Historiador español. Sacerdote, en 1786 ingresó en la Academia de la Historia, de la que fue director (1801-1804 y 1816-1819), y en 1817, en la Academia de la Lengua. Liberal moderado, en 1823 fue desterrado a Zaragoza. Publicó un Diccionario geográfico-histórico (1803). Es también autor de importantes obras de historia del derecho español, entre ellas estudios sobre las Cortes castellano-leonesas y de enjuiciamientos políticos de su época
(Alcalá la Real, España, 1568-Sevilla, 1649) Escultor español. Es una figura sobresaliente de la escultura en madera policromada, la técnica escultórica que alcanzó mayor desarrollo en la España de los siglos XVI-XVII. Su nombre y el de Gregorio Fernández suponen los puntos culminantes de este arte peculiar, que respondió al ambiente de piedad y devoción característico de la Contrarreforma. De ambos, el último capitalizó la escuela castellana de la talla en madera, mientras Martínez Montañés fue la cabeza visible de la escuela andaluza o sevillana.
Llevó a cabo una producción vastísima, religiosa en su totalidad con la única excepción de un busto de Felipe IV (perdido), que debía servir de modelo para la estatua ecuestre encargada al italiano Pietro Tacca. El Cristo de la clemencia y La Inmaculada Concepción de la catedral de Sevilla se cuentan entre sus estatuas más admiradas. Pero su obra maestra es el retablo mayor del monasterio de San Isidoro del Campo, en Santiponce, que incluye las magníficas figuras orantes de Alonso Pérez de Guzmán el Bueno y doña María Alonso Coronel.
Su obra influyó en escultores como Alonso Cano y Juan de Mesa, de quienes fue maestro, y también en los principales pintores de la escuela sevillana del siglo XVII, entre ellos Velázquez y Zurbarán. Pacheco mantuvo con él una estrecha relación y a menudo policromó sus estatuas