Economista estadounidense especializado en la economía cuantitativa y en el estudio y desarrollo de modelos econométricos nacionales y de comercio internacional. Recibió el Premio Nobel de Economía, en 1980, por la creación de modelos económicos y por su aplicación tanto a la política económica como al análisis de los cambios en la economía.
Realizó sus estudios superiores en Berkeley (Universidad de California), donde adquirió conocimientos tanto matemáticos como económicos y donde finalmente se graduó. En esta institución comenzó a inclinarse por los estudios econométricos, disciplina sobre la que trabajó al finalizar su doctorado en Ciencias Económicas en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. De su colaboración, desde 1944, con la Comisión Cowles de la Universidad de Chicago, surgieron diversas series macroeconométricas y un modelo de análisis de la economía estadounidense
Su interés en la Europa de posguerra le llevó a emprender varios viajes en 1947 y 1948 por diferentes países, entre los que se cuentan Noruega, Suecia o Reino Unido; y en los que trabó contacto con economistas europeos. A su regreso a los Estados Unidos, fue contratado por la Oficina Nacional para la Investigación Económica y un año más tarde se marchó al Centro de Investigación de la Universidad de Michigan (Indiana), en la que continuó su trabajo sobre modelos macroeconómicos durante los siguientes cuatro años.
De Indiana se desplazó a Oxford (Reino Unido), para cuyo Instituto de Estadística trabajó en la construcción de un modelo macroeconómico de la economía británica y, a su vuelta, obtuvo la plaza de profesor en la Universidad de Pennsylvania. Allí trabajó durante los años sesenta en la venta de predicciones econométricas, que proveían de fondos a la Universidad y de las que surgió la Wharton Econometric Forecasting Associates, Inc. Más tarde, asesoró al Consejo para la Investigación de las Ciencias Sociales en el proyecto Link, que analizó los mecanismos de transmisión del comercio internacional. Compatibilizó esta actividad con el ejercicio docente en la Universidad de Pennsylvania y con numerosas visitas como profesor invitado en las Universidades de Osaka, Colorado o Nueva York.
También asesoró en materia económica al presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, en 1976. En 1988 asistió en Costa Rica a la VII Reunión Latinoamericana de la Sociedad Econométrica. Un año después, el entonces presidente de Argentina, Carlos Ménem, estudió el plan económico que Klein había realizado sobre este país y su posible aplicación a la crisis.
(Viena, 1882 - Londres, 1960) Psicoanalista británica de origen austriaco, pionera del análisis infantil y del estudio de las psicosis. Fue la última de los cuatro hijos de Moriz Reizes y Libusa Deutsch, ambos hebreos, descendientes de familias de rabinos. Sin embargo, fue educada de manera liberal, sin imposiciones religiosas.
A los veintiún años se casó con un ingeniero, Arthur S. Klein, de quien tuvo tres hijos, por lo que debió interrumpir sus estudios de Medicina. En Budapest, donde se había trasladado en 1910 con su esposo, leyó La interpretación de los sueños, de Freud, y el interés que dicha obra despertó en ella la llevó a convertirse en la principal refundadora del psicoanálisis. Melanie Klein supo observar y tratar fenómenos psíquicos hasta entonces ignorados. Ferenczi la animó a que psicoanalizara a niños, pero las investigaciones que emprendieron juntos no le resultaron satisfactorias.
En el Congreso de Psicoanálisis de La Haya conoció a K. Abraham, quien intuyó su genialidad y la escogió para un segundo análisis en Berlín, pero Abraham murió al cabo de sólo nueve meses. En cualquier caso, el encuentro fue decisivo para Melanie Klein, que se consideró siempre continuadora de sus ideas. La rivalidad con Anna Freud, que también había empezado a psicoanalizar a niños partiendo de premisas divergentes, así como los continuos ataques que suscitaban tanto sus descubrimientos como su fuerte personalidad, la llevaron a aceptar la invitación de su simpatizante, Jones, y en 1926 se estableció en Londres.
Allí continuaron las polémicas, pero el ambiente cultural, más abierto, le permitió tener alumnos de gran valía (H. Segal, H. Rosenfeld, R. Money-Kyrle, D. Meltzer y otros, conocidos como la Escuela Inglesa). Al cabo de pocos decenios creció el número de sus seguidores, sobre todo en Europa y en América del Sur. Ejerció influencia sobre pensadores originales como W. Bion, F. Fornari, L. Grinberg y E. Jacques, por no decir sobre la mayor parte de la psiquiatría moderna.
Después de su primer trabajo, The development of a child (1923), dirigió su atención al período de la vida psíquica de la primerísima infancia, marcada por la relación entre madre e hijo. Elaboró la técnica del juego para psicoanalizar a los niños, pero también influyó radicalmente sobre la teoría y la técnica aplicadas a adultos: reformuló el complejo de Edipo y destacó la importancia de la agresividad y la destructividad.
Es suyo el concepto de "fantasía" o "fantasma" inconsciente ("phantasie"), correlativo psíquico dinámico de la pulsión, escena dramática cuyos protagonistas son los objetos interiorizados. Klein descubrió que las fantasías actúan sobre toda actividad humana. Definió dos "posturas" mentales que determinan la vida psíquica, ya sea en el desarrollo normal, ya en la patología más grave, y que -como se descubriría a continuación- constituyen además dos visiones del mundo contrastantes en lo que respecta a los fantasmas (Money-Kyrle): la posición "esquizo-paranoide", dominada por manías persecutorias, por vivencias de orden psicótico, por la escisión y la proyección (responsable de la percepción de los "objetos parciales" escindidos en "buenos" y "malos"), en relación dialéctica con la posición "depresiva", en la que predominan las preocupaciones reparatorias, las fuerzas sinérgicas y de síntesis.
Con la superación de esta posición, la madre ya no es sentida como "objeto parcial" (omnipotente, al servicio de las necesidades del niño) escindido en objeto persecutorio y objeto ideal ("seno bueno" y "seno malo") sino como "objeto entero" (dotado de una historia y de una autonomía reales), fuente única ya de las fustraciones y el dolor, ya de las gratificaciones. "Mientras el objeto -escribe- no sea amado como objeto total, no se puede sentir la pérdida como pérdida total".
Entre sus obras, todas pertenecientes a la historia del psicoanálisis, destacan El psicoanálisis de niños (1932), Amor, culpa y reparación (1937), New Directions in Psycho-Analysis, (1955), en colaboración con P. Heimann y R. Money-Kyrle, Envidia y gratitud (1957), Our adult world and other essays (1959), Narrative of a Child Analysis (1961), Contributions to Psycho-Analysis 1921-1945, de 1948, y, por último, Developments in Psycho-Analysis, publicado en 1952