Torero español. Hijo de padre italiano, vivió en Francia y en la Península andina durante algunos años de su infancia. En 1870 regresó a España, donde obtuvo el grado de bachiller en Artes. Empezó a trabajar como telegrafista en diversas compañías ferroviarias, hasta que llegó a ser jefe de estación en el pueblo toledano de Santa Olalla; pero su afición a los toros -una vez que hubo asumido su fracaso en el intento de convertirse en tenor de ópera- pudo con todos los empleos estables que quisieron ofrecerle.
En 1884, apadrinado por Salvador Sánchez Povedano, "Frascuelo", recibió la alternativa en la plaza de Sevilla, enfrentándose a toros del hierro de Adalid. Avalada por su eficacia a la hora de acabar con las reses, su fama de torero valiente y excéntrico se fue propagando por toda la Península: se impuso la moda que él vestía (corbata y bastón), las ideas políticas que sin embozo alguno aventaba, e incluso una tendenciosa opinión que quería vincularle férreamente con la masonería: sus detractores murmuraban que aprovechaba sus numerosos y prolongados viajes -llegó a torear en la parisina plaza de Pergolesse, que albergó corridas entre 1889 y 1893- para relacionarse con los masones del extranjero. Este cosmopolitismo taurino le otorgó el privilegio de inaugurar, el 25 de mayo de 1890, la plaza de toros de Orán
Aunque torpe con el capote y no muy garboso con la muleta, Mazzantini fue un estoqueador colosal y un severo y eficiente director de lidia. Se distinguió por defender la pureza de la Fiesta dentro y fuera de la plaza, como lo prueba el hecho de haber pasado a la historia de la Tauromaquia como el primer diestro que acabó con la arbitraria y caprichosa elección del orden de lidia de los toros, privilegio ostentado hasta entonces por los ganaderos.
Mazzantini impuso que las reses se sorteasen entre los espadas que constituían el cartel, y exigió que este derecho quedase garantizado en los contratos. Fue, además, un maestro generoso con sus subalternos, entre los que llevó durante muchos años como peón de confianza a su hermano Tomás (Llodio, 1862), que fue uno de los mejores bregadores de su tiempo
Entre 1895 y 1896, habiéndose apartado de los ruedos Rafael Guerra Bejarano, "Guerrita", Luis Mazzantini ganó fama de ser la primera figura del toreo en España; pero una vez reaparecido el genial cordobés en 1897, entró en franca decadencia y reanudó sus escapadas al exterior de la Península. Ello no le privó de obtener contratos cuando quiso regresar a la Corte: toreó en Madrid en 1900, en 1901 (ante el rey Alfonso XIII, a quien Mazzantini brindó el primer toro que viera lidiar el monarca), en 1902 (año en que apadrinó la alternativa de Vicente Pastor), y en la temporada de 1903 (en la que llegó a matar nueve corridas en la plaza madrileña).
En 1905 marchó a México, donde se despidió de la afición azteca el 20 de septiembre de 1905. Allí mismo, poco tiempo después, se cortó la coleta, muy abatido por el reciente fallecimiento de su esposa. De regreso a España se dedicó de lleno a la política. Su notoriedad y su facundia le llevaron a ser, además de empresario del Teatro Real, concejal del Ayuntamiento de Madrid, teniente alcalde del distrito de Chamberí, diputado en Cortes y Gobernador Civil de Guadalajara y Ávila
Revolucionario del Risorgimento italiano (Génova, 1805 - Pisa, 1872). Tras estudiar Derecho brevemente, se consagró a la lucha contra el orden establecido por el Congreso de Viena (1815). Su lucha tenía dos objetivos: era una lucha nacionalista por la unidad de Italia y la eliminación de la influencia extranjera en la península; y también una lucha liberal y republicana contra el absolutismo monárquico de la Restauración.
En 1828 ingresó con tales fines en la sociedad secreta de los Carbonarios, que habían protagonizado la fracasada insurrección de 1821; fue descubierto y encarcelado en 1830. Pero se convenció de la ineficacia de sus conspiraciones esporádicas y decidió fundar una organización de masas de alcance nacional: con él realizaría una intensa labor de propaganda entre las generaciones jóvenes, de cuyo patriotismo esperaba el «resurgimiento» de Italia sin contar con la ayuda de potencias extranjeras (de ahí el lema L’Italia farà da sè, con el que fundó la Joven Italia en 1831).
Desbaratado por la policía piamontesa un intento de insurrección que organizó en 1832, Mazzini fue condenado a muerte y hubo de huir de Italia, estableciendo su base en Marsella y, desde 1837, en Londres. En esa época entró en contacto con revolucionarios exiliados de otros países y en 1834 fundó con ellos en Berna la Joven Europa, otra sociedad secreta que aspiraba a completar la emancipación nacional con un gran movimiento revolucionario para unir a toda Europa bajo una confederación republicana.
Al estallar las revoluciones de 1848, se trasladó a Milán, donde luchó por la liberación contra los austriacos. Luego colaboró en el movimiento insurreccional lanzado por sus partidarios de Roma contra el papa y fue uno de los triunviros que gobernaron la consiguiente República Romana de 1849.
La acción combinada de los ejércitos austriacos, franceses, napolitanos y españoles puso fin al experimento romano en aquel mismo año; y, poco a poco, la represión se fue imponiendo en toda Italia, haciendo que muchos nacionalistas y liberales quedaran desengañados sobre las posibilidades de la vía radical mazziniana.
En los años siguientes, los partidarios de la unificación italiana bajo un régimen liberal confiaron más en la opción moderada que representaban el rey Víctor Manuel II del Piamonte y su ministro Cavour, que serían quienes finalmente lograrían la unificación del Reino de Italia hacia 1860.
Mazzini no renunció a sus ideales republicanos y quedó limitado al liderazgo de reducidos círculos de la oposición y a ser un símbolo de rigor moral, austeridad personal y coherencia ideológica, como precursor de la democracia. Los electores de Mesina le eligieron diputado varias veces, viendo tal resultado anulado por las autoridades monárquicas. Desde el exilio impulsó a sus seguidores a participar en múltiples complots fallidos, así como en la fundación de la Asociación Internacional de Trabajadores. En 1869 regresó a Italia de incógnito para morir en su país