Poeta español. Su obra, a la vez intimista y testimonial, es apreciada como uno de los valores más consolidados de la poesía española de posguerra. Cuando aún era muy joven, su familia se trasladó a Santander. Sus versos de juventud aparecieron en diversos medios afines al frente republicano. Acabada la contienda civil sufrió cuatro años de cárcel que marcaron su trayectoria vital y tuvieron fiel reflejo en su producción poética.
En 1942 formó parte del grupo fundador de la revista Proel y en 1947 publicó sus dos primeros libros: Tierra sin nosotros, en el cual describe mediante metáforas otoñales el panorama de un país en ruinas, y Alegría, contrapartida del anterior porque a través de una exaltación vitalista proclama la necesidad de la esperanza, sin abandonar totalmente un cierto tono pesimista y amargo.
Esta visión se convirtió en escepticismo y padecimiento existencial en sus siguientes obras, Con las piedras, con el viento (1950) y Quinta del 42 (1952). La década del cincuenta la consagró a escribir composiciones de mayor calado social, si bien, a diferencia de sus coetáneos, nunca dejó de preocuparse por las cuestiones formales, como puede observarse en Cuanto sé de mí (1957).
En el prólogo a la antología completa de sus poemas, publicada bajo el título Cuanto sé de mí, 1974, el autor distinguió entre dos tipos de composiciones: las "crónicas", que tratan el tema poético de modo directo y narrativo pero con un ritmo y una emoción velados, y las llamadas "alucinaciones", de tono más hermético, en las que se funden el recuerdo y la imaginación, a veces con elementos surrealistas. Entre los dos extremos, el del intimismo y el de la voluntad testimonial, se desarrolla en su poesía una tensión dramática que se manifiesta también en la relación entre tales extremos, si bien las vicisitudes personales se transforman casi siempre en colectivas, dado que el poeta, como hombre sujeto a la temporalidad, comparte con los demás una serie de problemas y, más aún, una época particularmente difícil.
En consecuencia la poesía, ya sea desde el punto de vista personal, ya colectivo, debe constituirse en el instrumento clarificador del mundo. En este sentido, el tiempo se impone como una constante de la poesía de José Hierro: a través de la memoria, el poeta recupera, en su esencia, tópicos como el de la juventud, la amistad, la tierra de Santander, el mar o la naturaleza. La euforia y la dulzura del recuerdo permiten, al superar la frustración del presente, la apertura a la gran pasión por la vida que recorre su obra, en la que participan también la realidad inmediata y el análisis introspectivo.
En cuanto a la forma, Hierro es un poeta que prefiere la expresión austera y simple, que no suele recurrir a metáforas ni utilizar un léxico complejo; en realidad, no cree tanto en la belleza de las palabras como en su "oportunidad", es decir, en su adecuación al entorno poético. Prefiere pues, el uso de vocablos sencillos, incluso cotidianos, pero reforzados en su significado por el contexto poético. En lo que se refiere a la métrica, muestra una gran variedad en un abanico que se abre a diferentes modelos de estrofas, incluido el verso libre.
Sus inquietudes estéticas se manifestaron y culminaron en Libro de las alucinaciones (1964), donde la adjetivación cromática, los elementos mágicos y el cuidado por la imagen tienden a apresar "lo imposible", según afirmación del autor, y rompen definitivamente con las categorías espaciales y temporales para desentrañar los elementos más ocultos del poema. Tras un dilatado silencio publicó Agenda (1991) y Cuaderno de Nueva York (1998), poemario de signo narrativo repleto de ternura y tensión lírica. Vio reconocida su labor con importantes premios como el Príncipe de Asturias (1981) y el Cervantes (1998)
(Texas, 1921-Locarno, Suiza, 1995) Novelista estadounidense. A los seis años de edad se trasladó con sus padres a Nueva York, y a los dieciséis empezó a escribir profesionalmente, actividad que compaginó siempre con su afición por la pintura y, sobre todo, la escultura. A partir de 1963 residió en Europa. Sus novelas, que se inscriben dentro del género negro y policíaco, están dotadas de un fuerte contenido psicológico y repletas de personajes complejos y tortuosos, en especial Ripley, cuya personalidad maleable y cínica sirve de hilo conductor de muchas de sus novelas, varias de las cuales han sido llevadas al cine, como Extraños en un tren (1950), El talento de Ripley (1955) y El juego de Ripley (1974)