Novelista español. Tras graduarse en derecho (1966), ejerció como pasante, asesor jurídico y traductor fijo en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York. Por medio de sus novelas ha descrito y reinventado su ciudad natal (La verdad sobre el caso Savolta, 1975; El misterio de la cripta embrujada, 1979; El laberinto de las aceitunas, 1982; La ciudad de los prodigios, 1986). Entre sus últimos títulos, cabe citar: La isla inaudita (1989), Sin noticias de Gurb (1991), El año del diluvio (1992) y Una comedia ligera (premio Médicis a la mejor novela extranjera 1998). En 1990 estrenó su primera obra teatral, Restauración, y en 1997 Els llims o la visitació de la felicitat
Linaje aristocrático castellano. Su origen se remonta al siglo XI, a los señores de Llodio, en tierra alavesa, de donde pasaron a Castilla. La línea troncal se extinguió en el siglo XIV, pero una rama colateral llevó a la familia al máximo apogeo al recibir el título de Duques del Infantado (1475). Son miembros destacados de esta rama Pedro González de Mendoza (1340-1485), Diego Hurtado de Mendoza (1365-1404), Íñigo López de Mendoza (1398-1458), Marqués de Santillana y conde del Real de Manzanares, Pedro González de Mendoza (1428-1494), llamado el cardenal Mendoza, y Diego Hurtado de Mendoza y Suárez de Figueroa (?-1479), el primer Duque del Infantado.
De esta rama surgieron otra varias de importancia. Una de ellas fue la de los señores de Mendívil y Almazán, fundada por Juan Hurtado de Mendoza, que recibió Mendívil a mediados del siglo XIV. Su hijo, Pedro González, servidor de Juan I, fue también señor de Almazán. Francisco Hurtado de Mendoza recibió de Felipe II el título de marqués de Almazán. Al quebrar la sucesión masculina en el siglo XVII, los títulos pasaron a los condes de Altamira.
Otra rama de los Mendoza fue la de los condes de Priego, descendientes de Íñigo Mendoza, segundogénito de Pedro González de Mendoza. Su sucesor, Diego Hurtado de Mendoza y Manuel, señor de Castilnuevo y Rubielos, fue nombrado conde Priego por Enrique IV (1465). Este linaje se transmitió por línea masculina hasta el siglo XVII, y tuvo entre sus miembros destacados a Diego Carrillo de Mendoza y Pimentel, virrey de Nueva España.
Una tercera rama estuvo encabezada por Íñigo López de Mendoza, segundogénito del primer marqués de Santillana. En 1467 recibió el título de conde Tendilla. Su hijo y sucesor, Íñigo López de Mendoza y Quiñones, recibió de Los Reyes Católicos el marquesado de Mondéjar. La sucesión masculina de esta rama llegó hasta el siglo XVII.
Otras ramas de los Mendoza fueron las de los marqueses del Cenete, los Condes y príncipes de Mélito, los condes de Castrojeriz, los marqueses de Cañete, los marqueses de Montesclaros y los condes de La Coruña