Prelado español. Canónigo de Sevilla, en 1499 fray Diego de Deza le nombró inquisidor de Córdoba, donde inició una feroz persecución contra los conversos, por considerar que judaizaban. Durante diez años sembró el terror en Andalucía. La unánime protesta de eclesiásticos y laicos logró que Deza fuera sustituido por Cisneros (1507), y el nuevo inquisidor general encarceló y juzgó a Lucero (1508). Se demostró la falsedad de sus acusaciones y se liberó a sus víctimas encarceladas. El reo, sin embargo, pudo regresar a su canonjía de Sevilla, donde murió muchos años más tarde
(Siracusa, c. 283- id., c. 304) Su culto es muy antiguo, aunque los relatos de su pasión contienen rasgos legendarios. Sus reliquias fueron trasladadas a Constantinopla y a Venecia. Fiesta el 13 de diciembre