Poeta español. Sólo se conocen de él un Decir sobre la muerte de don Álvaro de Luna, el Discurso sobre los doce estados del mundo, una continuación de las Coplas contra los pecados mortales, de Juan de Mena, y los Siete salmos penitenciales, su obra más importante. Es autor también de un diccionario de la rima: Gaya o Silva copiosísima de consonantes para alivio de trovadores
(Valladolid, 1893 - Málaga, 1984) Poeta español. Perteneciente a la Generación del 27, su lírica ofrece una visión positiva del mundo y es paradigma de la denominada "poesía pura".
En 1917 sucedió a Pedro Salinas como lector de español en la Sorbona, puesto en el que permaneció hasta 1923. Posteriormente fue catedrático de literatura en las universidades de Murcia y Sevilla, y entre 1929 y 1931 ejerció como lector en Oxford. Exiliado en Estados Unidos (1938), trabajó como profesor en el Wellesley College. Una vez jubilado residió en Italia antes de instalarse en Málaga tras la muerte de Franco.
En su poesía desaparece totalmente la ornamentación modernista para quedar únicamente la palabra depurada y ceñida al contenido con la máxima precisión. Esta búsqueda del rigor verbal hizo que tardase varios años en escribir su primer libro, Cántico, cuya primera edición, de 1928, fue ampliada sucesivamente hasta 1950.
El subtítulo de esta obra, Fe de vida, ofrece una idea exacta de su concepción poética, caracterizada por la actitud apasionada ante el maravilloso espectáculo de la existencia. El entusiasmo de Guillén se expresa de una manera estructurada y clasicista, rigurosa en la expresión intelectual, lo que ha llevado a relacionarlo con Paul Valéry a pesar de que su radical optimismo contrasta con el enfoque negativo del autor francés. La armonía del universo y la afirmación vital del hombre que lo contempla y celebra hasta en sus aspectos más vulgares es el principio esencial del poeta, que se muestra ajeno a toda imperfección.
Las fuerzas contrarias a esta plenitud, representadas por los conflictos políticos, comparecieron en una segunda etapa, constituida por las tres partes de Clamor, tituladas Maremagnum (1957), Que van a dar en la mar (1960) y A la altura de las circunstancias (1963). La conciencia de las realidades dolorosas implica un tono más grave y elegíaco, a la vez que las formas concisas de la primera época dejan paso a un discurso pausado en el que tienen cabida las construcciones largas y los poemas en prosa. A pesar de que el autor no renuncia a su emocionada postura inicial, la nostalgia del pasado, el paso del tiempo y la reflexión sobre la vejez contribuyen a que su voz se tiña de melancolía.
Por el contrario, Homenaje (1967) supone un retorno al enfoque de Cántico y recupera su impulso primordial de comunicación, con versos consagrados a la cultura, el amor y la amistad, aunque también al presentimiento de la muerte. Sus últimas obras fueron Y otros poemas (1973), con una parte dedicada a la tarea poética, y Final (1982), que según dijo el autor aclaraba o introducía variantes a sus creaciones anteriores. Premio Cervantes en 1976, desarrolló una sustanciosa labor crítica entre la que cabe destacar el libro Lenguaje y poesía (1962)