Narrador y diplomático venezolano. A los diecisiete años inició su actividad literaria colaborando con los semanarios humorísticos Fantoches y Caricaturas, al tiempo que comenzaba sus estudios de Derecho en la Universidad Central de Venezuela. En 1928 fue vicepresidente del Centro de Estudiantes de Derecho, desde donde participó en los sucesos de la denominada Semana del Estudiante de febrero de 1928 y se involucró en el alzamiento del cuartel de San Carlos del 7 de abril de ese año. Por estos hechos fue encarcelado en el castillo de Puerto Cabello en el mes de octubre y condenado a trabajos forzados por el Gobierno de Juan Vicente Gómez.
Exiliado en España, obtuvo en 1933 la licenciatura en Derecho por la Universidad de Barcelona y el grado de Doctor en Derecho por la Universidad de Madrid en 1935. Al año siguiente regresó a Venezuela y allí fundó, junto con Carlos Eduardo Frías, Luis Álvarez Marcano y Juan de Guruceaga, el diario Ahora. En 1937 ingresó en el servicio diplomático y fue nombrado Primer Secretario de la Legación de Venezuela en Quito. Entre 1946 y 1948 ocupó el cargo de Cónsul en Perú y en 1949 fue nombrado Jefe de Sección en la Dirección de Organismos y Conferencias Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores. Al año siguiente fue nombrado Director de Información Exterior
Volcado desde su juventud al cultivo de la creación literaria, formó parte de una de las generaciones literarias más brillantes de la historia de las Letras venezolanas, la constituida durante la década de los años treinta por algunos autores de la talla de los antes citados Carlos Eduardo Frías (que escribió una obra en colaboración con Nelson Himiob), Juan Oropesa, Pío Tamayo, Miguel Otero Silva, Antonia Palacios, José Antonio Ramos Sucre y Arturo Uslar Pietri. El origen de este grupo literario puede cifrarse en la aparición de la revista Válvula (1928), que, aunque sólo pudo lanzar a la calle un número, congregó a su alrededor a un puñado de jóvenes escritores deslumbrados por las nuevas tendencias vanguardistas procedentes de Europa. Por esta vía penetró el surrealismo en la literatura venezolana contemporánea.
Entre estos jóvenes autores venezolanos, Nelson Himiob fue tal vez el que menos se dejó influir por las estéticas vanguardistas, ya que su obra narrativa fue tributaria en todo momento del legado transmitido por modernistas y realistas. Ello quedó bien patente en su espléndida colección de relatos agrupados bajo el título de Giros de mi hélice (1930), así como en un par de novelas en las que el escritor de La Guaira plasmó las penalidades de los estudiantes condenados a trabajos forzados en 1928 por el gobierno autoritario de Juan Vicente Gómez. Estas narraciones llevan los títulos de Álvaro Guaica (1938) y La carretera (1940). Entre el resto de su obra narrativa, sobresale también una magnífica recopilación de relatos publicada bajo el título de La gata, el espejo y yo (1952)
Dirigente de la Alemania nazi (Múnich, 1900 - Luneburgo, Hannover, 1945). Era ingeniero agrónomo de profesión y un ultranacionalista alemán por influencia paterna. Acabada la Primera Guerra Mundial (1914-18), en la que se alistó como soldado, militó en movimientos nacionalistas, antes de unirse a Hitler durante el fallido golpe de Estado que éste protagonizó en Múnich (1923).
Heinrich Himmler y Adolf Hitler
En 1929 Hitler le puso al frente de su guardia personal, la SS (unos 280 hombres). Himmler hizo de ese grupo armado la base de su poder, dotándole de un servicio de información propio extremadamente útil en la lucha política (1931) y ampliándolo hasta contar unos 52.000 hombres en vísperas de la conquista del poder.
Tras el acceso de Adolf Hitler al gobierno (1933), Himmler fue nombrado jefe de la policía política (Gestapo); en alianza con Goering eliminó en aquel mismo año a Röhm, jefe de la organización paramilitar rival de la SS dentro del nazismo (las Secciones de Asalto o SA), durante la «Noche de los Cuchillos Largos».
Aquel golpe fortaleció su poder, permitiéndole convertir a la SS en el cuerpo de elite del Reich, al tiempo que le otorgaba el control sobre los campos de concentración y el conjunto de la policía alemana (1936). Le correspondió, por tanto, la máxima responsabilidad en la sangrienta persecución de disidentes y opositores que realizaron los nazis, así como en la persecución contra los judíos.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-45) terminó de completarse su poder, al ser nombrado Comisario del Reich para la Defensa y Reforzamiento de la Raza Alemana: se ocupó desde entonces de la implantación de poblaciones «arias» en los territorios conquistados en Europa oriental, así como de la campaña de exterminio de los judíos de los países controlados por el ejército alemán. La extraordinaria crueldad con que la SS dirigió el asesinato de millones de judíos europeos respondió a órdenes personales de Himmler, metódicamente interesado en los detalles técnicos de la operación.
Desde que el curso de la guerra se volvió en contra de Alemania, Himmler, nombrado ministro del Interior en 1943, inició contactos con el enemigo para salvar su vida. En 1944 se le dio mando militar en el frente de Rusia, que le fue retirado enseguida por demostrada incompetencia. Enterado Hitler de su traición en los últimos momentos de la guerra, le expulsó del Partido Nazi; trató de escapar disfrazado, pero, tras ser detenido por el ejército británico, se suicidó