Pintor y escultor español. Su obra, tanto pictórica como escultórica, se inspira en la estética del expresionismo y se caracteriza por una gran densidad plástica y la constante presencia de símbolos y alegorías en torno a la muerte. Es autor también de los libros Situación en Barcelona (1982) y Madre Zaragoza (1985)
Familia noble de la Provenza de la que proceden dos personajes relevantes de la Francia del siglo XVIII. Victor Riquetti, marqués de Mirabeau (1715-89) fue un famoso economista de la escuela fisiocrática. Su obra El amigo de los hombres (1756), en la que defendía que la riqueza de un reino dependía del tamaño de su población, alcanzó tal popularidad que el mismo Mirabeau recibió ese sobrenombre durante el resto de su vida («el amigo de los hombres») y Quesnay se interesó por conocerle.
Del encuentro entre los dos hombres (1757) surgió la escuela fisiocrática, en la que Mirabeau destacaría como principal discípulo y colaborador del maestro. Mirabeau escribió, influenciado por Quesnay, una Teoría de los impuestos (1760) en la que defendía la idea de racionalizar la imposición creando un único impuesto sobre la renta de la tierra; por defender tales ideas contrarias al orden establecido fue encarcelado durante algún tiempo.
También colaboró con Quesnay en la redacción de su obra Filosofía rural (1763), uno de los textos básicos de la doctrina fisiocrática. Fue él quien acuñó el término mercantilismo con el que hoy en día se conocen las doctrinas económicas intervencionistas que predominaron en Europa en los siglos XVI y XVII.
Su hijo Honoré Gabriel Riquetti, conde de Mirabeau (1749-91), fue un destacado activista y teórico de la Revolución francesa, en la que destacó por su retórica apasionada y convincente, tanto oral como escrita. Reaccionó a la severa educación recibida de su padre con un estilo de vida rebelde, desordenado y escandaloso, que le incapacitó para liderar al ala reformista de la nobleza, ganada a las ideas liberales; pasó gran parte de su tiempo en prisión o huyendo de la Justicia, tratando de vivir de la pluma entre grandes dificultades económicas.
En los Estados Generales de 1789, viéndose rechazado por la nobleza, se hizo elegir diputado por el Estado llano. Destacó por su elocuencia, puesta al servicio de la causa revolucionaria, si bien en una versión moderada. Defendió la instauración de una monarquía constitucional limitada por una asamblea legislativa, inspirándose en el modelo británico y en los escritos de Montesquieu.
Cuando, efectivamente, un régimen de esas características se abrió paso en Francia, Mirabeau hizo el doble juego de intentar mantenerse como líder de la Asamblea Nacional (de la que llegó a ser presidente) y actuar en secreto como consejero de Luis XVI, de quien aceptó generosos pagos; pero su posición se veía socavada por la acción de María Antonieta y el partido reaccionario de la corte.
Su muerte debilitó las posibilidades de la monarquía constitucional, desbaratada dos meses más tarde por el fallido intento de la familia real de escapar del país, traicionando al régimen revolucionario (1791). Entre sus obras destacan Ensayo sobre el despotismo (1774), La Monarquía prusiana bajo Federico el Grande (1787) y Cartas a Sofía (1792)