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Biografía de Iris Murdoch

Jean O. Bayley, Dublín, 1919 - Oxford, 1999

Narradora y ensayista inglesa. Su infancia transcurrió en Londres. De 1938 a 1942 estudió filosofía y literatura en el Somerville College de Oxford donde aprendió latín y griego y lenguas modernas. De 1948 a 1963 dio clases de filosofía en Oxford y entre 1942 y 1944 trabajó en el Tesoro Británico y luego en Bruselas, en las Naciones Unidas.

Durante la última parte de su vida padeció el mal de Alzheimer. Escribió más de treinta novelas, obras de teatro y volúmenes de poesía. Su primer libro publicado fue Sartre, el racionalista romántico (1953), un estudio sobre el filósofo francés y su sistema de ideas. Bajo la red (1954) fue su primera novela.

Algunas novelas de su primer período, como La campana (The Bell, 1958) o The Red and the Green (1965), que se desarrolla en el marco de la insurrección de 1916 en Dublín, siguen la tradición histórica y psicológica de la novela del siglo XIX. Otras obras, en cambio, muestran una tendencia a la narración alegórica y mítica, y representan la condición humana a través de personajes creados artificialmente, como en A Severed Head (1961); La muchacha italiana (An Italian Girl, 1964), testigo externo de tormentosos acontecimientos en un ambiente de clase media-alta dominado por los instintos; The Time of Angels (1966), donde los personajes ilustran el pensamiento filosófico en un mundo secularizado, o en la más madura El sueño de Bruno (Bruno´s Dream, 1969), que trata el tema del aprendizaje de la muerte.

Después de 1968 planteó el tema del inconsciente, y su estilo se volvió más minucioso e introspectivo, las tramas se hicieron más intrincadas y llenas de violencia, a causa de las combinaciones de todo tipo de amores, y por medio de misteriosos y sorprendentes efectismos. Además, el lenguaje utilizado en las novelas se refinó cada vez más, con fragmentos de gran virtuosismo, empleando progresivamente paralelismos culturales con la mitología clásica y oriental, adquiriendo un valor literario y artístico metanarrativo. Entre sus obras técnicamente más ambiciosas se encuentran El Príncipe Negro (The Black Prince, 1973), escrito en forma de diario de un escritor, publicado póstumamente por un amigo editor, que añadió al mismo algunos comentarios que revelan diversas versiones de los hechos, y El mar, el mar (The Sea, the Sea, 1978), que desvela lentamente su paralelismo con la shakespeariana La tempestad, a medio camino entre el diario y la autobiografía imaginaria de un director

El estilo de Murdoch es una compleja combinación de intelectualismo y temas sórdidos, de cotidianidad y metafísica. Los personajes de sus obras no dejan de confrontar sus ideas y existencia con las grandes obras de la cultura, y padecen una angustia tanto emocional como intelectual, porque se les escapa el sentido de sus vidas ante las preguntas capitales que se hacen.

Son protagonistas controvertidos, inmersos en su conciencia; una parte de ellos puede ser diabólica y la otra no cesa de preguntarse por la razón edificante y positiva de la vida y la moral: los héroes de sus novelas suelen ser por ello intelectuales, escritores, pintores, científicos o filósofos. También analizó la homosexualidad, el incesto y la impotencia, sobre todo en sus personajes masculinos

Algunos críticos la han comparado con su predecesora del siglo XIX, G. Eliot (seudónimo de Mary Ann Evans Cross), aunque otros opinan que su estilo e ideas enérgicas tienen más que ver con la fuerza de W. Shakespeare y F. Dostoievski por el equilibrio entre lo sobrenatural y la realidad, además de otras influencias como las de pensadores en la línea de Ludwig Wittgenstein y S. Weil.

