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Biografía de Francisco Isnardi

Turín, 1750 - Cádiz, 1814

Patriota venezolano de origen italiano. Venezolano de adopción, en 1811 ejerció como Secretario del Congreso Constituyente de la Primera República de Venezuela, puesto desde el que se encargó de la redacción del Acta de la Independencia de dicho país

Siendo todavía muy joven abandonó su Italia natal para establecerse en Holanda. Desde allí pasó a la Guayana Francesa como secretario de la Compañía de las Indias Occidentales. Posteriormente se estableció en Trinidad para dedicarse al comercio de forma privada. En 1795 obtuvo la carta de naturalización como ciudadano de Trinidad, cuando la isla formaba todavía parte de la Corona de España.

Sus negocios y su curiosidad científica le llevaron a recorrer las costas continentales que se extendían frente a la isla. Fascinado por la riqueza natural de estas tierras, Isnardi decidió trasladarse a Güiria para levantar una explotación algodonera. Sus conocimientos de agronomía le permitieron desarrollar eficazmente el cultivo del algodón en esa región y comercializó su producción en Trinidad y otros dominios de la Corona española

Isnardi poseía amplios conocimientos en física, astronomía y medicina. Ello llevó a Vicente de Emparán, gobernador del golfo de Cumaná, a encargarle la confección de un mapa de la costa de dicho golfo. Sin embargo, los trabajos que realizó con este fin y su fama como físico, despertaron las sospechas de las autoridades españolas, que le acusaron de trabajar al servicio del gobierno británico, sacando planos de la región costera, cuando ya Trinidad había caído bajo dominio inglés. Al parecer, estos cargos carecían por completo de fundamento.

En 1801 fue detenido y encerrado en el cuartel de San Carlos (Caracas). Se decretó la confiscación de todos sus bienes y el propio Isnardi fue enviado a España para ser juzgado por un tribunal real. Tras celebrarse la vista, el 6 de junio de 1803 el rey Carlos IV le declaró libre y decretó que le fueran restituidos sus bienes, a condición de que no regresara ni a Güiria ni a cualquier otro territorio americano de la Corona española. Sin embargo, Isnardi retornó a América. Hacia 1806 se estableció en la isla Margarita, adonde había llegado procedente de la Martinica, según la narración coetánea del viajero francés J. J. Dauxion Lavaysse

En Margarita, Isnardi ejerció la medicina y trabajó como preceptor de latín de jóvenes criollos destinados a la carrera eclesiástica. Hacia 1809 se estableció en Caracas, donde trabó amistad con el escritor y jurista Andrés Bello. Junto a éste, fundó la revista cultural El Lucero, de la que sólo llegó a publicarse el primer número. En 1810 trabajaba como cirujano del cuerpo de artillería, al tiempo que se encargaba de la redacción de la Gaceta de Caracas, también junto a Andrés Bello.

Poco antes del estallido de la revolución independentista (19 de abril de 1810), Isnardi fue acusado por las autoridades coloniales de publicar panfletos sediciosos. En efecto, se unió desde sus mismos comienzos al movimiento patriota. Desde fines de ese año colaboró estrechamente con el dirigente independentista Francisco de Miranda, quien había regresado poco antes a Venezuela. De enero a marzo de 1811 publicó tres números de la revista de contenido político y cultural Mercurio Venezolano

A los pocos días de inaugurarse el Congreso Constituyente venezolano (marzo de 1811), Isnardi fue designado su Secretario, a pesar de carecer del acta de diputado. Entre el 4 de julio y el 18 de noviembre de ese año se encargó asimismo de la redacción del semanario patriota El Publicista de Venezuela, con la misión de dar a conocer las deliberaciones de la cámara constituyente. En esta misma época colaboró en la redacción de la Gaceta de Caracas.

El 5 de julio, el Congreso le encomendó la elaboración del Acta de la Independencia, tarea en la que colaboró con el diputado Juan Germán Roscio. Como secretario de la asamblea, Isnardi rubricó en diciembre de ese año la Constitución Federal de la Primera República. Al caer ésta a mediados del año siguiente, fue detenido por los realistas y encerrado en la fortaleza de La Guaira. De allí fue trasladado a España por orden del capitán Domingo de Monteverde, quien le calificó de "monstruo". Junto a él viajaron otros siete revolucionarios, entre ellos José Cortés de Madariaga y Roscio.

A su llegada a la Península Ibérica, Isnardi y sus compañeros fueron encerrados en el penal de Cádiz y posteriormente trasladados al de Ceuta, en la costa norteafricana. Allí permaneció Isnardi hasta principios de 1820, cuando se decretó su puesta en libertad tras el triunfo de la revolución liberal encabezada por el general Riego. Tenía entonces setenta años. Ésta es la última noticia que se tiene de sus andanzas, de lo que se deduce que debió de morir poco después.

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(436-338 a.J.C.) Orador ateniense, oriundo del demo ático de Erquia, donde su padre poseía un taller para fabricar flautas. Gracias a la buena situación económica de su familia, Isócrates pudo disfrutar de una excelente educación. Durante su estancia en Tesalia, Isócrates tuvo por maestro a Gorgias, cuya doctrina logró cautivarle.

Cuando la fortuna de su padre comenzó a flaquear a causa de los sucesivos conflictos bélicos, Isócrates tuvo que ganarse la vida como logógrafo, es decir, escribiendo discursos judiciales para otros, algo que él negó mucho más tarde (en este aspecto existe una fuerte polémica entre las diferentes fuentes que informan sobre la vida de este maestro de retórica).


Isócrates

Pero escribir discursos judiciales para otros no era el mejor medio para ganar renombre como orador, algo que quedaba para los grandes discursos políticos. Sin embargo, a Isócrates le faltaba para ello voz y atrevimiento; por eso, su vocación y su excelente conocimiento de la retórica le llevaron a desarrollar un nuevo concepto de este arte, pues llegó al convencimiento de que por medio del texto escrito, destinado a la lectura o a la recitación, era posible influir sobre las opiniones del público.

Por ello, creó su propia escuela en la que impuso un sistema de educación global a sus alumnos por medio del cual podían convertirse en hombres de éxito al dominar todos los resortes necesarios para obtener el triunfo dentro de su propia casa y en el Estado. En su escuela, el estudio y dominio de la retórica tenían así un papel destacado (con ello, no hacía más que seguir las bases educativas de los sofistas).

Isócrates fundó su escuela en Atenas en torno al año 390 a.C. y ejerció allí una notable influencia a través de sus doctrinas y de sus discípulos. Su enseñanza fue la clave para una importante renovación de la lengua escrita y hablada. Pupilos suyos fueron los historiadores Éforo y Teopompo, el atidógrafo Androción y los oradores Hipérides e Iseo. En cuanto a su pensamiento político, desgranado a lo largo de sus discursos, fue precursor del helenismo. Se conservan 21 discursos suyos (Panegírico de Atenas, 380 a.J.C.; A Filipo, 346 a.J.C.; Panatenaico, 339 a.J.C.) y nueve cartas

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