Médico y bacteriólogo británico. Estudió en la Universidad de Londres, por la que se licenció en 1906. Fue profesor de bacteriología e investigador de esta universidad, así como del Real Colegio de Cirujanos del Reino Unido. En 1951 fue nombrado rector de la Universidad de Edimburgo. Sus trabajos se centraron básicamente en la búsqueda de sustancias capaces de atacar a las bacterias que afectan al ser humano, con el objetivo de destruirlas sin causar daños en el paciente.
La primera sustancia de este tipo que descubrió, trabajando en colaboración con Allison, fue una enzima con propiedades antibióticas, llamada lisozima, que está presente en fluidos corporales tales como la saliva o las lágrimas, así como también en la clara de huevo. Sin embargo, el descubrimiento que mayor fama le dio lo efectuó en 1928, cuando, de forma accidental, unos cultivos de estafilococos que estaba preparando se contaminaron con Penicillium notatum, lo cual le permitió observar que alrededor del moho se formaban zonas circulares en las cuales no se detectaba presencia de bacterias.
Alexander Fleming
Sus trabajos posteriores lo llevaron a aislar, a partir del moho, una sustancia, a la cual bautizó con el nombre de penicilina, que se caracterizaba por su gran poder antibacteriano, extremo éste que había sido observado con anterioridad, concretamente en 1896, por Duchesne. El descubrimiento de Fleming cayó en el olvido durante décadas, hasta que en el curso de sus investigaciones en la Universidad de Oxford, y debido a la necesidad de disponer de sustancias antibacterianas para mejorar el tratamiento de los soldados aliados heridos durante la Segunda Guerra Mundial, H. W. Florey y E. B. Chain lograron aislar y producir cantidades suficientes de penicilina como para aplicarla a la curación de seres humanos, con lo cual la penicilina se convirtió en el primer antibiótico con aplicaciones prácticas de la historia y se abrió el camino a una auténtica revolución en la medicina del siglo XX.
Los trabajos de búsqueda de sustancias con poder antibacteriano, que se desarrollaron tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, se iniciaron con preparados que contenían únicamente un 1 % de penicilina. En 1945 se habían conseguido ya preparaciones cuyas concentraciones eran suficientes para inhibir la actividad bacteriana, aun estando diluidas. La penicilina sería a partir de entonces uno de los antibióticos más utilizados, debido, en gran parte, a su bajísima toxicidad, lo que la hace adecuada en un amplio campo de aplicaciones.
El descubrimiento de Fleming le valió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1945, que compartió con el patólogo británico, de origen australiano, H. W. Florey y con el bioquímico británico, de origen alemán, E.B. Chain, los dos científicos que lograron aislar y producir el antibiótico
(Lancaster, 1849 - Sidmouth, 1945) Físico e ingeniero electrónico británico que inventó la válvula termoiónica. Estudió en el University College, en el Royal College of Chemistry de Londres y en la Universidad de Cambridge, donde fue discípulo de Maxwell. Tras una serie de intermitentes empleos en la docencia, consiguió el nombramiento como profesor de tecnología eléctrica en el University College de Londres (1885) y como Profesor en la Universidad de Londres (1910).
Su contribución al desarrollo de las aplicaciones eléctricas al telégrafo es notable. La mayor aportación de este investigador lo constituye la construcción de la válvula termoiónica, diodo rectificador de la corriente eléctrica basado en el llamado efecto Edison, quien había descubierto en 1860 que entre el filamento y una placa situada en el interior de una lámpara de incandescencia circula una corriente de muy baja intensidad.
La patente de Fleming consistía en un tubo de vacío en cuyo interior se encuentran un filamento en estado de incandescencia que hace las veces de cátodo y un ánodo. Cuando se mantiene el ánodo a un potencial positivo con respecto al cátodo la corriente eléctrica puede fluir, pero no en sentido contrario.
Este elemento rectificador de la corriente eléctrica fue muy utilizado en los primeros aparatos de radio y televisión y en ordenadores durante la primera mitad del siglo XX, hasta que la invención del transistor, más barato y resistente, lo relegó al olvido. También es de Fleming la popular regla de la mano derecha para determinar el sentido del campo magnético que produce una corriente eléctrica