Sus novelas también se pueden leer como escenarios donde el pensamiento occidental se debate en un campo de batalla: obras de ideas o de argumentos filosóficos, aunque rodeadas de una aureola de misterio. Cierto sadismo perverso de sus tramas colinda con una "filosofía del bien". Según sus propias palabras, "es indudable que somos criaturas espirituales, sometidas a la atracción de la perfección y hechas para el Bien".

Escribió también una serie de trabajos críticos radicales acerca de corrientes filosóficas modernas como el kantismo, el existencialismo y el utilitarismo, donde argumentó la incapacidad de tales sistemas para responder a los problemas del hombre contemporáneo. A medio camino entre el género filosófico y de ficción, escribió un diálogo, Acastos, que aunque tiene lugar en la Atenas del siglo V a.C., examina el mundo contemporáneo. Su último trabajo, Existentialists and Mystics, se publicó en 1997

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(Keith Rupert Murdoch; Adelaida, 1931) Magnate de los medios de comunicación australiano. Tras estudiar en la Universidad de Oxford, Murdoch decide abrirse camino en el mundo periodístico adquiriendo el Birmingham Gazette, siguiendo los pasos de su padre y aprovechando la experiencia vivida en el Herald mientras estudiaba. Cuando apenas había superado los veinte años tiene que asumir la presidencia del holding News Limited —creado por su padre, Keith Murdoch—, un grupo de empresas que contaba, entre otros, con el Adelaide News, Sunday Mail y otros medios. Desde muy joven comienza a demostrar su habilidad para ampliar el negocio heredado; va adquiriendo lentamente cabeceras como el Sunday Times y New Ideas, y consolidando su imagen de empresario agresivo cuando decide acabar con su principal opositor, el Adelaide Advertiser

En Adelaida controla desde 1958 dos canales de televisión, que refuerzan su imagen de magnate de los medios. Siguiendo la línea del mercado regional de la comunicación —en aquel momento no puede hacer otra cosa dada la magnitud de su país—, desde 1960 Sidney se convierte en su segundo objetivo. La News Limited compra la Newspaper Limited (propietaria de cabeceras como el Daily Mirror o el Sunday Mirror), para inmediatamente adquirir algunos pequeños canales de televisión. El magnate australiano había conseguido, en julio de 1964, hacerse con The Australian, un periódico de ámbito nacional. No obstante, su ambición le lleva a buscar nuevas opciones, como son la adquisición en 1972 del Daily Telegraph y el Sunday Telegraph diarios impresos en Sidney

A finales de los sesenta, Rupert Murdoch decide desembarcar en el mercado británico de la comunicación. Aunque las dificultades en este país son muchas, poco a poco va consolidando su presencia. Su primer paso es la adquisición de The Sun en 1969, diario que en poco tiempo triplica sus ventas. Dos años más tarde se hace con la London Weekend Television, de la que se desprenderá en 1979 para conseguir el Channel Ten-10 de Sidney. En las Islas Británicas, el paso más importante va a ser la compra en 1981 de los prestigiosos The Times y The Sunday Times, no sin antes superar numerosos problemas e incrementar la nómina de sus más directos detractores (más adelante dispondrá de New of the World, otro diario)

En su expansión empresarial, Murdoch da un nuevo paso cuando llega al mercado norteamericano a primeros de los setenta, comprando en 1974 Star, diario publicado en San Antonio (Texas). Inmediatamente se establece en Nueva York, a donde acude con el fin de situarse en un lugar privilegiado. Allí se hace con el New York Post en 1976 y una serie de revistas. La intención de Murdoch, no obstante, es la de ampliar su red de diarios en Estados Unidos, para lo que compra en 1981 el Herald American (luego rotulado Boston Herald) y dos años después el Chicago Sun Times, además de comprar la principal empresa del sector editorial norteamericano: la News American Publishing

