Entrenador de fútbol, uno de los más destacados y polémicos de los últimos años por sus triunfos y sus declaraciones. Su padre, Félix Mourinho, era un conocido guardameta de su país que también acabó convertido en entrenador. Con tal ambiente familiar no es de extrañar que el chico quisiera ser futbolista, y de hecho llegó a jugar con el Sesimbra, equipo de la segunda división B portuguesa. Pero muy pronto, desde los 15 años, comenzó a introducirse en el mundillo de los entrenadores, ayudando a su padre como espía del Belenenses
José Mourinho
Comprendiendo que no destacaría como futbolista, estudió gestión administrativa para complacer a su madre, pero su vocación podía más y acabó cursando la licenciatura en Educación Física, en la especialidad de Metodología del fútbol. Poco después obtuvo el título de entrenador de la UEFA.
Después de entrenar a varios equipos menores como el Estrela Amadora y el Vitoria Setúbal, en 1992 dio su primer paso de importancia al acompañar a Bobby Robson en el Sporting de Lisboa. Mourinho iba de entrada como traductor, pero acabó superando al segundo técnico, Manuel Fernandes; Robson se dio cuenta de su talento y a menudo quedaba sorprendido con los consejos del joven Mourinho, de manera que fue confiando en él y lo convirtió en su mano derecha
A partir de ese momento su progresión quedó unida a la de Bobby Robson. Pasó junto a él tres temporadas en el Oporto (1993-94, 94-95 y 95-96), y aunque el tándem se disolvió al pasar al Barcelona (96-97), todavía les une una fuerte amistad. El entrenador holandés Louis Van Gaal, al llegar al FC Barcelona, reclamó a Mourinho, el cual se encargó de elaborar los informes de los rivales
Primer entrenador
(Irún, 1888 - Madrid, 1955) Periodista español. Emprendió en la Universidad de Valladolid las carreras de Medicina, Letras e Historia, aunque pronto se distinguió por su actividad periodística. Antes de la Guerra Civil cultivó la crítica literaria en el diario El Sol. De ideología falangista, fue uno de los autores de la letra del "Cara al sol", himno oficial de la Falange, al que puso música el maestro Juan Tellería. Tras la guerra, dirigió algunas de las publicaciones más difundidas (como el rotativo Arriba, cabeza visible de la denominada "Prensa del Movimiento", y las revistas literarias Vértice y Escorial), y perteneció al Consejo Superior de Investigaciones Científicas y a la Junta General de Cronistas de España. Fue, asimismo, un miembro destacado de la Junta Directiva de la Asociación de la Prensa de Madrid, en que figuró como vocal en 1949. Una parte de su producción periodística quedó recogida en el volumen titulado El discurso de las armas y las letras (1915). Previamente, había dado a la imprenta una obra juvenil titulada Inquietudes (1906). Tras su muerte vio la luz Arte de repensar los lugares comunes (1956)