Filósofo austríaco. Fue profesor de psicología experimental en Graz desde 1899. Su pensamiento parte de Brentano y de Husserl para establecer una ciencia nueva a priori, en la que sustrae la intencionalidad del contexto subjetivista husserliano. Entre sus obras, cabe mencionar Sobre la ciencia filosófica y su propedéutica (1885) y Sobre posibilidad y probabilidad (1915)
(Golda Mabovich) Política israelí (Kiev, Ucrania, 1898 - Jerusalén, 1978). Era hija de un modesto carpintero judío de la parte occidental del Imperio ruso, que emigró a Estados Unidos en 1906, como muchos judíos ashkenazis que huían de la marginación y las persecuciones que sufrían en Europa oriental a principios de siglo. Establecida la familia en Milwaukee, Golda se hizo maestra y se casó en 1917 con Morris Myerson (más tarde hebraizó su apellido como Meir).
Se adhirió al movimiento sionista que buscaba el establecimiento de un Estado propio para los judíos, dentro de la mayoritaria corriente socialista. En coherencia con sus ideales, Golda y su marido se trasladaron a vivir y trabajar como colonos agrícolas en el kibbutz Mehavia en Palestina (1921), entonces bajo mandato colonial británico.
Pronto se trasladaron a Tel Aviv y Golda empezó a ocupar puestos de responsabilidad en el movimiento laborista judío de Palestina, el Histadrut: trabajó en su empresa constructora (esencial para los proyectos de colonización), dirigió su rama femenina y, por fin, en 1934 fue elegida secretaria general, convirtiéndose en una de las principales colaboradoras de Ben-Gurión al frente del partido Mapei.
Acabada la Segunda Guerra Mundial (1939-45), cuando se agudizó la presión sionista para exigir la independencia de los británicos, Meir ejerció incluso transitoriamente como presidenta de la Agencia Judía de Palestina (1946), que funcionaba como gobierno en la sombra de los colonos judíos (ya que los restantes dirigentes estaban detenidos por las autoridades coloniales). Desde aquel cargo colaboró eficazmente en el proceso que culminó con la creación del Estado de Israel en 1948 (fue una de las firmantes de la declaración de independencia).
Pasó seis meses como embajadora del nuevo Estado en la Unión Soviética, intentando que las autoridades comunistas suavizaran el trato a la comunidad judía y dejaran de poner trabas a la emigración hacia Israel. En 1949 Ben-Gurión le nombró ministra de Trabajo y Seguridad Social, cargo en el que demostró una gran eficacia en la construcción del Estado de Bienestar israelí y la integración laboral y social de las masas de inmigrantes que afluían al país. Luego pasó a ocupar la cartera de Asuntos Exteriores (1956-66), desde la cual desplegó una gran actividad para lograr el reconocimiento y el apoyo al Estado de Israel por los nuevos países independientes que estaban surgiendo de la descolonización africana.
Su avanzada edad y graves problemas de salud le hicieron anunciar por dos veces su retirada de la política activa (en 1965 y 1968); pero hubo de regresar a instancias de sus compañeros, para evitar que las rivalidades personales entre los líderes socialistas acabaran con la unidad del partido. En 1965 se enfrentó con Ben-Gurión, que abandonó el Mapei, quedando Meir como secretaria general.
Luego participó en la reunificación de las fuerzas socialistas en el Partido Laborista (fundado en 1968). Y en 1969 accedió al cargo de primera ministra tras la muerte de Eshkol, respaldada por una holgada mayoría en las elecciones de aquel mismo año. Desde ese puesto apoyó la política de su ministro Moshé Dayán y el ala derecha del partido, impulsando la colonización de los territorios árabes ocupados desde la guerra de 1967.
En 1973 hubo de hacer frente a un nuevo ataque combinado de los países árabes contra Israel, la Guerra del Yom Kippur; aunque Israel rechazó el ataque y respondió con una ofensiva victoriosa sobre sus enemigos, no pudo obtener frutos de su victoria, ya que los países árabes utilizaron su virtual monopolio sobre las exportaciones mundiales de petróleo para imponer una paz favorable mediante la presión diplomática occidental. Ello, unido a la imprevisión de los servicios secretos israelíes ante el ataque árabe, desacreditó a la primera ministra y provocó su caída en 1974, sustituyéndola Itzak Rabin al frente del Gobierno y del partido