La industria del cine también le interesa. Se inicia como productor con Gallipoli (1981), una historia australiana desarrollada durante la Primera Guerra Mundial que dirige Peter Weir. Pero su interés se centra en la consecución de un gran estudio y, especialmente, sus fondos cinematográficos. Tras fracasar en su intento por hacerse con la Warner Brothers, vuelve a intentarlo con la 20th Century Fox, adquiriéndola en 1983 con la ayuda económica del empresario del petróleo Marvin Davis, quien por discrepancias termina vendiéndole su parte a Murdoch. En esta línea, sus estudios de cine han participado de lleno en algunos de los éxitos de taquilla de los años noventa (especialmente The Full Monty y Titanic)

La aventura del magnate de la comunicación australiano está plagada de iniciativas políticas, tanto en su país como en aquéllos en donde ejerce su poder a través de los medios que controla. De sus actuaciones se acuerdan algunos políticos que vieron respaldadas sus campañas, al tiempo que otros comprobaban cómo se arruinaban sus proyectos y aspiraciones. Sus actividades empresariales, no obstante, se vieron sumidas en procelosos juicios e investigaciones de los que, en su mayoría, ha salido siempre ilesa la cartera del empresario. La aplicación de las leyes controladas por la Comisión Federal de Comunicaciones norteamericana (en general, debido al cruce de propiedades en prensa y televisión) obligó a Murdoch a deshacerse de algunos periódicos y canales de televisión

En 1986, el empresario pone en marcha el canal Fox Television, que viene a codearse con las tres cadenas tradicionales norteamericanas: ABC, CBS y NBC. Sus primeros pasos son cautelosos, con un horario de emisión que va creciendo con el tiempo. Va a ser determinante en el desarrollo de la cadena el contrato que consigue con la National Football League (la liga de fútbol americano), antes en poder de la CBS. Tras la firma de un acuerdo con la agencia Reuters, la cadena Fox puso en marcha en marzo de 1995 sus propios espacios informativos —tres al día—, en un intento de, en un tiempo no lejano, competir directamente con la CNN de Ted Turner

Pero en sus aspiraciones dentro del negocio de la comunicación, Murdoch encuentra —a lo largo de los noventa— numerosos obstáculos en el camino. Cuando desea poner en marcha una oferta de 500 canales por televisión directa, a través del sistema Echo-Star, la industria del cable se le echa encima, denunciando las intenciones monopolísticas de su holding News Corporation, pues entre su oferta también contemplaba la programación de las televisiones locales

Desde 1997 Murdoch controla el 75 por ciento de los contenidos que se ven en el planeta a través de sus operadores de cable, satélite y televisión. Controla 22 cadenas de televisión en Estados Unidos, un servicio de 24 horas de televisión por cable, la revista TV Guide, el periódico The New York Post y el estudio cinematográfico 20th Century Fox. Además de ser propietario del equipo de béisbol Los Angeles Dodgers, tiene los derechos de los partidos de más de veinte equipos de béisbol y baloncesto y es propietario del Madison Square Garden (entre otras muchas propiedades —casi 800 empresas— en otros 52 países)

Sus detractores hablan de los numerosos beneficios fiscales que le ayudaron a hacer crecer su imperio, llegando a pagar por este concepto mucho menos que cualquiera de sus oponentes (Time-Warner, Disney o Viacom). Buena parte de los negocios de Murdoch se canalizan a través de paraísos fiscales como las Antillas Holandesas, las Islas Caimán, Bermuda, Panamá o México. Si el gobierno norteamericano le sigue la pista muy de cerca, no se quedan atrás los parlamentos británico y australiano, en donde preocupa la capacidad operativa del empresario

No obstante, estos problemas no impiden a Murdoch continuar creciendo. Un síntoma de esto es que controla desde 1990 la BSkyB (compañía británica de televisión vía satélite) y que cuando se le cierran unas puertas intenta abrir otras, como su participación en JSkyB (operadora de televisión digital japonesa en la que también toman parte Sony, Fuji TV y Softbank), compañía que llegó a un acuerdo, a principios de 1998, con PerfectTV para fusionar sus actividades

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