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Biografía de Ismail Kadaré

Gjirokastër, 1936

Novelista, poeta y ensayista albanés, conocido por su amplia obra narrativa, traducido a más de cuarenta lenguas y considerado un clásico del siglo XX. Hijo de modestos comerciantes del sur de Albania, demostró una precoz inclinación por la literatura y publicó su primer libro de poemas, Líricas (1953), siendo estudiante de secundaria. Estudió filología en la Universidad de Tirana y asistió al Instituto Gorki de Moscú, fruto de cuya experiencia sería la novela El ocaso de los dioses de la estepa (1978).


Ismail Kadaré

Regresó a Tirana en 1960 y desde entonces se dedicó por entero a la literatura. Considerado muy pronto uno de los principales intelectuales albaneses, experimentó bajo el régimen comunista grandes dificultades para proseguir su obra, la mayor parte de la cual, pese a ser muy crítica con el régimen (a menudo todo un reto), ha sido escrita y publicada en Albania. En 1990 se exilió en París, según su propia declaración, para contribuir a la definitiva caída de la dictadura, ciudad en la que ha fijado su residencia, con frecuentes estancias en su país natal.

La obra narrativa de Kadaré consta de unas treinta novelas, así como de abundantes volúmenes de relatos y novelas cortas, y representa por sí sola la maduración y florecimiento de la narrativa albanesa, además de un inmenso tapiz de las vicisitudes históricas de su pueblo, por un lado, y de los regímenes despóticos particularmente los de inspiración comunista, por otro. Toda ella constituye un desafío a los preceptos doctrinarios del realismo socialista y una compleja y penetrante reflexión acerca de las relaciones entre las personas (la libertad individual, la capacidad de creación, el amor) y el poder.

Desde la publicación de El general del ejército muerto (1965) se convirtió en el novelista albanés más importante, y con la aparición de la versión francesa en 1970, pasó a ser un escritor universal. Sus narraciones, casi siempre inquietantes, se dedican a desvelar las caras ocultas de la realidad y para ello el autor recurre a tramas singulares y de gran originalidad.

El monstruo (1965), Los tambores de la lluvia (1969), Crónica de la ciudad de piedra (1970), El invierno de la gran soledad (1973) que narra la ruptura del movimiento comunista en 1960 y convierte en protagonistas de la novela a Enver Hoxha y a los principales dirigentes comunistas del mundo, El palacio de los sueños (1976), Abril quebrado (1978), El nicho de la vergüenza (1978), El año negro (1985), El firmán de la ceguera (1984), El concierto (1988), son algunos de sus principales títulos, a los que habría que añadir los relatos, de gran intensidad, poco conocidos fuera de su país.

Entre sus ensayos destacan Esquilo, el gran perdedor (1988) e Invitación al taller del escritor (1991). Kadaré, siempre en lengua albanesa, continúa produciendo títulos notables, entre los que sobresalen las novelas Spiritus (1996) y Frías flores de abril (2000), los relatos de Tres cantos fúnebres por Kosovo (1999), y la pieza de teatro (una personal reconstrucción de la trilogía de Prometeo) Malos tiempos en el Olimpo. Su obra poética, dispersa en numerosos volúmenes, ha sido recogida en sucesivas antologías traducidas

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(Praga, 1883 - Kierling, Austria, 1924) Escritor checo en lengua alemana. Nacido en el seno de una familia de comerciantes judíos, Franz Kafka se formó en un ambiente cultural alemán, y se doctoró en derecho. Pronto empezó a interesarse por la mística y la religión judías, que ejercieron sobre él una notable influencia y favorecieron su adhesión al sionismo.

Su proyecto de emigrar a Palestina se vio frustrado en 1917 al padecer los primeros síntomas de tuberculosis, que sería la causante de su muerte. A pesar de la enfermedad, de la hostilidad manifiesta de su familia hacia su vocación literaria, de sus cinco tentativas matrimoniales frustradas y de su empleo de burócrata en una compañía de seguros de Praga, Franz Kafka se dedicó intensamente a la literatura


Franz Kafka

Su obra, que nos ha llegado en contra de su voluntad expresa, pues ordenó a su íntimo amigo y consejero literario Max Brod que, a su muerte, quemara todos sus manuscritos, constituye una de las cumbres de la literatura alemana y se cuenta entre las más influyentes e innovadoras del siglo XX.

En la línea de la Escuela de Praga, de la que es el miembro más destacado, la escritura de Kafka se caracteriza por una marcada vocación metafísica y una síntesis de absurdo, ironía y lucidez. Ese mundo de sueños, que describe paradójicamente con un realismo minucioso, ya se halla presente en su primera novela corta, Descripción de una lucha, que apareció parcialmente en la revista Hyperion, que dirigía Franz Blei.

En 1913, el editor Rowohlt accedió a publicar su primer libro, Meditaciones, que reunía extractos de su diario personal, pequeños fragmentos en prosa de una inquietud espiritual penetrante y un estilo profundamente innovador, a la vez lírico, dramático y melodioso. Sin embargo, el libro pasó desapercibido; los siguientes tampoco obtendrían ningún éxito, fuera de un círculo íntimo de amigos y admiradores incondicionales.

El estallido de la Primera Guerra Mundial y el fracaso de un noviazgo en el que había depositado todas sus esperanzas señalaron el inicio de una etapa creativa prolífica. Entre 1913 y 1919 Franz Kafka escribió El proceso, La metamorfosis y La condena y publicó El chófer, que incorporaría más adelante a su novela América, En la colonia penitenciaria y el volumen de relatos Un médico rural.

En 1920 abandonó su empleo, ingresó en un sanatorio y, poco tiempo después, se estableció en una casa de campo en la que escribió El castillo; al año siguiente Kafka conoció a la escritora checa Milena Jesenska-Pollak, con la que mantuvo un breve romance y una abundante correspondencia, no publicada hasta 1952. El último año de su vida encontró en otra mujer, Dora Dymant, el gran amor que había anhelado siempre, y que le devolvió brevemente la esperanza.

La existencia atribulada y angustiosa de Kafka se refleja en el pesimismo irónico que impregna su obra, que describe, en un estilo que va desde lo fantástico de sus obras juveniles al realismo más estricto, trayectorias de las que no se consigue captar ni el principio ni el fin. Sus personajes, designados frecuentemente con una inicial (Joseph K o simplemente K), son zarandeados y amenazados por instancias ocultas. Así, el protagonista de El proceso no llegará a conocer el motivo de su condena a muerte, y el agrimensor de El castillo buscará en vano el rostro del aparato burocrático en el que pretende integrarse.

Los elementos fantásticos o absurdos, como la transformación en escarabajo del viajante de comercio Gregor Samsa en La metamorfosis, introducen en la realidad más cotidiana aquella distorsión que permite desvelar su propia y más profunda inconsistencia, un método que se ha llegado a considerar como una especial y literaria reducción al absurdo. Su originalidad irreductible y el inmenso valor literario de su obra le han valido a posteriori una posición privilegiada, casi mítica, en la literatura contemporánea

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