Pintor francés. Discípulo de Chardin y de Boucher, en 1752 obtuvo el gran premio de Roma. Estudió a los grandes maestros del Renacimiento y, en especial, a su contemporáneo Tiépolo.
A su regreso a París, se dedicó a la pintura de temas galantes y sentimentales, con los que alcanzó un éxito extraordinario. Entre sus obras maestras, destaca la serie de pinturas que le encargó madame du Barry para decorar su palacio, conocidas como Los progresos del amor en el corazón de las jóvenes. También pintó escenas familiares (Joven madre; Feliz fecundidad; Visita al ama), paisajes y retratos (El abate de Saint-Non; Autorretrato). En 1773 volvió de nuevo a Italia y realizó una serie de dibujos a la sanguina de monumentos de aquel país, para los que se inspiró en los maestros italianos y holandeses, aunque sin perder por ello originalidad.
Fragonard es uno de los mayores representantes de la pintura del s. XVIII. Su estilo fogoso, pleno de desenvoltura, y su vivísima sensibilidad se expresan con la misma facilidad en las escenas galantes o morales que en los retratos y en las composiciones o escenas de costumbres. La Revolución puso fin a la demanda de obras del género galante y los últimos años de su vida transcurrieron en la miseria. Este artista resume en su obra las aspiraciones del s. XVIII, con sus contrastes y contradicciones
(Janet Paterson Frame Clutha; Dunedin, 1924) Escritora neozelandesa. Hija de un ingeniero ferroviario arruinado, cursó sus estudios en la Universidad de Otago. Cuando era una joven estudiante universitaria, su timidez e inseguridad la hacían mantenerse apartada, y esto, junto con un torpe intento de suicidio, la condujeron a la primera de sus reclusiones en un hospital para enfermos mentales. A causa de un diagnóstico equivocado que la declaraba esquizofrénica, se le administró una serie de horribles tratamientos.
Comenzó a escribir en el hospital mental, fruto de sus lecturas de los clásicos. Compuso su primer libro de cuentos titulado El lago:relatos (1952), con el que obtuvo el premio Hubert Church de prosa y se libró además de una intervención de psicocirugía. El influyente autor neozelandés Frank Sargeson dio su completo apoyo a la ya escritora, que estaba terminando su primera novela, publicada con el título de Los búhos no lloran (1957), y en la que explora sus traumáticas experiencias, o sobre lo frágil que es la línea divisoria que marca la diferencia entre la lucidez y la locura.
La producción novelística de Frame se compone de once intranquilizadoras novelas de una gran complejidad, de entre las que sobresalen títulos como Rostros en el agua (1961), Pájaros de lluvia (1968), Vida en el Maniototo (1979), El mensajero de Mirror City (1985) o Los carpatianos, con la que obtuvo el premio de literatura de la Commonwealth en 1989. Frame escribió además novela corta, cuatro libros de relatos y apuntes, los poemas recogidos en su único libro de poesía, El espejo de bolsillo (1967), y una publicación dedicada al mundo infantil titulada Mona Minim y el olor del sol (1969).
Pero su reputación como novelista y su verdadera popularidad no se produjo hasta la publicación de sus tres más importantes novelas que llevaban por título Hacia la isla (1982), con la que consiguió el premio James Wattie al libro del año 1983, Un ángel en mi mesa (1984), galardonada con el premio de literatura de Nueva Zelanda; y El enviado de la ciudad de cristal (1985), que fue llevada al cine con el título de Un ángel en mi mesa (1990)