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Biografía de Marco Antonio

?, h. 83 - Alejandría, 30 a. C.

Militar y político romano del periodo de las guerras civiles . Miembro de una familia patricia, era nieto de otro político del mismo nombre, asesinado por Mario en el 87 a. C. Tras una juventud disoluta, entró al servicio de su tío Julio César, a quien ayudó a imponerse sobre la oligarquía romana. Conquistado el poder, desde el 48 gobernó Italia mientras César proseguía la lucha contra Pompeyo en África.

En el 44 fue nombrado cónsul y promovió la restauración del poder monárquico en la persona de César. El asesinato de éste en aquel mismo año otorgó a Antonio el control de la ciudad, encargándose de defender su memoria y perseguir a los asesinos. No obstante, César había declarado sucesor a Octavio (el futuro Augusto), por lo que se inició una pugna por el poder entre los dos hombres.

Derrotado en la Guerra de Módena (44-43 a. C.), Antonio aceptó compartir el poder formando un triunvirato con Octavio y Lépido (43), que se encargó de reprimir a los partidarios de la República. Aunque en el reparto territorial le correspondía sólo la Galia Cisalpina, Antonio siguió la lucha contra los asesinos de César, derrotando a dos de ellos -Casio y Bruto- en Filippi (42) y extendiendo así su control hacia Asia, Siria y Egipto.

La nueva situación fue reconocida por el Tratado de Brindisi (40), que otorgaba a Antonio el control de Oriente, dejando Occidente para Octavio y África para Lépido. En el año 37 estableció una alianza con Octavio para deshacerse de Sexto Pompeyo (que había adquirido el control de Sicilia, Córcega, Cerdeña y Acaya) y de Lépido (eliminado en el 36).

Enfrentados ya sólo Octavio y Antonio, como dominadores de la parte occidental y de la oriental, el segundo se separó de la hermana de Octavio (con quien se había casado para promover la anterior alianza) y trató de establecer un reino helenístico propio en el Mediterráneo oriental. Para ello estableció una alianza con la última reina del Egipto ptolemaico, Cleopatra, a la que cedió territorios romanos y probablemente hizo su amante (36).

Juntos expandieron sus dominios conquistando Armenia en el 34. Pero Octavio, que había ganado la batalla política en Roma explotando la «orientalización» de Antonio, se lanzó a la conquista de Oriente desencadenando la Guerra Ptolemaica (32-30 a. C.). Derrotada la flota egipcia en la batalla de Actium, Marco Antonio no intentó resistir en tierra firme y se suicidó cuando las tropas de Octavio entraban en Alejandría

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(Marcus Annius Verus; Roma, 121-Viena, 181) Emperador y filósofo romano. Perteneciente a una gens española de Roma, ya de niño llamó la atención del emperador Adriano, quien quedó admirado por su ingenua franqueza y su inteligencia, y ordenó a Antonino Pío que lo adoptara (138), quedándole destinado el imperio.

Estudió retórica griega y latina con Herodes Ático y Marco Cornelio Frontón, el cual desde entonces habría de ser su amigo y consejero espiritual. Seducido por el estoicismo, vistió muy pronto el manto de filósofo (133). César en 139 y cónsul en 140 y 145, este último año casó con su prima Faustina la Joven, hija de Antonino Pío.

Los veintitrés años que duró el reinado de Antonino Pío se cuentan entre los más prósperos del imperio, pero cuando, tras su muerte (161), Marco Aurelio fue nombrado emperador, se abrió un período enormemente conflictivo para el imperio, que se vio sacudido por los ataques de los bárbaros, revueltas populares y varias epidemias. A la serie ininterrumpida de guerras y calamidades que tuvo que soportar, el emperador opuso su serenidad y su fuerza moral.

En su relación con los cristianos, adoptó la misma actitud que Trajano, que evitaba la persecución pero reprimía las manifestaciones públicas de su fe y castigaba a los fieles que, tras ser denunciados, se negaban a celebrar el culto de la religión ancestral. Sin embargo, esa actitud obedecía menos a una voluntad erradicadora que a la opinión extremadamente severa que le merecían su proselitismo y sus prácticas rituales. De hecho, los cristianos nunca lo incluyeron en su lista de perseguidores.

Como emperador, a pesar de su temperamento pacífico y su preocupación por la economía, se vio obligado a concertar empréstitos forzosos y a desprenderse de parte del patrimonio imperial ante la urgente necesidad de constituir un ejército de esclavos, gladiadores, extranjeros y fugitivos, con el que hacer frente a la presión de los bárbaros; así, rechazó a los germanos hasta más allá del Danubio en el 168, venció a los partos y les arrebató parte de Mesopotamia (161) y sometió a marcomanos (172), cuadros (174) y sármatas (175).

Tras la paz general de 175 y la ocupación de una franja de seguridad al norte del Danubio, admitió en el imperio, por primera vez, a bárbaros como colonos y soldados. Sin embargo, una revuelta en el norte de Italia determinó que proscribiera por un tiempo esa práctica. Quebrantada la paz por los bárbaros en el 177, Marco Aurelio emprendió una nueva campaña, en el curso de la cual sucumbió a la peste que desde el 166 asolaba el imperio, que pasó a regir su hijo Cómodo.

Antes de acceder al gobierno del imperio, Marco Aurelio había adquirido el hábito de escribir durante sus viajes cartas diarias a su maestro Marco Cornelio Frontón, a quien comentaba cuestiones de estilo y retórica e informaba sobre el curso de sus estudios y acerca de su delicada salud, castigada por el rígido ascetismo que se imponía; después, pasó escribir para sí mismo, y en griego, cuando antes lo había hecho sólo en latín.

Su estilo, influido sin duda por los maestros estoicos, carece, sin embargo, de la dureza dogmática de Epícteto, de quien adoptó el elogio de la libertad humana, o del tono docto y académico de Séneca. Por el contrario, sus textos denotan un tono muy personal, ya que parten de una reflexión íntima y crítica, y acusan una tendencia a transformar la doctrina en un constante examen de conciencia.

Su gran legado, los Pensamientos, es el resultado de las meditaciones morales que, ya al final de su vida, fue dejando por escrito, sin seguir un plan estricto o preestablecido. Dividida en doce libros y redactada en griego, la obra se basa en una serie de reflexiones inspiradas por su experiencia cotidiana y deja traslucir la influencia estoica, en particular la de Epicteto. Su visión del hombre es pesimista, pues considera que sus pasiones son el factor principal de la corrupción del mundo, por lo que aconseja perseguir tan sólo aquellos fines que dependan de uno mismo. Es ilustrativo el hecho de que se inspirara tanto en un esclavo como había sido Epicteto y que detestara el poder despótico al que él mismo denominó, irónicamente, «cesarizar»

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