Soprano española. De familia humilde, descubrió sus facultades vocales al cantar en el coro de su colegio, bien que la depauperada situación familiar le obligara a interrumpir sus estudios y a ponerse a trabajar con sólo catorce años. Tras su participación en un programa de radio local, dos hermanas profesoras de canto (Berta y Margarita Martínez), decidieron ofrecerle clases gratuitas a fin de sacar adelante las más que prometedoras cualidades de la muchacha
Tras actuar en un fin de fiesta en la compañía de zarzuela de Pepita Embil (madre del tenor Plácido Domingo), pasó por varios cafés de su ciudad natal y de varias otras capitales españolas hasta que, a los diecisiete años, ingresa en el Conservatorio de Barcelona, ciudad a la que se había trasladado con su madre tras la ruptura del matrimonio García Seta. Inició, por tanto, sus estudios vocales en el Conservatorio del Liceo y como Mezzo-soprano, aunque, tras trasladarse a Madrid y conocer a Ángeles Ottein, la que sería su maestra definitiva, comenzó a trabajar la tesitura de soprano en la que acabaría por cantar.
Ya en Madrid, comienza a abrirse paso en el mundo musical cantando en la radio y en diversas compañías de zarzuela (formaría parte, por ejemplo, del primer elenco de El Canastillo de Fresas de Jacinto Guerrero, considerada como uno de los últimos esfuerzos de la zarzuela por sobrevivir a la catástrofe de la guerra civil) al tiempo que trabaja como dependienta de comercio par apagarse los estudios. Estrena, asimismo, junto a la también soprano Toñy Rosado, Primavera en el Portal, pieza navideña de García Leoz, en el Teatro Español de Madrid, con lo que empieza a ser apreciada por el público.
No obstante, su musicalidad y su capacidad de estudio llaman pronto la atención de Ataulfo Argenta, que le concede su primera gran interpretación: la Cuarta Sinfonía de Gustav Mahler, que interpretaba por primera vez la Orquesta Nacional de España bajo la dirección del maestro montañés. De esta manera, desde sus comienzos, la carrera de Pilar Lorengar alcanza una dimensión artística y una amplitud de repertorio que sólo sería seguida por algunas de las voces del momento, como las de Victoria de los Ángeles o Toñy Rosado o, poco después, la de Teresa Berganza
En 1950 se produce su debut operístico en la Ópera de Orán (entonces colonia española) donde da vida al personaje titular de Maruxa, ópera de Amadeo Vives. Por estos mismos años, Ataulfo Argenta hace de ella la protagonista de la mayor parte de sus grabaciones de zarzuelas. De ellas, cabe recordar sus interpretaciones de La Tempestad, El Tambor de Granaderos y El Rey que Rabió de Chapí, así como de Jugar con Fuego de Barbieri. Son, asimismo, los años en los que realiza sus dos únicas incursiones en el mundo del cine, para el que su magnífica presencia la hacía particularmente adecuada. Fueron las tales películas (ambas de 1952) Últimos días y Las últimas banderas
Pronto da el salto internacional, de nuevo de la mano de Argenta, quien la lleva a cantar a París. Desde aquí, la carrera de Pilar Lorengar se extiende por los mejores teatros y salas de concierto del mundo, siendo las primeras escalas el Festival de Ax-en Provençe, donde interpreta a Cherubino en Las Bodas de Fígaro de Mozart, representación de la que se conserva una grabación radiofónica que atestigua la calidad de la jovencísima soprano, el Metropolitan de Nueva York (Goyescas de Granados) y el Covent Garden de Londres (La Traviata)
En 1958, firma un contrato con la Staatsoper de Berlín, de cuyo elenco pasa a formar parte y, con los años, a ser figura principal. Su relación con este teatro, de cuyo elenco formaban parte a la sazón la soprano Gundula Janowitz y el barítono Dietrich Fischer-Dieskau, se mantendrá hasta 1989, fecha en la que ciertas diferencias con la administración del teatro la llevaron a suspender su contrato. En 1984, con todo, había sido nombrada Miembro de Honor de dicho teatro
A partir de su admisión en la ópera berlinesa, la relación de la cantante zaragozana con Alemania será cada vez mayor hasta que fije su residencia en Berlín y se nacionalice alemana. Por el contrario, su relación con España disminuirá, debido en buena medida a la falta de interés de los españoles por lo que sucediera fuera de nuestras fronteras, así como por la tendencia creciente de ciertos cantantes a copar los escenarios a partir de mediados los años sesenta.
