Crítico y guionista cinematográfico español. Es uno de los referentes en el mundo académico de habla hispana en teoría de la imagen, y ha publicado textos pioneros en materias como el cine, la televisión y el cómic. Autor de cerca de una cincuentena de libros y de más de 200 artículos académicos, y colaborador en un centenar de obras colectivas más, su figura se caracteriza por una formación y trayectoria multidisciplinar, que abarca la historia, el derecho, las teorías de la comunicación, la estética, la etología y la filosofía. La imagen ha sido el eje central de sus estudios, tanto en lo referente a su historia, como a su función social, lenguaje y universo, siguiendo siempre de cerca la evolución de los lenguajes comunicativos y el papel de las nuevas tecnologías.
Román Gubern
Se licenció en Derecho y fue director del cine-club universitario de Barcelona durante dos años, 1955 y 1957. Colaboró en publicaciones como Cinema Universitario, Nuestro cine, Triunfo, Destino y otras. En 1964 dirigió y realizó el guión de su primera película, Brillante porvenir, en cuya dirección también colaboró Vicente Aranda, y como cineasta independiente realizó en 1969 Costa Brava. Escribió y colaboró en diversos guiones para TVE en Barcelona y participó en la elaboración de los guiones de Mañana será otro día (1967), España otra vez (1968) y Un invierno en Mallorca (1969), todas ellas de Jaime Camino
Durante la década de los setenta se dedicó a la actividad docente en Estados Unidos, primero entre 1971 y 1972 como investigador invitado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, y después como profesor en el Instituto Tecnológico de California (1975-77) y en la Universidad Suthern California (1977-78).
De aquella experiencia surgió su obra Mensajes icónicos en la cultura de masas (1974), que sentó las bases académicas de los estudiosos en lengua española en materia de comunicología, al tratar temas como los problemas semánticos de los mensajes icónicos y su relación con la cultura popular, así como la producción y el consumo de mensajes de la época. Importante resultó también su aportación, una de las pioneras, al estudio del melodrama como género cinematográfico y a la importancia del montaje en la narración y el lenguaje audiovisual.
En 1978 fue elegido vicepresidente de la Comisión directiva para la preparación de una historia colectiva del cine (STOM), auspiciada por la UNESCO y en la que contribuyó también la Federación Internacional de Archivos Cinematográficos
Tras su regreso a España, continuó su trabajo como guionista en Ensalada Baudelaire (1978), de Leopoldo Pomés; La campanada (1979), Dragón Rapide (1986) y El largo invierno del 39 (1991), estas tres últimas de Jaime Camino, y Espérame en el cielo (1991), de Antonio Mercero. En 1987 apareció otra de sus principales obras, La mirada opulenta. Exploración de la iconosfera contemporánea, en la que de manera enciclopédica analiza aspectos de la comunicación como la fotografía, la imagen virtual, la holografía, el cartel, la electrografía, los cómics, la fotonovela, el cine, la televisión y el vídeo.
Entre los años 1990 y 1991 fue delegado de TVE en la coproducción, junto a otras siete televisiones públicas del mundo, de la serie Colón y la era del Descubrimiento. Profesor de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma de Barcelona, fue desde mayo de 1982 catedrático de Teoría e Historia de la Imagen de esa Facultad. En dicho centro ocupó los cargos de vicedecano y de decano
Como historiador cinematográfico ha descubierto algunas cintas inéditas o desaparecidas, como son los casos de una de Luis Buñuel sobre la familia Dalí, realizada hacia 1930 y que recuperó en junio de 1989; o las dos películas de Benito Perojo El negro que tenía el alma blanca (1927) y La bodega (1929), interpretadas por Concha Piquer y que descubrió en los en los archivos franceses de Bois d´Arcy
En el ámbito del cine español, Gubern ha analizado también el papel del exilio, la censura y la República en el séptimo arte. Pese a su larga experiencia, Gubern destacó en sus memorias que “se empieza a ser sabio cuando uno comprende que, incluso en su especialidad, ignora mucho más de lo que sabe”. Su obra constituye una guía imprescindible para entender la historiografía del cine, el lenguaje del cómic y la evolución de la imagen contemporánea, junto con los cambios tecnológicos, y cómo todo ello ha influido en el individuo, la sociedad y la cultura de las últimas décadas.
Entre sus numerosas destacan, junto a las ya citadas, Historia del cine (1969), Godard polémico (1966), La novela criminal (1970), McCarthy contra Hollywood: la caza de brujas (1970), El lenguaje de los comics (1972), Homenaje a King-Kong (1974), Cine contemporáneo (1974), Cien años de cine (1976), Cine español en el exilio (1976), El cine sonoro en la II República (1977) y Un cine para el cadalso (1980)
(Barcelona, 1923 - Viladecans, 2001) Pintor español. Nacido en el seno de una familia modesta, se formó en la Llotja barcelonesa y en la Escuela de Bellas Artes. Finalizados sus estudios, compaginaría a lo largo de su vida su dedicación artística con la docencia en centros públicos y privados y otras actividades profesionales relacionadas con el dibujo.
En 1943 presentó su primera exposición individual en la Librería Mediterránea de Barcelona, a la que seguirían otras en el Ateneo Barcelonés y en la Academia de Bellas Artes de Sabadell. Participó además en las ediciones de 1942 y 1944 de la Exposición Nacional de Bellas Artes. En sus inicios se especializó en el dibujo de animales, y sus obras figuraron en exposiciones colectivas de animalistas celebradas en su ciudad natal (Galerías Layetanas, 1947; Sala Vinçon, 1949; Sala San Jorge, 1952).
Muelle de pescadores, de Jaume Gubianas
A partir de la década de los 50 amplió su temática, interesándose por la flora, los paisajes, las marinas, los retratos y los bodegones. Su inquietud le llevó a dominar prácticamente todas las técnicas, desde el aguafuerte al óleo, pasando por la acuarela, la témpera, la cera o el carbón. Mostró siempre una particular pasión por la pintura al natural y por reflejar en sus cuadros la incidencia de la luz.
Desde 1952 fue profesor de dibujo y realizaciones en el Ayuntamiento de Barcelona; en los 60 realizó nuevas exposiciones con pintores como Andrés Castaño y Jesús Murua. Cada vez más interesado en el arte ("no concibo la existencia sin la desazón y sufrimientos de la pintura", declararía en 1999), y menos en vender o en difundir su obra, apenas expuso en sus últimos años, pese a que su dedicación a la pintura era incesante
Su obra (que se encuentra en colecciones privadas de España, Francia, Alemania, Australia y Estados Unidos) se mantuvo siempre en los límites de la pintura figurativa, con influencias ocasionales del cubismo y también del fauvismo en el uso del color, siempre al servicio del lirismo que emana de sus paisajes y de la profundidad humana de sus retratos y figuras