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Biografía de Libertad Lamarque

Rosario, 1906 - México, 2000

Cantante y actriz de cine argentina, una de las estrellas más destacadas del mundo del espectáculo latinoamericano. Su trabajo abarcó todas las facetas imaginables: música, radio, discos, cine, teatro y, finalmente, el mundo de la telenovela

Dio sus primeros pasos artísticos en el mundo de la canción consolidándose como una de las voces más representativas del tango en su país, que se hizo popular gracias a sus emisiones radiofónicas. En la década de los treinta, nada más comenzar a grabar sus discos, el mundo del cine la reclamó para protagonizar su primera película. En este momento su nombre se unió al de la empresa Argentina Sono Films, de Angel Mentasti, que la contrató para ¡Tango! (1933), de Luis Moglia Barth. En los años siguientes destacó su colaboración con el director José Agustín Ferreyra, que la dirigió en Ayúdame a vivir (1936), Besos brujos (1937) y La ley que olvidaron (1938), películas todas ellas de la empresa SIDE, con las que se consolidó en el nivel más alto del estrellato latinoamericano

A lo largo de los años cuarenta, y en el momento de máximo esplendor del cine argentino, Libertad pasó a formar parte del elenco estelar que dominó el mundo del espectáculo en su país. Junto a Zully Moreno y Mirtha Legrand se consolidó como uno de los rostros más populares en Argentina. En esta época participó, entre otras, en películas de Luis César Amadori y en La casa del recuerdo (1940), de Luis Saslavsky, y Yo conocía a esta mujer (1942), de Carlos Borcosque, todas para la productora Argentina Sono Films

Abandonó su patria debido a conflictos personales que se tradujeron en problemas políticos (la leyenda apunta al enfrentamiento que sostuvo con Eva Duarte –después de Perón- en el rodaje de la película La cabalgata del circo, que la que participaban ambas) y se afincó, tras realizar varias giras, en México, país el que reinició su carrera en melodramas y comedias sentimentales, lo que la convirtió en una actriz que vivió para representar casi siempre al mismo personaje lacrimógeno adornado con un amplio repertorio de canciones.

Así fue reclamada, entre otros, por directores como Alfredo B. Crevenna (Otra primavera, 1949; Huellas del pasado, 1950, en la que canta “Una lágrima tuya” y “Me cansé de vivir”; La mujer sin lágrimas, 1951; Si volvieras a mi, 1953), Miguel Zacarías (La loca, 1951; La infame, 1953) o Tito Davison (Cuando me vaya, 1953; Música de siempre, 1956; Canción del alma, 1963)

En buena medida, los fieles seguidores de Libertad Lamarque esperaban siempre escuchar sus canciones y verla emparejada a Arturo de Córdova (algunas de sus películas fueron Te sigo esperando, 1951; Bodas de oro, 1955; Mis padres se divorcian, 1957; La cigüeña dijo sí, 1958), Julián Soler (Rostros olvidados, 1952), Pedro Infante (Ansiedad, 1952; Escuela de música, 1955) o Jorge Mistral (Esposa o amante, 1959)

Participó en proyectos colectivos como Reportaje (1953), en el que Emilio Fernández reunió a lo más granado de la canción mexicana, interpretó en Sabrás que te quiero (1958), de Tito Davison, a tres personajes, y fue coprotagonista de la adaptación de “Yo pecador”, la obra biográfica del franciscano Fray José Francisco de Guadalupe Mojica ( José Mojica), interpretado por Pedro Geraldo

A finales de los años sesenta regresó a Argentina, en donde intervino en varios montajes teatrales y musicales. Los últimos trabajos de la actriz fueron básicamente para televisión, en diversas telenovelas. Con 90 años protagonizó La usurpadora y, dos meses antes de morir, trabajaba aún en su última telenovela, Carita de ángel. Las películas de Libertad Lamarque recurrieron a tópicos y arquetipos que funcionaron fácilmente entre los receptores de sus trabajos. Representó a todo tipo de mujeres, fundamentalmente a aquellas que tenía que sufrir los desmanes de sus maridos y estar siempre prestas a perdonar infidelidades, las que tenían que padecer las iras de la sociedad que las rodeaba –por ejemplo las madres solteras-, en una demostración de sacrificio y abnegación consumada

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(Hedwig Eva Maria Kiesler; Viena, 1915 - Miami, 2000) Actriz austriaca. Hija de un banquero de origen ucraniano y de una pianista de ascendencia húngara, su infancia transcurrió en reputados internados de Austria y Suiza, donde adquirió una sólida formación que completó con las clases particulares que recibía de institutrices y profesores personales. Su temprana pasión por el arte dramático logró convencer a su progenitor y con el apoyo familiar se matriculó en la prestigiosa escuela del director de escena Max Reinhardt.

