Militar y político chileno. Hijo de Manuel Montt, participó en la insurrección contra el presidente Balmaceda (1891) y ocupó la presidencia de la República (1891-1896). Durante su gestión favoreció la entrada de capitales extranjeros y el desarrollo económico, consolidando el poder de la oligarquía
Manuel Montt Torres (Petorca, Chile, 1809 - Santiago de Chile, 1880) fue un político chileno que fue presidente de la República entre 1851 y 1861. A pesar de su ideología conservadora y de su actitud autoritaria, durante sus dos mandatos se produjo un intenso desarrollo económico y cultural, y su administración fue una de las más activas de la historia chilena.
Reeligido en 1856, hubo de enfrentarse tanto a los ultraconservadores católicos debido a su política reformista como a los liberales por sus modos antidemocráticos. Hacia finales de su segundo mandato, en 1859, su actitud inflexible, la recesión económica y los temores liberales a su presunto sucesor, Antonio Varas, provocaron una rebelión. Montt prefirió otorgar su confianza al moderado José Joaquín Pérez, quien le sucedió al frente de la República en 1861.
Manuel Montt
Nacido en el seno de una familia de escasos recursos económicos, Manuel Montt pudo formarse gracias a una beca en el Instituto Nacional, donde iniciaría además una meteórica carrera: fue inspector, profesor de derecho civil y luego rector de dicho establecimiento de enseñanza (1835).
Se había recibido de abogado en 1831. A la edad de 29 años fue designado ministro interino de la Corte Suprema y a los 32 la presidió. Fue diputado por Vallenar y en 1840 fue elegido por Valparaíso y Casablanca. En el mismo año fue elegido presidente de la cámara de diputados. Al año siguiente el presidente Joaquín Prieto lo nombró ministro del Interior y de Relaciones Exteriores y Culto.
De forma simultánea sirvió interinamente en los ministerios de Hacienda y Guerra. El nuevo presidente, Manuel Bulnes, lo designó ministro de Justicia e Instrucción Pública, y fue él quien eligió a Andrés Bello como primer rector de la Universidad de Chile y a su amigo Antonio Varas para el Instituto Nacional. Al argentino Domingo Faustino Sarmiento se le encargó la apertura de la Escuela Normal de Preceptores. Paralelamente continuó en su cargo de parlamentario.
En 1843 fue elegido por Petorca, su tierra natal. En 1845 cambió de ministerio y asumió el de Interior y Relaciones Exteriores. Gracias a sus diligencias como ministro, pudo ser reelecto para un nuevo período (1845-1851). En 1846 volvió a su cargo parlamentario al ser reelecto diputado. Posteriormente fue elegido presidente de la cámara de diputados hasta 1849. Ejerció, además, su profesión de abogado, destacando siempre por su honradez y seriedad. En las postrimerías del gobierno de Bulnes, la situación política se había complicado.
La oposición se había unido al alero del Club de la Reforma y de la Sociedad de la Igualdad de Francisco Bilbao. Dos levantamientos, uno en San Felipe y otro en Santiago, fueron reprimidos por Bulnes. En medio de este desorden se celebraron las elecciones presidenciales. Manuel Montt obtuvo un arrollador triunfo en las urnas frente a su oponente el coronel José María de la Cruz, intendente de Concepción. Por primera vez desde su Independencia, el país elegía a un civil como presidente.
No aceptando, sin embargo, el resultado de las urnas, José María de la Cruzse levantó en armas en Concepción. Luego le siguieron Coquimbo y La Serena. Bulnes en persona dirigió las fuerzas constitucionales y derrotó a los rebeldes en Loncomilla, tras lo cual el oponente capituló. La Serena estaba sitiada por las fuerzas gobiernistas y la ciudad se entregó. La presidencia de Montt Montt asumió la presidencia de la República el 18 de septiembre de 1851, y mantuvo en el Ministerio del Interior a Varas, junto con el que formó un eficiente equipo que pudo llevar adelante un gran número de proyectos.
Ejerció el poder amparándose en la legalidad autoritaria nacida en 1833, por lo que recurrió a las facultades extraordinarias las veces que lo requirió. Entendía el Ejecutivo como la superior encarnación del Estado, por lo que los grupos políticos y sociales debían subordinarse disciplinadamente a él.
Su administración se caracterizó por los adelantos obtenidos en educación, obras públicas, administración del Estado, expansión e integración territorial. Dictó la ley de educación primaria que reguló la actividad y permitió aumentar varias veces el número de alumnos; fundó la Sociedad de Instrucción Primaria, numerosas bibliotecas y el Observatorio Astronómico de Santiago; en obras públicas, impulsó las comunicaciones telegráficas, creando el servicio entre Santiago y Valparaíso, que luego extendió a San Felipe y Talca; las líneas ferroviarias también crecieron llegando a Quillota y San Fernando; fomentó las líneas de navegación en el litoral y a Europa, Callao y Buenos Aires; construyó hospitales y edificios públicos para intendencias y gobernaciones e inició la construcción del edificio del Congreso Nacional.
Asimismo tuvo especial interés por dotar a la agricultura de numerosos canales de regadío y tranques; ordenó la administración del Estado y las actividades privadas con la promulgación de las leyes de sociedades anónimas, la reglamentación del crédito, la reformulación de las leyes de patentes y papel sellado; promulgó el Código Civil, redactado por Andrés Bello; fundó la Caja de Crédito Hipotecario y la Caja de Ahorros; aumentó el circulante con emisión de billetes con resguardo en oro; dictó la ley de municipalidades; y creó un moderno servicio de correos con uso de sellos postales. En otro orden de cosas, potenció la política de colonización, tanto en la zona de Los Lagos como en el estrecho de Magallanes y la Patagonia; y firmó un tratado con Argentina que contempló por primera vez el arbitraje.
Las elecciones parlamentarias de 1858 fueron ásperas. El gobierno, mediante encubierta intervención, ganó ampliamente, pero los resultados no fueron aceptados por los opositores. El conservadurismo gobernante se había dividido dos años antes a raíz del conflicto denominado "Cuestión del sacristán", que puso en tensa situación, por competencias jurisdiccionales, al Ejecutivo con el arzobispado de Santiago. Severo defensor de las prerrogativas presidenciales, no aceptó el cuestionamiento al derecho de patronato. Los conservadores más cercanos a la Iglesia pasaron a la oposición, mientras los partidarios del gobierno formaron el Partido Nacional, conocido también como monttvarista.
El conflicto se solucionó con prontitud, pero con las consecuencias indicadas. Las dificultades políticas y clericales se mantuvieron en efervescencia hasta las elecciones presidenciales. El candidato lógico del gobierno era Antonio Varas, pero en enero de 1859 había estallado una revolución en Concepción, Talca, La Serena, Copiapó y otras ciudades. El rico minero Pedro León Gallo resistía, pero fue derrotado definitivamente por las fuerzas de gobierno en Cerro Grande.
No obstante, Varas prefirió renunciar a su candidatura y apoyar a un candidato de consenso. El 18 de septiembre de 1861 se entregó el cargo de presidente a José Joaquín Pérez, quien había sido elegido por la unanimidad de los electores. Montt reasumió sus funciones de ministro de la Corte Suprema y pasó a desempeñarse como presidente de ésta hasta 1880 (año de su muerte). Continuó la vida pública y participó en el Consejo de Estado y en el Congreso Panamericano como ministro plenipotenciario y presidente. Fue senador por Chiloé entre 1876 y 1880. Murió a los 71 años, sin dejar bienes de fortuna a su familia.