Jurista y político español. Se licenció en Derecho en la Universidad de Oviedo y obtuvo el doctorado en la Universidad Complutense de Madrid. Fue profesor adjunto de la cátedra de Derecho Mercantil de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad de Madrid, dirigida por Rodrigo Uría, entre los años 1951 y 1954. Desde 1955 ejerció la docencia como catedrático de derecho mercantil en diversas universidades españolas
En julio de 1976 fue nombrado ministro de Educación y Ciencia, puesto que desempeñó hasta julio de 1977, dentro del gobierno de la transición encabezado por Adolfo Suárez. En enero de 1980 fue elegido, por el Congreso de los Diputados, magistrado del Tribunal Constitucional, cargo que ocupó hasta octubre de ese mismo año. Además de desarrollar su actividad docente en la Universidad Autónoma de Madrid, ejerció la abogacía y fue, desde el 23 de octubre de 1992, miembro del Consejo de Estado, dentro del cupo de elección.
En los primeros años del decenio de los noventa trabajó activamente en la formación universitaria del príncipe Felipe de Borbón, del que fue profesor de Derecho Mercantil, tutor y coordinador de estudios y al que acompañó en distintas visitas a las principales instituciones del Estado (Senado, Tribunal Supremo, Ministerio de Justicia, Presidencia del Gobierno, CSIC, entre otras).
El 6 de mayo de 1994 le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, por su "condición indiscutible de maestro del derecho mercantil y de la economía". Entre sus numerosas obras destacan El contrato remolque (1964), El registro mercantil (1975), Ensayo sobre la evolución actual de la sociedad anónima (1974), Código de comercio y reforma de la legislación mercantil (1979), Pérdida del capital y continuación de la sociedad anónima e Introducción al estudio de las disposiciones generales de la ley de contrato de seguros.
(Santander, 1856 - 1912) Erudito e historiador español. Niño prodigio, fue discípulo de Milá y Fontanals en Barcelona y estudió más tarde en Madrid y Valladolid. Recorrió las principales bibliotecas europeas y en 1878, con sólo veintidós años, obtuvo la cátedra de literatura de la universidad de Madrid. Desempeñó numerosos cargos docentes y académicos antes de ser nombrado, en 1898, director de la Biblioteca Nacional. Fue miembro de la Real Academia Española y dirigió la Academia de la Historia.
Considerado el hombre más culto de su época, poseía una extraordinaria memoria y una insólita capacidad de trabajo, cualidades que le permitieron llevar a cabo desde sus precoces inicios una ingente tarea de estudio, especialmente de la historia literaria hispánica. Su trayectoria de polígrafo comenzó con la publicación de La ciencia española (1876), colección de artículos en los que defendió con entusiasmo la tradición científica de su país.
Más tarde elaboró la Historia de los heterodoxos españoles (1880-1882), donde equiparó el concepto de ortodoxia a la idea de espíritu nacional, y negó la condición de españoles de pleno derecho a los autores menos identificados con el catolicismo. De este período de juventud son también las conferencias sobre Calderón y su teatro (1881), análisis poco favorable a este dramaturgo del Siglo de Oro. Otra obra temprana fue la Historia de las ideas estéticas españolas (1883-1884), exhaustivo recorrido por las teorías sobre arte y literatura producidas en España, que puso en relación con sus equivalentes en Europa.
En un segundo momento, pasada la exaltación juvenil, Menéndez Pelayo revisó muchas de las tesis expresadas en sus primeros libros y mitigó su determinismo ideológico sin renunciar por completo a la definición de la cultura española como reflejo de un acendrado catolicismo. Volcado en la sistematización y reconstrucción del pasado literario, escribió una Antología de poetas líricos castellanos (1890-1908), cuyo prólogo es una amplia exposición sobre la poesía medieval en lengua española.
Posteriormente dio a conocer sus Estudios sobre el teatro de Lope de Vega (1892-1902), la Historia de la poesía hispanoamericana (1893-1895) y los Orígenes de la novela (1905-1910), en las que examinó el nacimiento y desarrollo de este género hasta el siglo XVI. Junto a estas obras, que lo consagraron como la figura capital de la historiografía literaria española, hay que mencionar los cinco volúmenes de conferencias, prólogos y artículos reunidos en Estudios de crítica literaria (1884-1898).
En la labor erudita de Menéndez Pelayo se dieron cita el espiritualismo católico, la metodología de H. Taine y el historicismo romántico de J.G. Herder, por lo que su visión puede considerarse una curiosa síntesis de tradicionalismo y modernidad, casticismo y europeísmo, positivismo e idealismo