Mariscal francés. Tras cursar estudios militares en la academia de Saint Cys, en el año 1876 fue enviado a Argelia, desde donde se trasladó a Tonkim (Indochina), en calidad de ayudante del general Aubigny. Dados sus éxitos militares en el ejército colonial, nada más regresar a Francia fue ascendido al grado de teniente coronel y enviado de nuevo a Asia, esta vez para formar parte de una expedición por tierras de China. Prosiguiendo una carrera militar intachable, en el año 1908 consiguió el cargo de jefe de las fuerzas francesas en Marruecos occidental, donde cooperó estrechamente para consolidar la obra de pacificación y colonización emprendida por el mariscal Lyautey.
Nada más comenzar la Primera Guerra Mundial, Franchet fue puesto al frente del Primer Cuerpo de Ejército francés situado sobre la región del Mosa, que constituía el ala derecha del Quinto Ejército mandado por el general Laurezac. Gracias a su buen hacer táctico mediante una brusca conversión a la derecha ejecutada con decisión y rapidez, logró rechazar las unidades del general alemán von Hausen, que llevaban tiempo intentando abrir una brecha en el frente francés. El modo cómo llevó sus fuerzas en retirada provocó que el Estado Mayor de Guerra francés le colocase al frente del Quinto Ejército en sustitución del inoperante Laurezac.
En la famosa batalla del Marne, en septiembre del año 1914, sus hombres lograron abrir una brecha para permitir el enlace de las fuerzas británicas con las del Noveno Ejército del general Foch. A principios del año 1915, Franchet se hizo cargo de los ejércitos franceses del norte, con sede en Lille, y al comenzar el año 1918 los del este, sustituyendo al general Guillaumat, nombrado ministro de Guerra, donde llevó a cabo destacadas acciones de guerra en los alrededores de Salónica (Grecia)
Después de estudiar con detenimiento el teatro de operaciones en el frente sudoriental y las fuerzas enemigas, Franchet decidió emprender una ofensiva bastante arriesgada a través del macizo montañoso de la Maglena, justo por donde el adversario no esperaba ser atacado. El fin primordial de la campaña no era otro que liberar Bulgaria y preparar el camino para penetrar hasta el corazón de las Potencias Centrales por el sur. Este plan de operaciones, tras una larga tramitación, fue aceptado por los gobiernos aliados, ejecutándose a partir del 15 de septiembre, logrando en tan sólo dos semanas acabar con las líneas de resistencia búlgaras acantonadas en el río Vador y provocando el colapso total del país, cuyos dirigentes pidieron un armisticio el 29 de septiembre.
En éste se aceptaban las durísimas condiciones dictadas por el propio Franchet, quien aprovechó su posición de fuerza para ocupar con celeridad toda Bulgaria, expulsar a los austríacos de Serbia e invadir la zona sur de Hungría, acción en la que hizo prisionero al mariscal alemán von Mackensen, el 5 de enero del año 1919. Estas exitosas campañas en el frente oriental contribuyeron no poco a la victoria definitiva de los aliados en Francia.
A su regreso a Francia, Franchet fue nombrado inspector general de las tropas francesas de África del norte, y en febrero del año 1921 consiguió la dignidad de mariscal de campo, la más alta graduación militar en Francia. En marzo del año 1933, mientras se encontraba realizando una visita rutinaria por los cuarteles franceses asentados en la ruta Gabes-Timimoum, Franchet sufrió un serio accidente de coche en la localidad de Gafsa, que le apartó definitivamente de su puesto militar en Marruecos y Argelia
El 20 de junio del año 1935, fue investido como miembro de la Academia Francesa en sustitución del mariscal Lyautey. Retirado de toda actividad pública, murió en el año 1942, en plena Segunda Guerra Mundial. A lo largo de su fructífera carrera militar, Franchet fue premiado con un buen número de condecoraciones, entre las que destacan la Gran Cruz de Victoria, San Miguel y San Jorge, las tres británicas.
(Turín, 1860-Viareggio, 1942) Compositor italiano. Se formó en Turín y en Venecia y amplió sus estudios en Alemania, donde reafirmó su gusto por las grandes sonoridades orquestales y por los efectos espectaculares. Destaca, sobre todo, por sus óperas ( Cristóbal Colón, 1892; Alemania, 1902)