Ingeniero estadounidense. Colaboró con F. Taylor en los estudios de organización del trabajo, con objeto de establecer unos principios de simplificación para disminuir el tiempo de ejecución y la fatiga. Su esposa, Lilian Evelyn Moller, continuó sus trabajos y llevó a cabo una labor de divulgación de los conceptos de la organización laboral especialmente orientados a valorar el factor humano
(Lérida, 1892 - Madrid, 1976) Lingüista español, discípulo de Ramón Menéndez Pidal y autor de numerosas obras de gramática, fonética y lexicografía, así como de diversas ediciones de textos en la colección de Clásicos Castellanos. Estudió el Bachillerato en el Colegio de los Hermanos Maristas, de su ciudad natal. En 1912 se licenció en Farmacia en la Universidad de Barcelona, y tres años después, en 1915, en Filosofía y Letras, por la Universidad Central de Madrid.
En el curso de doctorado conoció a Menéndez Pidal, quien le introdujo en el Centro de Estudios Históricos. En 1919 ganó por oposición la Cátedra de Lengua y Literatura Española del Instituto de Baeza. Al curso siguiente consiguió el traslado a Huesca, y en 1920 se incorporó al Instituto Escuela de Madrid
En estos años empezó a preparar el Tesoro lexicográfico, obra que, por desdicha, nunca terminó. Tras la Guerra Civil, fue acusado de “catalanista” y hubo de sentarse en el banquillo de los acusados, ante la jurisdicción militar, pero fue absuelto sin cargos en su contra. “Menos ecuánimes -dice Rafael Lapesa- se mostraron los depuradores del Ministerio de Educación, que le trasladaron al Instituto de Santander, y después al de Torrelavega.” En estos años, publicó su Curso Superior de Sintaxis Española
Por mediación de Dámaso Alonso, fue trasladado a Madrid, en comisión de servicios, para reanudar las tareas del Tesoro lexicográfico y del laboratorio de Fonética, paralizadas ambas desde 1936. Desde 1946, fue el director de las clases prácticas de los Cursos para extranjeros, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. En 1956, se reincorporó al Instituto de Torrelavega, y tres años después se jubiló como catedrático. Posteriormente, dictó diversos cursos en universidades de Puerto Rico (donde ya había estado antes de la Guerra) y México
En 1961, fue elegido miembro de número de la Real Academia Española. Muy pronto, empezó a colaborar activamente en diversas comisiones. Fue miembro, entre otras, de las de Diccionarios y Vocabulario Técnico, y redactó la Ortografía y la Sintaxis del Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua Española. Ya en sus últimos años, sobreponiéndose a los problemas de salud, siguió colaborando en la preparación del Diccionario Histórico hasta su muerte
Por encima de sus cualidades intelectuales, que fueron muy grandes, destacó por su amor a la enseñanza, ya manifestado desde sus tiempos de estudiante, y que hizo de él un excelente pedagogo, como muestran los muchos y buenos profesores que formó, y los excelentes manuales divulgativos que publicó. Sus excelentes dotes lexicógrafo, que le habrían llevado a componer el tan necesario léxico del Siglo de Oro, se vieron truncadas por la Guerra.