Carlos de Montúfar y Larrea fue un noble, militar y político criollo ecuatoriano. Considerado uno de los libertadores del Ecuador, luchó junto a Simón Bolívar, y fue apodado "el Caudillo".
Carlos de Montúfar
Formación y relación con Humboldt
Carlos Montúfar era hijo de Teresa de Larrea y Villavicencio y Juan Pío de Montúfar, II Marqués de Selva Alegre, figura clave en el movimiento independentista de los criollos quiteños entre 1809 y 1812, y precursor de la independencia del Ecuador.
Estudió Filosofía y Humanidades en la Universidad de Santo Tomás de Aquino, donde se graduó en 1800. Después, participó en varias de las célebres expediciones por montañas y volcanes de la zona de Quito, acompañando a los geógrafos Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland. El joven Montúfar hizo amistad desde el primer momento, hacia 1802, con Alexander von Humboldt, a quien acompañó a varios de sus recorridos en territorio quiteño y luego viajó con el alemán a Europa, en donde él se quedó en España. Con los científicos Montúfar llegó a Loja y el Oriente, y luego la región de Cajamarca en el Perú, para pasar a Lima y El Callao.
En 1803 se embarcó con los dos europeos hacia México, y luego visitaron Cuba y los Estados unidos. En 1804, asistieron a la coronación de Napoleón I en París.
Su cercanía con Alexander von Humboldt fue condenada por algunos de sus contempóraneos, como el naturalista colombiano Francisco José de Caldas, quien aseguró que Humboldt se había hecho amigo en Quito de jóvenes "obscenos y disolutos", que practicaban "amores impuros". Caldas se encontró en Ecuador con Humboldt, y se sumó a algunos de sus recorridos con la esperanza de formar parte del resto de la expedición del alemán. No obstante, Humboldt no quiso que continuara en la expedición hacia el Perú y México, lo que al parecer molestó al colombiano. Caldas acusó luego a Humboldt de visitar casas en Quito en donde "el amor impuro rige", y de poner sus pasiones por encima de los nobles propósitos de la ciencia: "se apodera esta pasión vergonzosa de su corazón y ciega a este joven sabio hasta un punto que no se puede creer", dijo en una carta a José Celestino Mutis. Calificó al futuro prócer como un "Adonis ignorante, sin principios y disipado", y llegó a insinuar que hubo una relación sexual entre ellos al afirmar que "Venus se ha mudado de Chipre a Quito".
Empero, su padre le permitió acompañar al alemán en su gira por la América española, pagando una fuerte suma de dinero por el viaje del joven Montúfar, lo que incluyó su manutención. Al respecto, comentó Caldas amargamente: "El señor barón de Humboldt partió de aquí (Quito) el ocho del corriente (junio de 1802) con Mr. Bonpland y su adonis, que no le estorba para viajar como Caldas".
Montúfar llevó un diario del viaje, que inicia en Quito y termina en Cajamarca, en el Perú. En él hizo importantes anotaciones, como la referente a la ascensión de la expedición al Chimborazo. Mencionó también la visita a la fortaleza incaica de Ingapirca, y las costumbres de la población indígena de Cuenca.
En 1805, Montúfar viajó a España, llevando consigo varias cartas de recomendación del alemán. Durante algún tiempo, además, recibió ayuda económica de Humboldt, a quien escribió una carta llamándole "amado amigo". Pasó, al parecer, necesidades en España, pues una carta de crédito de 5000 pesetas con la que viajó desde Quito no le fue pagada en Madrid. Antes de separarse de Humboldt en París, el barón le dio 8000 pesetas para sus gastos y le hizo luego varios giros desde Berlín, por medio del sistema existente en la época de cartas de crédito (libranza) entre banqueros corresponsales.
Los rumores que sobre la homosexualidad de Humboldt se han debatido desde el siglo XIX en Alemania también salpicaron a Montúfar, y se sumaron a las insinuaciones de Caldas. El prócer murió soltero, si bien se le atribuye un romance con la aristócrata quiteña Antonia Vela Bustamante hacia 1811, cuando retornó a Quito, aunque esta vivía en la ciudad de Latacunga y él se encontraba en plena guerra contra España.
