Escritor y diplomático boliviano. Secretario de Legación en Estados Unidos, ministro en Chile, Ecuador, Colombia, Venezuela y Gran Bretaña (1925), fue senador y ministro de Relaciones Exteriores (1918) en su país; pero la mayor parte de su vida transcurrió fuera de su patria. Hombre de mundo y con agudo espíritu crítico, es más bien un ensayista que un historiador, dotado de una sinceridad muchas veces hiriente y de una objetividad sin gran amplitud. Su obra más importante es un ensayo histórico-critico que titula El Melgarejismo antes y después de Melgarejo (1916). Muchas de las observaciones críticas de sus libros se refieren a los países donde prestó sus servicios diplomáticos y en ocasiones su mordacidad molestó a las personas aludidas: Apuntes sobre los Estados Unidos (1904), Paradojas (1908), Las capitales de la Gran Colombia y La muerte de Abel (1915), Hombres y cosas de ayer (1918), Hombres representativos, Problemas políticos de América del Sur y Los derechos privados ante los cambios de soberanía. Se formó como historiador en la escuela de René Moreno. La seriedad de Alberto Gutiérrez como historiador sirve de base documental a tan sugestivo observador y ensayista, cuya lectura es casi siempre amena y en todo caso interesante
(Orihuela, 1951) Sindicalista español, secretario general de Comisiones Obreras de 1987 a 2000. Estudió como becario en el colegio Santo Domingo, en su ciudad natal. Cuando contaba sólo doce años era repartidor de harina en las huertas de Orihuela. A continuación trabajó en una ebanistería, lo despidieron y se dedicó al estraperlo. Terminó el preuniversitario en su ciudad natal mientras realizaba distintos trabajos. En 1967 se trasladó a Madrid en busca de trabajo. Tras una breve estancia en la capital española, se marchó a Valencia donde comenzó a estudiar Ciencias Físicas en la Universidad de esa ciudad.
En 1971, al cursarse una orden de búsqueda y captura contra él por asociación ilícita, se refugió en Valladolid, donde vivió clandestinamente. Tras ser descubierto por la Guardia Civil, fue enviado a Melilla para cumplir el Servicio Militar en un batallón de regulares. Una vez terminado, regresó nuevamente a Valladolid, donde trabajó en distintas empresas, entre ellas, Agromán, Maggi y Michelín. De la segunda fue despedido con motivo de una huelga y de Michelín por exigir que se cumpliera la ordenanza laboral.
A finales de 1966 se afilió al Partido Comunista de España (PCE) y en las elecciones generales de 1977 formó parte de la lista de este partido, como suplente por Valladolid. Ese mismo año fue detenido por una pintada. Aunque sus actividades políticas se iniciaron en el Partido Comunista, posteriormente se centró en el sindicalismo, dentro de Comisiones Obreras (CC.OO.). En julio de 1976, en la Asamblea de Barcelona, fue elegido para el Secretariado Permanente del Sindicato. En junio de 1978, en el I Congreso Confederal de CC.OO, fue elegido secretario confederal de Información y Publicaciones. A finales de ese año fue liberado del trabajo para dedicarse plenamente a su labor sindicalista.
En julio de 1987 fue propuesto por Marcelino Camacho como su posible sucesor, y en noviembre de ese mismo año fue elegido, por el IV Congreso Confederal de Comisiones Obreras, secretario general del sindicato, reemplazando a Camacho, que abandonó voluntariamente el cargo, aunque permaneció como presidente honorífico. Desde que llegó a la Secretaría General siempre había tratado de acercar las posiciones de CC.OO. y UGT, los dos sindicatos mayoritarios de España. El primer paso fue la huelga general del 14 de diciembre de 1988 contra la política económica del gobierno, promovida conjuntamente por ambas centrales sindicales.
En abril de 1989 dio un paso más al firmar con Nicolás Redondo, secretario general de UGT en aquel momento, un acuerdo que hacía realidad la unidad de acción prolongada de ambos sindicatos. En virtud de ese acuerdo se creó una comisión intersindical para resolver los problemas internos o externos entre los dos sindicatos y que pudiesen poner en peligro la unidad de acción.
Poco después elaboraron la llamada Plataforma Sindical Prioritaria (PSP), con la que pretendían exigir el giro social en España mediante aportaciones en temas de empleo, fiscalidad, vivienda o pensiones. La unidad de acción se resquebrajó a mediados de 1990 cuando, ante las elecciones sindicales, CC.OO. presentó una serie de preavisos contra UGT con la intención de asegurar la legalidad en los comicios. A raíz de esto, Nicolás Redondo no ocultó su enfado y se distanció de CC.OO., poniendo en peligro la unidad de acción.
En el V Congreso Confederal de CC.OO., celebrado del 4 al 7 de diciembre de 1991, fue reelegido al obtener el 81 % de los votos, hecho que volvió a repetirse en el VI Congreso Confederal, el 23 de enero de 1996. En dicho acto, Gutiérrez anunció su intención de que no repetir mandato al frente de la central sindical. En el VII Congreso Confederal del sindicato, el 15 de abril de 2000, José María Fidalgo fue elegido secretario general de CC.OO. en sustitución de Antonio Gutiérrez