Cuarto emir hafsí de Túnez , hijo del fundador de la dinastía y primer emir hafsí de Túnez, Yahya I (1229-1249). Sucedió a su sobrino Yahya II (1277-1279) después de que se declarase en rebelión contra él y lo mandara matar, gracias a la alianza que estableció con los nazaríes de Granada, los abd al-wadíes de Tlemcen y con el monarca aragonés Pedro III (1276-1285), quien albergaba la esperanza de enfeudar al estado hafsí para satisfacer sus ambiciones mediterráneas y sus pretensiones territoriales sobre la Sicilia angevina
La alianza militar entre los tunecinos y los aragoneses no tardó mucho tiempo en romperse por cuestiones territoriales y desconfianzas mutuas entre ambos soberanos. En el mes de junio del año 1282, Pedro III de Aragón apoyó militarmente la rebelión del gobernador de Constantina, quien se proclamó emir independiente de Túnez.
Este apoyo tampoco resultó positivo para el monarca aragonés, por lo que decidió aprovechar las dificultades que por aquel entonces estaban pasando los angevinos para hacerse con el control total de la isla y olvidarse de sus pretensiones territoriales tunecinas. Esto permitió a Ibrahim I poner orden interno en su reino y reprimir del todo las distintas sublevaciones que surgieron
Ibrahim I mantuvo buenas relaciones con las principales potencias comerciales de Italia y entabló una alianza duradera con la dinastía de los abd al-wadíes por medio del casamiento de una de sus hijas con el príncipe heredero de Tlemcen. Sin embargo, tuvo que huir precipitadamente a Bujía cuando un aventurero de nombre Ibn Ami Umara, que pretendía ser hijo del antiguo emir Yahya II (1277-1279), se apoderó de todo el sur del país y se proclamó califa en el año 1283.
Al mostrarse incapaz de expulsar al advenedizo, Ibrahim I fue obligado por los notables del reino a abdicar en favor de su hijo Abd al-Aziz I Abu Faris (1283). Ese mismo año, ambos fueron ejecutados por Ibn Ami Umara, quien subió al trono hafsí con el nombre de Ahmad Ibn Marzuq (1283-1284).
(?-Qayrawan, 812) Fundador de la dinastía aglabí y gobernador de la provincia de Ifriqiyya (actuales Túnez y Argelia) entre los años 800 y 812. Hijo de al-Aglab Ibn Salim, un oficial del ejército abasí del califa Harum al-Rashid y gobernador de Ifriqiyya, en el año 797 obtuvo el gobierno de la región magrebí de Zab.
A raíz de la victoria sobre un jefe árabe rebelde al poder del califa de Bagdad, Harum al-Rashid le recompensó en el año 800 con el gobierno hereditario de Ifriqiyya a cambio del pago de un tributo anual y de someterse religiosamente a la autoridad de éste.
Ibrahim Ibn al-Aglab aprovechó la condición de semiautonomía de su gobierno y la distancia geográfica que le separaba de Bagdad para atraerse a numerosos partidarios y extender en todas las direcciones su territorio. Así, cuando en el año 809 falleció Harum al-Rashid, Ibrahim Ibn al-Aglab se apresuró a autoproclamarse emir independiente, con lo que dio comienzo a la dinastía aglabita.
Ibrahim Ibn al-Aglab estableció su capital en Qairaouan, renovó su adhesión a la ortodoxia sunní, esto es, siguió considerando al califa de Bagdad como su líder religioso, que no político, y restableció la paz en las fronteras tras someter a las belicosas tribus beréberes que todavía no le habían jurado fidelidad. A su muerte, fue sucedido por su hijo Abd Allah Ibn Ibrahim