Cantante y bailaora española, hija de la también afamada cantaora y bailaora Rosario Monje, La Mejorana.
Comenzó su carrera a los diez años, y a los doce ya era conocida como Pastora Monje; luego se hizo llamar Pastora Rojas, y como tal actuó en el Salón Japonés de Madrid cuando contaba trece años, formando dúo con Margarita la Roteña bajo el nombre de Hermanas Imperio.
Debutó en solitario en 1905 y pronto se la incluyó entre las estrellas del género de la zarzuela, junto a La Fornarina, La Bella Chelito y Amalia Molina. Entre 1912 y 1926 actuó intermitentemente en el Teatro Romea, el Teatro Maravillas, el Madrid Cinema y el Teatro La Latina, todos ellos ubicados en Madrid. Después se embarcó en sucesivas giras por España que la llevaron sobre todo a Sevilla (Salón Imperial) y Barcelona (Eldorado, la Rosaleda y el Circo Barcelonés)
Ya como Pastora Imperio, nombre artístico cuyo origen se encuentra en una frase de Jacinto Benavente ("esta Pastora vale un imperio"), contactó con Manuel de Falla; el resultado de este contacto fue la génesis de El amor brujo, que Falla compuso pensando en ella y que se estrenó en el Teatro Lara de Madrid en abril de 1915
Tras una breve retirada entre 1928 y 1934, reapareció en este último año en el Coliseum de Madrid interpretando el pasodoble autobiográfico Retrato lírico, escrito por Álvaro Retana y José Casanova para esa ocasión. Ese mismo año se estrenó también una nueva versión de El amor brujo en el Teatro Español, en la que también participaron La Argentina, Vicente Escudero y Miguel de Molina. Otras creaciones célebres que Pastora Imperio interpretó en aquellos años fueron La nieta de Carmen, El color de mis ojos y el pasodoble ¡Viva Madrid!Quizas tambien te interece: Inca Roca
(?-?, h. 1246) Soberano inca. Sucedió a su padre Cápac Yupanqui y mantuvo su misma política expansionista. Durante su reinado, el dominio de los incas se extendió más allá del valle de Cuzco. Logró reafirmar su posición entre las diferentes tribus confederadas, lo cual comportó una importante concentración de poder en sus manos, que le permitió emprender una serie de reformas internas a nivel tanto político como religioso. La expansión territorial comportó numerosas dificultades, ya que el poderío de los incas aún no se había desarrollado hasta los extremos que alcanzó en los siglos venideros. Así, Inca Roca se vio obligado a establecer acuerdos con otros pueblos, como los ayarmaka, a los que tuvo incluso que dejar a su hijo Yahuar Huacac en custodia, a causa de un conflicto matrimonial. A su muerte dejó el trono a Yahuar Huacac, quien se convirtió en el séptimo emperador inca