Estudios y carrera militar en España
En 1805 se trasladó a España, para comenzar su formación militar en la Real Academia de Nobles. Luchó contra el ejército napoleónico en la Guerra de la Independencia, tomando parte activa como Ayudante de Campo del General Castaños en la Batalla de Bailén, en 1808, considerada la primera derrota militar de Napoleón. Combatió, además, en el sitio de Zaragoza y en la batalla de Somosierra. Por su participación en la guerra fue condecorado por el Consejo de Regencia. En una carta encontrada entre los papeles de Humboldt en Berlín, Montúfar revela que otro de los motivos de su viaje fue la comercialización de la quinua con España, que estaba prohibida por las autoridades coloniales y en la que estaba muy interesado su padre, el marqués de Selva Alegre, principal cabecilla de la Revolución de Quito contra el dominio español. En la misma misiva, se queja de penurias económicas y de cómo la crisis y la guerra le impedían recibir los giros desde el Ecuador, por lo que recurrió en busca de ayuda a Humboldt. Pero no por ello dejó de conseguir que el Consejo de Regencia lo enviara a Quito, con el cargo de comisionado regio, y amplia autonomía frente a los virreyes de Lima y Bogotá, por lo que emprendió el retorno a América.
El comisionado regio y defensor del Estado de Quito
De vuelta a Sudamérica, en 1810 organizó a los criollos en Caracas, Cartagena y Quito en favor de Fernando VII. Por su experiencia militar, en 1812 fue nombrado Comisionado Regio de Quito, para apaciguar los movimientos revolucionarios independentistas que se encontraban en plena ebullición. Allí, al ver que su padre había tomado parte en el movimiento independentista, decidió unirse a la causa y combatir a los españoles. Auspició la formación del Estado de Quito, que se declaró independiente de España y promulgó su propia Constitución, bajo la presidencia del obispo José Cuero y Caicedo. Montúfar se puso al frente de la defensa militar del nuevo Estado y entró en combate con las fuerzas de Aymerich y Sámano. No obstante, el 8 de noviembre de 1812 la ciudad cayó en manos de los realistas y Montúfar, junto con todo el Gobierno del Estado de Quito, tuvo que huir hacia Ibarra. El 1 de diciembre, los patriotas fueron derrotados definitivamente en Ibarra, pero Montúfar logró huir y tras la derrota se escondió en varias haciendas de Cayambe, y el valle de Los Chillos, cercano a Quito. Fue detenido, juzgado por traición y deportado a España, viajando desde Guayaquil a Panamá, en 1814.
Al llegar a Panamá, consiguió huir y se sumó al Ejército libertador en la Nueva Granada, donde llegó al grado de coronel y combatió en la zona sur de actual Colombia, donde las fuerzas realistas de Toribio Montes y Sámano sembraban la muerte y la destrucción en su afán inútil de aplastar la revuelta patriota. Montúfar fue nombrado Coronel del ejército de Simón Bolívar, a quien acompañó en su entrada triunfal en Santafé de Bogotá.
Muerte
El 29 de junio de 1816 participó en la Batalla de la Cuchilla del Tambo, donde fueron derrotados por las fuerzas españolas. En la misma batalla combatió también Caldas, quien al igual que Montúfar se hizo parte del Ejército de Nueva Granada. Montúfar fue capturado por las tropas realistas y condenado a muerte por el virrey y general español Juan de Sámano. Fue fusilado por la espalda, como traidor, en la ciudad de Buga el 31 de julio de 1816.
Su Alteza Serenísima Juan Pío Montúfar y Larrea, II marqués de Selva Alegre (Quito, 1758 - Cádiz, 1818), patriota ecuatoriano que fue calificado como El primer presidente de América libre.
Juan Pío Montúfar
Nació en Quito el 29 de mayo de 1758 en el seno de una de las familias más importantes e influyentes de la época, formada por la unión entre el granadino don Juan Pío Montúfar y Frasso, primer marqués de Selva Alegre, y doña Rosa Larrea y Santa Coloma. Fue bautizado el 20 de abril de 1762 con los nombres de Juan Pío María Torcuato. Se casó en 1770 con la dama riobambeña Josefa Teresa Larrea.
Cuando Napoleón invadió España, Montúfar, inspirado por el pensamiento de Eugenio Espejo y en conjunto con hacendados, intelectuales y burócratas, planeó deponer al presidente de la Audiencia de Quito y formar una Junta de Gobierno, leal a Fernando VII. En el acta de posesión de las nuevas autoridades quiteñas, Montúfar recibió el cargo de Presidente de la misma, con el trato de Su Alteza Serenísima, motivo por el que varios historiadores consideran este hecho como un intento de instaurar una monarquía quiteña, separada de la española y con cabeza en el marqués.
Tras un intento fallido, los complotados se levantaron el 10 de agosto de 1809, pero las autoridades reaccionaron con violencia y causaron una masacre el 2 de agosto de 1810, de la cual Montúfar apenas pudo escapar.
Entre 1810 y 1812, Quito se empeñó en resistir la reacción española, pero los rebeldes fueron derrotados por Toribio Montes, y Montúfar fue exiliado a Loja, perdió sus bienes y se enteró del fusilamiento de su hijo Carlos de Montúfar, ex-comandante del ejército de Quito, en 1816. Acusado de complotar, fue enviado a Cádiz, donde murió.