Actriz de cine sueca. Hija de una familia humilde, tras estudiar en el Teatro Real de Estocolmo conoció a Mauritz Stiller, quien acuñó su nombre artístico, Greta Garbo, y le dio un papel en la película Gösta Berling Saga (1923). Rodó luego en Alemania La calle sin alegría (1925).
Cuando Stiller fue contratado por la Metro-Goldwyn-Mayer, logró que la contratasen también a ella. Tras unos comienzos difíciles, el éxito le llegó con El demonio y la carne (1926), de Clarence Brown. Pronto su belleza hierática y sus cualidades artísticas –naturalidad ante las cámaras y capacidad de lograr el registro interpretativo más adecuado a cada escena– convencieron tanto al público como a la crítica. Su absoluta indiferencia ante la opinión pública y el aislamiento que desde la muerte de Stiller en 1928 envolvía su vida privada, acrecentaron más aún su imagen de figura mítica.
En el cine sonoro se recuerdan sus interpretaciones en La reina Cristina de Suecia (1933), de Rouben Mamoulian; Ana Karenina (1935), de Clarence Brown; Margarita Gautier, de George Cukor (1936); María Walewska (1937), de Clarence Brown; Ninotchka (1939), de Ernst Lubitsch; y La mujer de las dos caras (1941), de George Cukor. Retirada de la vida artística a los treinta y seis años, en 1954 recibió un Oscar honorífico por el conjunto de su carrera
(Time, 1851 - Oslo, 1924) Escritor noruego. Educado en un ambiente pietista (su padre era un fanático adepto de H. Nielsen Hauge), ejerció de maestro de escuela y de periodista. Combatió en favor del "landsmal" (es decir, del noruego vulgar basado en el habla rural, que en el siglo XIX fue propuesto como lengua nacional en sustitución del dano-noruego. Desde 1930, y por decisión del Parlamento, la denominación de "landsmal" ha sido reemplazada por la de "nynorska"). Garborg lo usó ampliamente y tradujo al landsmal la Odisea.
En sus comienzos literarios hay que poner la narración Un librepensador (Ein Fritenkjar, 1878), dirigida contra la asfixiante ortodoxia eclesiástica. Le siguieron las novelas Estudiantes campesinos (Bondestudentar, 1883), en la que la descripción de la miserable vida que espera al campesino convertido en burócrata oculta una antítesis política; Hombres (Mannfolk, 1886) y De la madre (Hjaa ho mor, 1890) sobre el amor libre, cuestión entonces muy en boga. Inmediatamente después, Almas fatigadas (1891), escrita en dano-noruego, expresa una profunda crisis religiosa de tintes católicos que impulsó a Garborg a renegar del libre-pensamiento (o ateísmo, como se dice en Escandinavia) y del amor libre.
Motivos religiosos, veteados de elementos nietzscheanos y tolstoianos, dominan la narración Paz (Fred, 1892), el poema en prosa El padre pródigo (Der bortkomne Faderen, 1899) y el drama El maestro (Laereren, 1896), que reflejan la psicología religiosa del campesino noruego; y el cielo poético Haugtussa (1895), sobre el bien y el mal y sobre la existencia humana.