Militar y político cubano. Luchó con Máximo Gómez, de quien fue jefe de estado mayor (1897), y vicepresidente de la República en armas (1898), presidente de la Asamblea Constituyente (1901) y de nuevo vicepresidente de la República (1904-1906) con Estrada Palma. Presidió la Junta Revolucionaria que derribó al dictador Machado (1933)
(Aguadilla, 1909 - San Juan, 2002) Dramaturgo y novelista puertorriqueño. Manuel Méndez Ballester comenzó sus estudios de escuela superior en la ciudad de Nueva York para luego terminarlos por libre en su país: estudió técnica radial en Estados Unidos e intentó cursar derecho en la Universidad de Puerto Rico, pero se vio obligado a abandonarla por problemas económicos.
En San Juan se empleó en labores de actuación y dirección de programas radiales en la Escuela del Aire del Departamento de Instrucción Pública. Conoció los problemas obrero-patronales desde su empleo en la Central Coloso; esta experiencia le inspiraría algunas de sus obras dramáticas, como El clamor de los surcos y Tiempo muerto
Su actividad como escritor había comenzado con colaboraciones en algunas publicaciones periódicas de su pueblo natal. Junto con otras personalidades de la escena, organizó una compañía rodante para divulgar el teatro entre los campesinos de la isla y en algunas obras actuó como aficionado. Durante este período escribió su novela Isla cerrera en 1937; luego, en 1938, escribió El clamor de los surcos, drama premiado por el Ateneo Puertorriqueño, y más tarde, Tiempo muerto (1940), considerado lo mejor de su dramaturgia.
Otras obras representativas del comediógrafo son Hilarión (1943) y Nuestros días, rebautizada como Este desamparo (1944). En 1946 redactó un libreto de zarzuela: El misterio del castillo (con la música de Arturo Somohano). Después publicó Es de vidrio la mujer (1952), El milagro (1957), Encrucijada (1958) y su pieza cómica Un fantasma decentito (1950). De 1940 es Tierra, un magnífico cuento. En 1970 escribió los dramas La invasión y Jugando al divorcio, para proseguir con su comedia Los cocorocos en 1975.
Elegido miembro de la Academia Puertorriqueña de la Lengua en 1981, en sus últimos años publicó varias columnas, a menudo de carácter humorístico y satírico, en los diarios El Mundo y El Nuevo Día. Parte del legado de este intelectual puertorriqueño se encuentra en la Sala Museo Manuel Méndez Ballester, inaugurada en 1988 y que muestra la historia de este creativo escritor y una amplia colección de sus obras literarias