Aristócrata español. Autor del diario en lengua catalana Calaix de sastre (Cajón de sastre), en el que narra en un estilo vivo los acontecimientos sucedidos en Barcelona y alrededores desde 1769 hasta 1816
(Mladen Sekulovich; 1914) Actor de teatro y cine estadounidense, uno de los más carismáticos del cine de los cincuenta y sesenta, recordado por algunos excelentes papeles secundarios
De origen serbio, en su época de estudiante practicó diversos deportes (sobre todo el rugby), actividad que le dejaría huella en su rostro. Demostró gran interés por el mundo del teatro, al que llegó con veinte años, tras pasar por el Goodman Theatre School of Drama de Chicago. Sobre el escenario de Broadway demostró su buen hacer interpretativo, del que se recuerda sus trabajos en Un tranvía llamado deseo y All My Sons, lo que le llevó a ser llamado por el cine al poco tiempo
Sus primeros pasos no dejan de ser esporádicas intervenciones que apenas le sirvieron para tomar contacto con el nuevo medio. A partir de El pistolero (1950), de Henry King, su trayectoria artística cambió notablemente, dado que comenzó a despuntar en papeles secundarios de gran relieve, donde combinó un cierto aire agresivo, de miradas penetrantes y alocadas, con otros recursos más templados y socialmente representativos.
Es así como sorprende a todos con su papel en la versión cinematográfica de la obra de Tennesse Williams Un tranvía llamado deseo (1951), de Elia Kazan, en un personaje que conocía a la perfección y que le valió el Oscar al Mejor Secundario. De nuevo participará en otra película de Kazan, enfrentándose a Marlon Brando, esta vez como sacerdote, en La ley del silencio (1954), un excelente trabajo que también le supuso otra nominación de la Academia
Malden asumió todo compromiso con la garantía que un buen actor sabe dar. Participó en todo tipo de películas: del viejo Oeste, como El árbol del ahorcado (1959), de Delmer Daves, El rostro impenetrable (1961), de Brando, El gran combate (1964), de John Ford, o Dos hombres contra el Oeste (1971), de Blake Edwards; en dramas deportivos o carcelarios, como El precio del éxito (1956), de Robert Mulligan o El hombre de Alcatraz (1962), de John Frankenheimer; o en películas bélicas, como Patton (1970), de Franklin J. Schaffner.
Con el trasfondo de la Guerra de Corea, dirigió su única película: Labios sellados (1957). A partir de los años setenta, se refugió en producciones para televisión, entre las cuales es bien recordada su presencia en la serie Las calles de San Francisco (1972-77), una producción de la cadena ABC en la que trabajó al lado de Michael Douglas, y en la fallida Skag (1980), una producción efímera de la NBC en exceso realista para el público estadounidense. Recibió un Emmy por el telefilm Fatal Vision (1984)