Astrónomo y matemático británico. Sus investigaciones en el campo de la astronomía le llevaron a descubrir que la orientación del norte de la brújula cambia con el tiempo, lo que constituyó la primera indicación de la variación de los ángulos de inclinación y declinación del campo magnético terrestre
(Nueva York, 1929) Físico teórico estadounidense. Niño prodigio, ingresó en la Universidad de Yale a la edad de quince años, y se licenció en física a los diecinueve. En 1951 se doctoró por el Massachusetts Institute of Technology con una tesis sobre el tema que iba a ocupar la mayor parte de su trayectoria investigadora: las partículas subatómicas. Un año después se unió al equipo del Instituto de Estudios Nucleares de la Universidad de Chicago, para finalmente asentarse en el California Institute of Technology, en el cual ocupó la cátedra Millikan de física teórica en 1967.
Varias son las aportaciones de Gell-Mann al campo de la física de partículas, de la que está considerado como una de las figuras más relevantes. En 1953 definió una nueva propiedad cuántica, que bautizó como «extrañeza», para explicar las extrañas pautas de desintegración de ciertas clases de mesones (partículas de espín uno o cero, características de las interacciones fuertes).
En 1961, él y el físico israelí Yuval Ne’eman propusieron de forma simultánea pero independiente un sistema de clasificación de las partículas elementales pesadas descubiertas poco antes, al cual denominaron método óctuplo. Dicho esquema agrupaba mesones y bariones en multipletes de 1, 8 o 27 miembros en función de sus propiedades, como la carga eléctrica; las partículas de cada multiplete se considerarían entonces como estados variables de una misma partícula elemental.
Como consecuencia de dicha teoría, Gell-Mann predijo la existencia de una nueva partícula, que denominó omega negativa, efectivamente detectada ese mismo año mediante el acelerador de partículas de Brookhaven. Tres años después propondría la existencia de unos componentes de la materia aún más fundamentales que las partículas elementales, a los que bautizó con el literario nombre de quark. En 1969 se le concedió el Premio Nobel de Física