Bautizada con los nombres artísticos de Hedwig Kiesler y Hedy Kiesler, la joven actriz consiguió su primer papel en la película Geld auf der Straße (1930) de Georg Jacoby y pequeñas intervenciones en cintas de producción checa y germana como Die Blumenfrau von Lindenau (1931), Man braucht kein Geld (1931) o Die Koffer des Herrn O.F. (1931). En 1932 viajó a Praga para protagonizar Éxtasis, film dirigido por Gustav Machaty en el que presentó uno de los primeros y más famosos desnudos de la historia del cine. El escándalo le costó el divorcio de su primer esposo, pero también tuvo una sonora repercusión en toda Europa que le abrió de par en par las puertas de Hollywood.

Contratada por la Metro Goldwyn Mayer, la todavía jovencísima Hedwing Kiesler se convirtió en Hedy Lamarr, nombre elegido por Louis B. Mayer en homenaje a la estrella del cine mudo Barbara La Marr. La productora transformó en elegancia el incontestable atractivo de la actriz y, redimida del escándalo, "la más bella" debutó en el cine estadounidense con Argel (1938), un drama romántico de John Cromwell donde compartió cartel con Charles Boyer, uno de los galanes de la época

La nueva estrella de la Metro comenzó así una trayectoria imparable en la que firmó algunos de los trabajos más significativos de la década de los años cuarenta. Fue pareja protagonista de Spencer Tracy en Esa mujer es mía (1939) de W.S. Van Dyke, compartió elenco con Robert Taylor en La mujer del trópico (1939) de Jack Conway y dio la réplica femenina al mismísimo Clark Gable en Camarada X (1940) de King Vidor y Fruto dorado (1940), nuevamente a las órdenes de Jack Conway.

La carrera de Lamarr continuó a las órdenes de los directores más reputados de la época y junto a los principales actores de Hollywood. No puedo vivir sin ti ( Clarence Brown, 1941), al lado de James Stewart; Ziegfeld Girl (Robert Z. Leonard, 1941), de nuevo junto de Stewart, Judy Garland y Lana Turner; Esquina H.M. Pulham (King Vidor, 1941); White Cargo (Richard Thorpe, 1942) o La vida es así (Victor Fleming, 1942), arropada por Spencer Tracy y John Garfield, confirmaron el rotundo éxito de la actriz austriaca en la cartelera estadounidense

Después de la Segunda Guerra Mundial, la carrera de la actriz comenzó a estancarse y la Metro decidió prescindir de ella. Desafortunadamente rechazó protagonizar películas como Casablanca o Luz que agoniza y sus trabajos no pasaron de aceptables hasta que en 1949 aceptó participar en la superproducción de Cecil B. DeMille, Sansón y Dalila, junto a Victor Mature. La película fue un rotundo éxito y supuso la primera colaboración de Lamarr con la productora Paramount.

Después llegaron el western El desfiladero del cobre (John Farrow, 1950) junto a Ray Milland y la comedia Mi espía favorito (Norman Z. McLeod, 1951), donde compartió cartel con Bob Hope, aunque su estrella no alcanzó el brillo de las primeras películas. En 1957 se despidió de la gran pantalla con dos cintas de escasa relevancia, The Story of Mankind y The Female Animal

Alejada de la industria, pasó apuros económicos y fue testigo de la subasta de todos los bienes de su casa de Beverly Hills. En 1966 fue acusada de robo en un supermercado y, aunque finalmente salió absuelta, la publicación ese mismo año de su autobiografía Ecstasy and Me no contribuyó a mejorar la imagen de quien había sido una de las mujeres más bellas de la historia del cine. El libro recogía con minucioso detalle los escándalos amorosos y sexuales de la actriz y, aunque Lamarr demandó a la editora por falsear su azarosa vida sentimental, Hollywood le dio definitivamente la espalda

A pesar del triste final de su vida, la gran belleza austriaca pasó a la historia no sólo por su indudable aportación al séptimo arte sino también por sus descubrimientos en el campo de la defensa militar y las telecomunicaciones. Enemiga confesa del régimen nazi, durante la Segunda Guerra Mundial ideó, junto a su amigo el compositor George Antheil, un sistema de detección de los torpedos teledirigidos utilizados en la contienda. Inspirado en un principio musical, el invento funcionaba con ochenta y ocho frecuencias, equivalentes a las teclas del piano y era capaz de hacer saltar señales de transmisión entre las frecuencias del espectro magnético. Una vez patentado, Estados Unidos lo utilizó por primera vez durante la crisis de Cuba y después como base para el desarrollo de las técnicas de defensa antimisiles. Finalmente, se le dio utilidad civil en el campo de las telecomunicaciones

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