Político de Taiwan. Fue ministro sin cartera (1972-1978), alcalde de Taipei (1978-1981) y gobernador de la provincia de Taiwan (1981-1984). Nombrado vicepresidente de la República en 1984, tras la muerte de Chang Ching-kuo se convirtió en presidente del Guomidang y de la República (1988), cargo en el que fue confirmado en 1990, 1996 y 1999. Ha impulsado reformas políticas encaminadas a la democratización del país
(Pingtung, Taiwan, 1954) Cineasta taiwanés, galardonado con el Oscar de la Academia de Hollywood al mejor director por su polémica película Brokeback Mountain (En terreno vedado) y realizador de películas notables como Comer, beber, amar (1994), Sentido y sensibilidad (1995) o Tigre y dragón (2000), dentro de una filmografía tan sólida como heterogénea
Ang Lee nació en el seno de una familia reprimida por la política social de Mao Zedong, cuyo régimen expropió sus tierras y puso en peligro su vida. Orgullosos de su condición, sus padres trataron de darle una educación sólida en valores. Durante su infancia fue extremadamente aficionado a la lectura de cómics chinos, taiwaneses y japoneses, ya que sus padres le prohibían la lectura de los americanos, que de todos modos hojeaba a escondidas cuando se le presentaba la ocasión. Con todo, la familia emigró a Estados Unidos en 1978
Ang Lee
Tras graduarse en la Universidad de Bellas Artes de su Taiwan natal, una vez en América se especializó en dirección de teatro en la Facultad de Illinois, estudios que luego amplió con un máster en producción de cine en la Universidad de Nueva York. Curiosamente, fue asistente de dirección de Spike Lee en un proyecto académico del director de Haz lo que debas (1989). Su mediometraje Fine Line, que presentó como tesis en 1984, recibió el premio al mejor director y al mejor corto en el festival de cine de la universidad
Tras debutar en 1992 con Pushing Hands, un filme que pasó casi desapercibido en Estados Unidos, a pesar del buen recibimiento de la crítica en Berlín, Lee decidió plantear el rodaje de una “trilogía familiar” que comprendería sus dos siguientes trabajos. Y, ciertamente, más inspirada que su ópera prima resultó la espléndida El banquete de boda (1993), comedia de situaciones con mensaje impregnada de un fino humor y rodada con un ritmo de intensa elegancia
El filme planteaba la historia de una pareja de homosexuales, uno de cuyos componentes, que oculta su condición, decide fingir una boda de conveniencia con una bella mujer para evitar las sospechas de sus padres. El formidable recibimiento de crítica y público (Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín) alteró las costumbres de Lee, quien vivió una época a caballo entre su país y Estados Unidos
En 1994 Comer, beber, amar continuó la senda abierta por El banquete de boda. De nuevo las relaciones familiares pasaban al primer plano de la acción en una sutil historia que volvía a confrontar a generaciones y conceptos de la vida dispares. Aunque perdió el Oscar a la mejor película de habla no inglesa en beneficio de Quemado por el sol, de Nikita Mijalkov, fue la carta de presentación de su autor para todos aquellos que aún no habían podido contemplar su anterior producción. Comer, beber amar abrió la Quincena de Realizadores de Cannes 1994 y fue premiado por la National Board of Review
Lee comenzó a ganarse fama de director voluble y camaleónico con dos películas bien distintas: Sentido y sensibilidad (1995), sobre la novela homónima de Jane Austen, y estilísticamente más cercana al cine de James Ivory que a cualquier otro, y La tormenta de hielo (1997), ácida crítica de la sociedad norteamericana que preludiaba la lucidez de American Beauty
Aunque muchos no lo recuerden, Brokeback Mountain (En terreno vedado) no fue el primer western rodado por Lee, quien en 1999 realizó la sólida Cabalga con el diablo. El filme no tuvo demasiada repercusión y se convirtió en uno de los trabajos “malditos” del director, que no tardó en resarcirse de su estrepitoso fracaso comercial dando una nueva e insospechada vuelta de timón con Tigre y dragón
Si bien desde el punto de vista estrictamente técnico poco se le podía discutir ya a un realizador de la clase de Lee, Tigre y dragón (2000), rodado en mandarín y protagonizado por tres leyendas del cine asiático (Michelle Yeoh, Ziyi Zhang y Chow Yun Fat), alcanzaba cotas de preciosismo estilístico difícilmente vistas en Occidente
Para un público que, mayoritariamente, desconocía las películas de artes marciales de producción asiática, las coreografías de luchas y los impresionantes escenarios resultaban fuente constante de asombro durante las casi tres horas que duraba el filme. Hollywood recompensó la calidad de la película concediéndole diez nominaciones al Oscar, algo inaudito para un filme de habla no inglesa, aunque finalmente se llevó “sólo” cuatro estatuillas (mejor película de habla no inglesa, música original, director de fotografía y dirección artística)
Pero de todas las piruetas genéricas de la trayectoria de Ang Lee, probablemente la más inesperada fue Hulk (2003). ¿Qué hacía un realizador asiático, asociado en sus inicios con el cine oriental de autor, rodando una película basada en el superhéroe de la Marvel? Él mismo explicó que el filme le permitió reencontrarse con las fantasías ocultas de su infancia, con la imaginería que le estaba vedada por sus padres
Ciertamente, Hulk no cosechó el éxito que los potenciales espectadores de X-Men o Spiderman esperaban. Empleando un ritmo extraño, Lee hizo que la acción tardara mucho en llegar. El trasfondo psicológico de los personajes y la belleza de la actriz Jennifer Connelly interesaban mucho más al director que los mamporros, el exceso de bíceps verde o la voladura de muros y vehículos. Hulk era, a su modo, uno de los filmes más personales de su autor y una auténtica herejía dentro del previsible y monótono universo del subgénero “marveliano”
Pero la suerte de Lee cambió con su siguiente filme, Brokeback Mountain (En terreno vedado), León de Oro en la Mostra de Venecia 2005. Aunque la historia de amor entre dos cowboys homosexuales levantó ampollas en la rígida sociedad estadounidense, la Academia de Hollywood no dudó en premiarle con el Oscar al mejor director, así como con otros galardones “menores” (mejor guión adaptado y mejor banda sonora)
Brokeback Mountain (2005) valió a
Ang Lee el Oscar al mejor director
Lee, que ya en 1977 se había planteado adaptar el relato de Annie Proulx en el que se basa el filme, aseguró que daba por sentado que poca gente vería la película y menos aún compartiría su punto de vista. La reacción de gran parte del público estadounidense dio la razón a sus peores presagios
Un acontecimiento ilustrativo del conservadurismo ideológico estadounidense fue el hecho de que en el programa de la NBC The Today Show el comentarista de espectáculos, Gene Shalit, calificara al personaje que interpreta Jake Gyllenhaal de “violador”. La reacción de la Asociación de Gays y Lesbianas en Contra de la Difamación (GLAAD) criticó crudamente a la cadena
La no menos conservadora Fox News lanzó a su batería de presentadores contra el trabajo de Lee, sorprendiéndose por el hecho de que las asociaciones de críticos considerasen Brokeback Mountain como la mejor película del año por encima de una cinta tan extremadamente moralista como Las crónicas de Narnia. Estos episodios no alteraron el carácter imperturbable de Lee, cuyo proyecto más inmediato era el rodaje de Lust, Caution, adaptación de una historia de espionaje ambientada en el Shanghai de la II Guerra Mundial