Médico patólogo cubano, célebre por su contribución a la medicina tropical, especialmente en la investigación de la fiebre amarilla. Era hijo de Eusebio Guiteras, escritor y traductor, y sobrino de Pedro José, un eminente pedagogo, autor de la Historia general de la Isla de Cuba. Estudió Medicina en la Universidad de La Habana, y en 1873 se trasladó a Estados Unidos para completar su formación en la Universidad de Pensilvania.
Tras desempeñar labores de investigación en el Hospital de Filadelfia, en 1879 ingresó como médico en la marina norteamericana, donde comenzó a interesarse por el estudio de la fiebre amarilla; en 1886 detectó la filaria Bancrofti en Estados Unidos y demostró la relación entre su endemicidad y su presencia entre la población infantil.
Entre 1884 y 1888 fue profesor de la Escuela de Medicina de Charleston, y desde 1889 hasta 1898 de la Universidad de Pensilvania. Al estallar ese año la Guerra hispano-norteamericana, viajó a Cuba con el ejército y entró a formar parte del equipo de investigación de la fiebre amarilla dirigido por William C. Gorgas, encargado de determinar su diagnóstico.
Después colaboró con el doctor Carlos Finlay y Barres -descubridor del mosquito Aedes como agente transmisor de la enfermedad-, y llegó a la misma conclusión que Finlay y la comisión Reed en cuanto al mecanismo de transmisión, e impulsó su extinción en Cuba.
Desde 1900 ocupó la cátedra de Patología y Enfermedades Tropicales de la Universidad de La Habana, y ese mismo año fundó la Revista de Medicina Tropical, una de las más prestigiosas en la materia. De 1902 a 1921 fue director del Departamento de Sanidad Pública, dirigió el Hospital Las Ánimas de La Habana y desarrolló nuevos métodos de estudio en la patología tropical.
Fue autor, entre otras obras, de Recent Discoveries on Malaria and the Mosquito (1900), Experimental Yellow Fever (1901), Chappa, Aceotapia mutilante (1904), Cartas sobre el cólera (1911), Selección de los trabajos del doctor Finley (1911) en inglés y castellano, e Insect Borne Diseases (1916).
(París, 1860-1925) Actor y director teatral francés. Considerado entre los mejores actores franceses de su tiempo, fue una de las figuras más bulliciosas de la escena gala, en la que introdujo a su hijo, el célebre actor y dramaturgo Sacha Guitry.
En 1876, con apenas dieciséis años de edad, se matriculó en el Conservatorio parisino para hacer su debut sobre las tablas dos años después, en una puesta en escena de La dama de las camelias. Dio inicio así a una brillante trayectoria profesional que, en pocos años, le condujo hasta el Teatro San Miguel de San Pertersburgo, en cuyo escenario pasó nueve años, aclamado ya como uno de los mejores de toda Europa. Tras estos éxitos, a su regreso a Francia fue nombrado director del parisino Teatro de la Porte de St. Martin, y poco después pasó a regir, también en la capital gala, el famoso teatro de la Comédie Française
Con la llegada del siglo XX entró en la plantilla fija de actores del Teatro de la Renaissance, cuya dirección también ocupó entre 1902 y 1909. Precisamente en este último año fallecieron los dos hermanos Coquelin, Benoît-Constant y Ernest, con lo que Lucien Guitry fue aupado en el sentir de críticos y espectadores al puesto cimero de la escena gala, lugar que ya no habría de abandonar hasta la fecha de su muerte. De forma unánime se alabó su exquisita naturalidad, plasmada en unas representaciones que, por su moderación en el gesto, se adelantaban en muchos años a las pautas habituales en la época
Al frente del mencionado Teatro de la Renaissance, el director parisino cosechó grandes aplausos por los montajes de algunas de las principales obras de Anatole France y Émile Zola; además, se encargó de la puesta en escena de varias de las piezas teatrales escritas por su hijo Sacha