Pintor y grabador español. Goya fue el artista europeo más importante de su tiempo y el que ejerció mayor influencia en la evolución posterior de la pintura, ya que sus últimas obras se consideran precursoras del impresionismo.
Goya aprendió de su padre el oficio de dorador, pero, decidido a dedicarse a la pintura, se trasladó a Madrid para formarse junto a Francisco Bayeu, con cuya hermana se casó en 1775, año de su establecimiento definitivo en Madrid. Bayeu le proporcionó trabajo en la Real Fábrica de Tapices, para la que realizó sesenta y tres cartones, en su mayor parte con escenas idílicas y de la vida diaria, plasmadas con colores claros y vivos e impregnadas de alegría y romanticismo.
Simultáneamente, Goya empezó a pintar retratos y obras religiosas que le dieron un gran prestigio, hasta el punto de que en 1785 ingresó en la Academia de San Fernando y en 1789 fue nombrado pintor de corte por Carlos IV.
Diez años más tarde, en 1799, pintó para el soberano el famoso retrato La familia de Carlos IV, que se considera una de sus obras maestras. Es un retrato oficial, formal en apariencia, pero en el que el autor se permite cierta ironía al plasmar a los personajes con un realismo crítico.
Goya trabajó como retratista no sólo para la familia real, sino también para la aristocracia madrileña, y de hecho entre estos retratos se encuentran algunas de sus obras más valoradas, como La condesa de Chinchón o las famosas La maja vestida y La maja desnuda; sobre estas últimas dice la leyenda popular que representan a la Duquesa de Alba, quien habría mantenido con el artista una relación de tintes escandalosos. En los retratos de Goya destaca, en líneas generales, su atento estudio de las posturas y las expresiones, así como los contrastes de luces y sombras que realzan la figura del protagonista
La maja desnuda, de Goya
Hacia 1799, el pintor concluyó una de sus grandes series de grabados, Los caprichos, ochenta y dos aguafuertes que constituyen una crítica feroz de la sociedad civil y religiosa de la época. En esta serie aparecen ya algunos personajes extraños y macabros que acabarán protagonizando obras posteriores del maestro. Por esos mismos años, Goya se ocupó de la decoración al fresco de la ermita de San Antonio de la Florida, donde realizó una obra de gran impacto escenográfico.
En 1808, la invasión de España por las tropas napoleónicas colocó al artista en una situación delicada, ya que mantuvo su puesto de pintor de corte con José Bonaparte. Pese a todo, no se privó de plasmar los horrores de la guerra en obras como El 2 de mayo y Los fusilamientos del 3 de mayo, que reflejan los dramáticos acontecimientos de aquellas fechas en Madrid. Además, en los sesenta y seis grabados de Los desastres de la guerra (1810-1814), dio testimonio de las atrocidades cometidas por los dos bandos y acentuó visualmente la crueldad de la guerra como protesta contra ella lanzada a la posteridad desde la impotencia
Los fusilamientos del 3 de mayo
Por haber trabajado para José Bonaparte, el artista cayó en desgracia tras la restauración de Fernando VII, y en 1815 se retiró de la vida pública. En 1819 experimentó una recaída en la misteriosa enfermedad que en 1792 lo había dejado completamente sordo. Ello, unido a su nueva vida en soledad en la Quinta del Sordo, casa solariega que había comprado poco antes, debió de contribuir a la exacerbación imaginativa de que el artista dio muestras en la decoración de su nueva vivienda: catorce murales de gran tamaño con predominio de los tonos marrones, grises y negros, sobre temas macabros y terroríficos.
Estas obras, conocidas en la actualidad como Pinturas negras, han contribuido con el paso de los años a la consolidación del reconocimiento del genio de Goya, tanto por su originalidad temática como por su técnica pictórica de pincelada amplia y suelta. El pintor se trasladó en 1824 a Burdeos, donde residió hasta su muerte sin dejar de cultivar la pintura y el grabado. La lechera de Burdeos y algunos retratos ilustran la evolución del genio hacia una concepción de los valores plásticos que anuncia el impresionismo. Su obra, fecunda y versátil, de gran libertad técnica y brillantez de ejecución, no ha dejado de acrecentar la importancia de su figura hasta nuestros días.
(Monforte, 1876 - Santa Cruz de Tenerife, 1964) Médico español. Tras cursar los estudios del bachillerato en Lugo y La Coruña, llegó a Madrid para estudiar la carrera de medicina. Durante los años de alumno de la Facultad de Medicina (1893-1900) destacó por sus brillantes notas y por la obtención del algunos premios. Se doctoró en 1901 con una tesis sobre la influencia del tiroides en el crecimiento y desarrollo
Interno de las Clínicas de San Carlos, eligió para su internado la clínica médica, pero a requerimiento del profesor Alejandro San Martín pasó a ser interno de clínica quirúrgica, después ayudante del Museo Anatómico en 1902 y auxiliar de cirugía de la cátedra de San Martín. En 1905, previa oposición, consiguió la plaza de cirujano del Hospital General. Todos sus conocimientos teóricos y prácticos como médico y como cirujano se acrecentaron considerablemente durante su labor en el Hospital, simultaneada con la atención a una enorme clientela privada. Llegó a ser el cirujano de máximo prestigio de aquella época. En 1907 fue nombrado director del Instituto de Cáncer. Reorganizó dicho instituto y creó allí un departamento de cirugía experimental
Las principales contribuciones científicas de Goyanes se insertan dentro del terreno de la cirugía vascular. Siguiendo la orientación de su maestro San Martín, perfeccionó las anastomosis dobles arteriovenosas y fue uno de los primeros y conseguir grandes éxitos con las suturas arteriales término-terminales. Fue asimismo el introductor de la técnica de suturas perforantes y diseñó un método "ideal" para la operación de aneurisma arterial. Dicho procedimiento es conocido hoy en día por el método Goyanes-Lexer. También en la cirugía venosa realizó importantes contribuciones, como la puesta a punto de la técnica de la sutura lateral
Su familiaridad con la cirugía vascular y el hecho de haber podido demostrar que podían practicarse punciones arteriales, incluso por el procedimiento percutáneo, sin ninguna clase de complicaciones, le llevaron a plantearse la posibilidad de conseguir la administración de la anestesia por vía arterial. En 1907 empezó los experimentos en perros y en 1908 comunicó sus resultados, por lo que es considerado desde entonces como el verdadero descubridor de la anestesia arterial, que tantas aplicaciones tuvo al sustituir en determinados casos con ventaja a la anestesia raquídea y posibilitando la administración de fármacos destinados a un solo territorio del cuerpo humano
Goyanes se sintió, por otro lado, fuertemente atraído por la historia de la medicina y la cultivó de forma complementaria con cierta dignidad. Estudió la obra de Miguel Servet, la obra quirúrgica de Albucasis, los tipos psicosomáticos que se encuentran en el Quijote y la sátira contra los médicos y la medicina en los libros de Quevedo. Publicó también semblanzas de Alejando San Martín, Santiago Ramón y Cajal y un recuerdo del médico salmantino Agustín de Cañizo. El clima de Madrid se le hizo insoportable en los últimos años debido fundamentalmente a su úlcera gástrica, por lo que decidió retirarse a las Canarias, desde donde siguió publicando con asiduidad hasta el día de su muerte