Compositor y laudista italiano. La poco documentada vida de Carlo Gesualdo ha entrado en los terrenos de la leyenda, hasta el punto de convertirse en materia de inspiración operística para compositores contemporáneos como Franz Hummel y Alfred Schnittke. El asesinato en 1590 de su esposa y el amante de esta, a los que sorprendió in fraganti, le ha procurado una aureola de personaje tenebroso que su música, disonante, expresiva e inusualmente moderna, no ha hecho sino incrementar.
Príncipe de Venosa y conde de Conza, Gesualdo cultivó el arte musical más para su propio placer que por necesidad profesional. Sólo así pueden explicarse lo avanzado de su lenguaje armónico, de un cromatismo extremo, y sus originales innovaciones formales. De su producción, no demasiado abundante, destacan los seis volúmenes de madrigales a cinco voces, muchos de los cuales están escritos sobre textos de Torquato Tasso, a quien conoció en Ferrara durante los años que pasó en esa ciudad después de su doble crimen. En ellos es posible seguir la evolución del compositor desde las primeras partituras, influidas por el ejemplo de su maestro Pomponio Nenna, hasta las de madurez, con la muerte y el dolor como temas más frecuentados.
De carácter estático y contrastado, compuestas de frases muy breves, en ocasiones desprovistas de temas melódicos propiamente dichos, en su abigarrada expresividad y su hábil empleo de la disonancia anuncian y preceden el universo barroco. Junto a otro libro de madrigales a seis voces, que nos ha llegado incompleto, y dos de motetes, conforman la parte más interesante y sorprendente de su catálogo, aquella que convierte a Gesualdo en uno de los mayores compositores de su época, comparable a sus dos contemporáneos, tan diferentes y complementarios, Luca Marenzio y Claudio Monteverdi
(?, 189-?, 212) Emperador romano (211-212). Hijo de Septimio Severo. César (198) y augusto (209), compartió el poder imperial con su hermano Caracalla, que lo mandó asesinar