Familia de pintores españoles.
Luis destacó como retratista en la corte de Isabel II (Francisco, Natalia Boris).
Fernando (Palma de Mallorca, 1810-El Escorial, 1856), hermano del anterior, pintó escenas nocturnas de bosques y de lagos al gusto romántico, que le entroncan con los paisajistas alemanes de la época.
Alejandro (Madrid, 1843- id., 1917), sobrino de los anteriores y discípulo de Luis, cultivó la pintura de género y de tema histórico y religioso (La bendición de la mesa, Divino Pastor)
(Madrid, 1891 - 1961) Escultor vanguardista español, fundador de la Escuela de Altamira. Descendiente de una familia de pintores, como su padre, Alejandro Ferrant, Ángel inició sus estudios artísticos en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). Residió entre 1925 y 1935 en Barcelona, ciudad en la que fue profesor de escultura en la escuela de Artes y Oficios, como también lo fue en las de La Coruña y Madrid.
Su paso por Barcelona fue decisivo para la transformación de su lenguaje escultórico. Influido tanto por el contacto con las vanguardias plásticas catalanas como por la obra de los futuristas (de la que tuvo conocimiento en una viaje a Francia), Ferrant evolucionó de una escultura de corte academicista hacia la abstracción. Primero se centró en el estudio de las posibilidades materiales de los elementos empleados, desde donde evolucionó hacia el estudio de las posibilidades cinéticas de la obra escultórica.
En la década de los cuarenta del siglo XX produjo su grupo de esculturas conocidas como Grupos Ciclópeos, donde la atenta observación de monumentos prehistóricos transmuta en la producción de series pétreas que se adentran en la abstracción tanteando el surrealismo. No es por ello coincidencia que en la década siguiente el núcleo de su producción artística se centrase tanto en el “objeto encontrado”, herencia del surrealismo, como en las posibilidades que el hierro le ofrecía para sus experimentos cinéticos.
Las esculturas en hierro de Ferrant difieren de los móviles de Calder, pues la naturaleza de la obra de ambos apenas es coincidente; el tiempo se manifiesta en la obra de Alexander Calder en forma de movimiento mientras que en Ferrant lo hace por medio del azar. Esta experimentación con el azar como elemento director de la composición de la obra la inició con su serie de esculturas en madera en la década de 1950, las composiciones conocidas como Tableros Cambiantes, en los que los elementos formales se pueden disponer en distintas composiciones, constituyendo auténticos relieves móviles. Todas estas investigaciones las realizó Ferrant en búsqueda de lo que él llamaba la “escultura infinita”.
Obtuvo el reconocimiento internacional con las distinciones en la III Bienal Hispanoamericana de Barcelona (1955) y la mención especial en la XXX Bienal de Venecia de 1960. El Museo Nacional Reina Sofía le dedicó su más importante exposición retrospectiva con 119 de sus esculturas y 148 de sus dibujos en mayo de 1999, realizándose la primera en 1983 en el Palacio del Cristal del Retiro (Madrid). En ambas se recreó el rico universo creativo del escultor y dibujante madrileño, incluyendo sus obras iniciales, los grupos ciclópeos y sus objetos encontrados, junto con sus maniquíes, inquietantes obras realizadas en madera y acero.