrenta (1953) y Apenas homens (1972), reunidos junto a otros en Contos (1976), publicó varios volúmenes de ensayos en los que retoma y analiza la problemática presente en la obra narrativa, como en Do mundo original (1957); Carta ao futuro (1958); Da Fenomenologia a Sartre (1962); André Malraux - Interrogação ao destino (1963); Espaço invisível I (1965), II (1976), III (1977); Invocaçã ao meu corpo (1969). A partir de 1980 comenzó la publicación de su diario, que lleva por título Conta corrente. De entre sus últimas publicaciones cabe destacar En nombre de la Tierra, de 1990, y Pensar, de 1992