Cacique araucano, lugarteniente de Caupolicán. Aunque apenas se conocen datos acerca de su vida, Galvarino fue uno de los caciques araucanos más importantes. Ccombatió heroicamente a las fuerzas españolas del gobernador García Hurtado de Mendoza y fue capturado en la batalla de Lagunillas, junto al río Biobío.
Como escarmiento, le fueron amputadas las manos, hecho que Alonso de Ercilla narra en La Araucana, señalando que, luego de este acto, "con desdén y menosprecio dello alargó la cabeza y tendió el cuello" para que le quitaran la vida, mas fue perdonado y regresó con los suyos, jurando vengarse.
El cronista Mariño de Lobera afirma que "fue tanto el coraje en que estaba emperrado, que ya que le faltaron las manos, peleó más fuertemente con la lengua, la cual suele ser más eficaz para hacer guerra que las manos de los Hércules y las industrias de los Césares". En el combate de Millarapue, el 30 de noviembre de 1557, luego de un cruel enfrentamiento, fue capturado junto con otros jefes indígenas, y el gobernador Hurtado de Mendoza, como medida punitiva, lo mandó ahorcar.
Ercilla, conmovido, quiso interceder por él para salvarle la vida, a lo que contestó Galvarino con gran repudio hacia los españoles con las siguientes palabras: "Prefiero morir a recibir la vida de vosotros y sólo siento la muerte por no haber podido haceros pedazos con los dientes". Algunos historiadores chilenos, sin embargo, creen que Galvarino se suicidó para privar a sus enemigos del placer de matarle
(Gaspar de la Cerda Sandoval, conde de Galve; ?-Puerto de Santa María, 1697) Administrador español. En el período en que fue virrey de Nueva España (1688-1696) sufrió diversas insurrecciones provocadas por la mala administración y el hambre. Tuvo que luchar contra la penetración francesa y reconquistó Nuevo México a los indios (1692)