Boxeador estadounidense considerado el más contundente de la historia; aunque no tenía la pegada de Jack Dempsey, era más técnico que él y sabía sacar mejor partido de sus golpes. Fue campeón de los pesos pesados desde 1952, año en el que arrebató el título a Jersey Joe Walcott, hasta 1959, año en que se retiró del ring con la impresionante estadística de 49 victorias sobre el mismo número de combates, de las que 43 fueron por KO. De esgrima poco ortodoxa, pero terrible golpeador y con una formidable resistencia física, este púgil, que había iniciado su carrera deportiva en el mundo del baloncesto, defendió su título de campeón en seis ocasiones. Falleció en un accidente aéreo cuando se dirigía a una fiesta de cumpleaños
(Chicago, 1922) Arzobispo católico estadounidense. Perteneció a una familia humilde de emigrantes lituanos. En su juventud tuvo que trabajar como limpiacristales junto a su padre. En 1945 ingresó en el seminario y el 3 de mayo de 1947 se ordenó como sacerdote. Cursó estudios de derecho canónigo en la Universidad Gregoriana y en 1950 se trasladó a la capital de Italia, donde continuó estudiando en la Universidad Pontificia.
Finalizados sus estudios, la carrera de Marcinkus en el Vaticano fue meteórica. Ingresó en la Secretaría de Estado vaticana, en la que se distinguió por su capacidad de trabajo y donde permaneció dos años, hasta ser enviado de regreso a América en calidad de secretario de las nunciaturas de Bolivia y posteriormente de Canadá. En 1959 regresó a Roma y pronto se ganó la confianza de Pablo VI. En esta misma época conoció a quien posteriormente sería su principal mentor, David Matthew Kennedy, de quien se hizo amigo. En aquel momento, Kennedy ya ocupaba un importante puesto en el Continental Bank de Chicago y más adelante llegaría a ser secretario del Tesoro durante la presidencia de Nixon.
En diciembre de 1968 fue nombrado secretario del Instituto para Obras de Religión (IOR) y al año siguiente, tras la jubilación del cardenal Dijorio, su director. El 26 de septiembre de 1981, tres años después de ser elegido pontífice Juan Pablo II, fue nombrado por el papa presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano y elevado a la dignidad arzobispal. Su nuevo cargo le convirtió en el organizador de los viajes papales por todo el mundo, labor que compaginó con su puesto al frente del IOR (entidad más conocida como Banco Vaticano).
Desde su puesto en el IOR, Marcinkus mantuvo importantes relaciones con los mayores banqueros norteamericanos, así como con Michele Sindona y Roberto Calvi. En 1980 entabló negocios con el Banco Ambrosiano, entidad que, como posteriormente se demostró, estaba relacionada con actividades mafiosas, así como con la violenta logia masónica P-2. La carrera de Marcinkus se vio truncada en 1982 al verse envuelto en el escándalo tras la quiebra del Banco Ambrosiano de Milán, del cual el IOR era accionista.
Un juzgado milanés acusó al arzobispo de ser el responsable de dicha quiebra junto a los banqueros Mennini y Pellegrino de Strobel; el 20 de febrero de 1987 se dictó contra todos ellos una orden de busca y captura. A Marcinkus se le acusaba directamente de haber desviado, sin justificación, grandes sumas del patrimonio del Banco Ambrosiano hacia sociedades extranjeras.
Acosado por la justicia, Marcinkus se refugió en el Vaticano, por lo que el caso se planteó ante el Tribunal Supremo italiano, que anuló la búsqueda y captura amparándose en el artículo 11 de Tratado de Letrán, firmado en 1929 entre el Vaticano e Italia, y en virtud del cual Italia reconocía la independencia jurídica de todas los órganos de gobierno de la Santa Sede con respecto a la justicia italiana. La sentencia del Supremo fue posteriormente ratificada por el Tribunal Constitucional
El 10 de marzo de 1989, Marcinkus fue cesado como presidente del IOR debido a una reforma de los órganos directivos de la Banca Vaticana, que eliminaba el cargo de presidente ocupado por Marcinkus. En octubre de 1990 el arzobispo dimitió como presidente de la Comisión Pontificia para el Estado del Vaticano y comunicó su intención de regresar a los Estados Unidos. A finales de ese mismo año, ya en Estados Unidos, intentó ocupar un puesto en la archidiócesis de Chicago, lo que le fue denegado; incluso se le negó el puesto de sacerdote, y se puso al frente de una parroquia de Detroit.