Pintor holandés. Por educación y trayectoria vital, sus primeras obras participaron de la tradición paisajista holandesa y de su interés por los efectos lumínicos. En 1907, el conocimiento de la obra de los pintores postimpresionistas cambió por completo sus antiguas nociones sobre el color, cuyo tratamiento abordó a partir de entonces de manera mucho más audaz.
Tras contemplar las primeras obras cubistas de Picasso y Braque, en 1912 decidió trasladarse a París y adaptar los preceptos del cubismo, interesado en reducir las formas individuales a una fórmula general. Aunque plásticamente su obra respetaba los principios cubistas, desde 1913 experimentó un claro avance hacia la abstracción que culminó en 1917 con el abandono definitivo del referente externo.
La Primera Guerra Mundial le hizo regresar a los Países Bajos, donde conoció a Theo Van Doesburg. Junto a él y otros dos artistas (Van der Leck y Huszar), fundó la revista y movimiento De Stjil, desde los cuales defendieron el rechazo completo de la realidad circundante como referente de la obra y la reducción del lenguaje pictórico a sus elementos básicos. Este estilo, bautizado por el propio Mondrian como neoplasticismo, pretendía alcanzar la objetividad real liberando a la obra de arte de su dependencia de la percepción individual momentánea y del temperamento del artista.
Tras residir varios años en París y Londres, en 1940 se trasladó a Nueva York, donde su obra se vio influida por el dinamismo de la vida urbana y por los ritmos de la música estadounidense, factores que implicaron una mayor atención a las posibilidades constructivas del color. Por influencia de la tradición puritana holandesa y de la Sociedad Teosófica, con la que estuvo en permanente contacto a lo largo de su vida, dio forma a un proyecto que se extendió más allá de lo pictórico hasta acabar por convertirse en una empresa ética: el arte como guía para la humanidad a través de la pureza y la claridad
(Metz, fines del s. XV-Malinas, c., 1548) Escultor flamenco. Parece demostrado que, entre 1516 y 1520, trabajó, junto con B. Ordóñez, en el trascoro de la catedral de Barcelona. En la iglesia de Saint-Martin de Halle se conserva un altar de alabastro que realizó para Carlos V. Es autor también de numerosos monumentos funerarios inspirados en el estilo del renacimiento italiano (Douai, Hoogstraten, Enghein, Braine-le-Château)