Rey de la taifa de Málaga. Su corto reinado se desarrolló en paz gracias al apoyo de los elementos eslavos y beréberes de su corte que lo elevaron y al apoyo de las taifas que adoptaron la causa hammudí frente a la andalusí
Perteneciente a la facción de los hammudíes, de origen beréber y con ascendencia árabe, Idris fue hijo de Alí ibn Hammud y de Labbuna, una hija de Muhammad al-Arizal y hermano de Yahya ibn Alí, que había sido califa de Córdoba entre 1021 y 1023 y después se estableció de forma independiente en el territorio de Málaga. Tuvo también Idris una hermana, cuyo nombre no han recogido las crónicas, y que casó con Muhammad, hijo del también califa hammudí al-Qasim
Durante el califato de Alí ibn Hammud, Idris se encargó del gobierno de Málaga, que era la cabeza de puente que habían establecido los hammudíes en España; su hermano Yahya ejercía el gobierno de Ceuta, que anteriormente había desempeñado su padre. En 1018 Idris se convirtió en hombre de confianza de su hermano, cuando al-Qasim ibn Hammud, tío de ambos, sin respetar el testamento político de Alí ibn Hammud, que había nombrado heredero del califato a Yahya, se hizo proclamar califa en Córdoba.
Aquel año Idris fue enviado por Yahya a Marruecos, mientras que él mismo afianzaba su dominio sobre Málaga, esperando la ocasión de derrocar a al-Qasim y dar así cumplimiento al testamento de Alí ibn Hammud. En 1021 Yahya accedió al trono califal y nombró a Idris su heredero, aunque más adelante cambió su decisión y nombró heredero a su hijo Hassan
A la muerte de Yahya (1035) sus hijos eran muy jóvenes y el eslavo Abu-l-Fawz-Nachá y el beréber Abu Chafar Ahmed ibn Abi Musa ibn Baqanna, clientes de los hammudíes y que habían desempeñado cargos de gobierno con Yahya, ofrecieron a Idris el trono de Málaga, que tras la descomposición del califato (1031) se había declarado independiente y cuyos gobernantes, desde Yahya, se habían titulado califas. Idris, que se encontraba en Marruecos, recibió noticia de su elección y viajó a Málaga, donde en noviembre de 1035 fue proclamado califa a condición de que nombrase heredero a su sobrino Hassan y le entregara el gobierno de las plazas africanas.
Posteriormente recibió el juramento de fidelidad del pueblo de Málaga y las comarcas vecinas y el reconocimiento por parte de las taifas de Granada y Almería. Idris adoptó el título de al-Mutayyad bi-Llah y desde al menos 1037 emitió moneda desde Málaga con su nombre. En 1036 mandó estrangular a su tío al-Qasim, que había sido capturado a principios de 1024 por Yahya y encerrado en el alcázar de Málaga; después ordenó entregar el cadáver a sus hijos, sus propios primos Muhammad y Hasan, que a la sazón vivían en Algeciras
Idris nombró su ministro y mentor a Ibn Baqanna, que además desempeñó el cargo de jefe de su secretaría cancilleresca y designó a Nachá como consejero y vigilante del príncipe Hassan, a quien nombró gobernador de Ceuta. A finales de 1039 Idris se vio obligado a intervenir en la lucha que sostenían las taifas de Granada, Almería y Carmona contra Abul Qasim Muhammad de Sevilla. En septiembre de aquel año envió un ejército bajo el mando de Ibn Baqanna para socorrer a Muhammad I de Carmona, que había sido atacado por el régulo sevillano. Tras la victoria de los aliados en Écija, el 5 de octubre de 1039, Idris cayó gravemente enfermo y fue trasladado de Málaga a Bobastro, donde murió poco después victima de la enfermedad que lo aquejaba
Según las crónicas Idris fue un buen gobernante y se distinguió por su generosidad y su talento, que posibilitaron un reinado en paz durante sus cuatro años de califato. Como venía sucediendo con las anteriores sucesiones de los monarcas hammudíes, su testamento político fue ignorado -recordemos que había nombrado heredero a su sobrino Hassan- y el mismo día de su muerte fue proclamado califa en Málaga su hijo Yahya. Idris tuvo además otros hijos, entre los cuales los historiadores citan a Alí, el primogénito que murió antes que su padre, Muham mad y Hassan
(Volúbilis, Marruecos, 792 - Fez, 828) Emir de Marruecos (792-828), hijo póstumo de Idris I y de una concubina beréber. Está considerado como el auténtico fundador de la dinastía idrisí. Trasladó definitivamente la capital a Fez, única ciudad digna de ese nombre en un país por entero beréber, la cual pronto se transformó en el foco irradiador de la cultura islámica en el Magreb más occidental, en la capital cultural de las dinastías siguientes que rigieron el país y en el verdadero núcleo de la entidad nacional marroquí
Cuanto todavía era un niño, Idris II demostró poseer grandes aptitudes en el manejo de las armas y en las enseñanzas del Corán, por lo que cuando tan sólo contaba doce años de edad, coincidiendo con la muerte del regente Rasid, le fue jurada fidelidad en la mezquita de Volúbilis por todas las tribus beréberes. Su primera gran actuación como emir fue reprimir una conspiración fomentada por Ibrahim Ibn al-Aglab para arrebatarle todo el reino.
Poseedor de unas excelentes dotes para el gobierno, Idris II supo rodearse de adecuados consejeros y generales capaces con los que guerreó con éxito contra las pocas tribus paganas que todavía pervivían en el Alto Atlas y contra los peligrosos aglabíes asentados en el actual Túnez, sostenidos éstos por el califa abasí de Bagdad, a los que logró arrebatar importantes territorios.
Necesitado como estaba de población, en el año 807 trasladó la corte a la ciudad de Fez, donde construyó una nueva ciudad junto a la que había fundado su padre, al otro lado del río Fez. Allí levantó un palacio, un mercado y una mezquita aljama, a la que llamó Fez el-Bali (´Fez la Antigua´).
Idris II acogió a varios centenares de árabes llegados de Marruecos central y de España, y apartó a la población beréber de la ciudad. El barrio de los andalusíes (el-Adua), fue fundado por los musulmanes expulsados del emirato omeya de al-Andalus en el año 818. Cerca de 1.400 familias andalusíes llegadas de Córdoba se instalaron allí. Siete años más tarde, expulsadas de Qairaouan (actual Túnez), trescientas familias de artesanos y ricos comerciantes instruidos y habituados a la vida urbana se establecieron al oeste del río, en el barrio de los qairaouanes
Antes de morir en Fez y ser sucedido por su hijo Muhammad, Idris II completó toda su labor expansionista y política al lograr expulsar del reino a los miembros de la secta jariyí que todavía seguían en Marruecos. Tras su desaparición, la dinastía decayó rápidamente. Los omeyas de al-Andalus y los fatimíes de Ifriqiyya coadyuvaron con sus enfrentamientos militares en el Magreb a la desaparición de los idrisíes en el año 985