Muestra suficiente de tal alejamiento es el hecho de que hasta 1987 no debutara Pilar Lorengar en el Liceo barcelonés (con la Elsa de Lohengrin). Mayores, aunque nunca demasiados, serán sus contactos con Madrid, donde interpretó todavía en la década de los ochenta la Alice Ford del Falstaff de Verdi y la Desdémona de Otello del mismo compositor. En 1990, tras recibir el premio Príncipe de Asturias de las Artes que la Fundación Príncipe de Asturias concedió a un grupo bastante poco discriminado de cantantes líricos españoles, anunció su retirada de los escenarios
Su inteligencia y capacidad de trabajo le permitieron abordar un repertorio más amplio que el de la mayoría de las cantantes de su tiempo. El peculiar timbre de su voz, provisto de un vibrato natural, le acarreó injustas críticas en ocasiones. De su repertorio cabe destacar papeles como los mencionados de Otello, Falstaff o La Traviata, así como las heroínas puccinianas (Butterfly, Tosca, Mimí) y varios de los personajes principales de las óperas de Mozart y de buen número de óperas del repertorio alemán. Asimismo, fue de las primeras sopranos en abordar el repertorio barroco, aunque que con criterios hoy bastante anticuados. En el campo de la canción de concierto, destacó como intérprete de música española y, asimismo, como excelente intérprete de los "lieder" de Brahms y Hugo Wolf
(Arnhem, 1853 - Haarlem, 1928) Físico holandés. Estudió en la Universidad de Leyden. En 1875 publicó en holandés un primer trabajo sobre la reflexión y la refracción de la luz en los metales y otras investigaciones suyas de física teórica aparecidas en Archives Néerlandaises. Tales estudios le valieron en 1878 la cátedra de física matemática de la mencionada Universidad.
Tras largos años de experimentos e investigaciones publicó en 1892 la famosa memoria La théorie électromagnétique de Maxwell et son application aux corps mouvants. En tal obra, y como complemento a los estudios de Fresnel y Maxwell, afirma que los fenómenos de la electricidad son debidos a movimientos de partículas elementales eléctricas, por él denominadas "electrones", término creado anteriormente por George Johnstone Stoney (1826-1911).
Descubrió que si en lugar de las transformaciones de Galileo se utilizan otras especiales (llamadas luego por Einstein, en su honor, "transformaciones de Lorentz"), las ecuaciones de Maxwell referentes a la propagación de la luz resultan invariables, con lo que no debe acudirse al éter como sistema de referencia. Sin embargo, las transformaciones de Lorentz hacen variables las ecuaciones de la mecánica, lo cual parecía entonces absurdo. Einstein, empero, demostró que tales transformaciones pueden aplicarse también a estas ecuaciones; ello contribuyó a la formulación de la teoría especial de la relatividad. Hasta cierto punto, pues, cabe considerar precursor de ésta a Lorentz.
En su teoría, la materia aparece como un complejo de átomos formados por electrones negativos (poco después, en efecto, se afirmó que el átomo está integrado por electrones de tal signo que recorren órbitas elípticas en torno al núcleo). Con ello Lorentz, invertía la teoría de Thompson: para éste, la electricidad se explica mediante la materia; Lorentz, en cambio, fundamenta en aquélla la explicación de ésta. En 1895 publicó Ensayo de una teoría sobre los fenómenos eléctricos y ópticos en los cuerpos en movimiento, texto que señala una etapa importante en las investigaciones del gran científico sobre la electricidad y la óptica. Los resultados de tales estudios le valieron en 1902 el Premio Nobel, que se le concedió al mismo tiempo que a Zeeman, por haber previsto el fenómeno que éste comprobó experimentalmente y que, a causa de ello, fue denominado "efecto Zeeman".
Recibió además otros galardones y honores, y vio instituida para él la Fundación Lorentz, destinada a promover las investigaciones de física teórica. En 1907 publicó en Leipzig diversas memorias reunidas bajo el título Ensayos de física teórica (Abhandlungen über theoretische Physik). En 1909 apareció su famoso libro Teoría de los electrones (Theory of electrons).
En 1919 y 1920 Lorentz dio a la luz los cinco volúmenes en los cuales figuran sus lecciones de física teórica de la Universidad de Leyden. Durante el período 1883-1922 publicó, además, un tratado de análisis matemático y Fundamentos de ciencias naturales. En 1923 fue nombrado director de las investigaciones del Instituto Teyler, de Haarlem, ciudad en la cual falleció cinco años después. Lorentz era una persona modesta y afable; poseía el don de la claridad, y hablaba corrientemente el inglés, el francés y el alemán