Mariscal del ejército francés a quien Napoleón hizo rey de Nápoles . Hizo su carrera a la sombra del general Bonaparte, al cual acompañó como ayudante de campo en las campañas de Italia (1796-97) y Egipto (1798-99). Ascendido a general, ayudó a Bonaparte a preparar el golpe de Estado que le llevó al poder en 1799. En recompensa, Napoleón le casó con su hermana Carolina y le puso al mando de su Guardia Consular.
Desde entonces recibió cargos importantes como militar de talento y hombre de la máxima confianza del emperador: tuvo un papel importante mandando la caballería en las victorias francesas de Marengo (1800), Austerlitz (1805), Jena (1806) y Friedland (1807), expulsó a los napolitanos de Roma (1801), fue nombrado gobernador de París, mariscal y príncipe del Imperio (1804) y, a raíz de la reordenación napoleónica de Alemania, soberano del Gran Ducado de Berg (1806).
En 1808 fue enviado a España como agente de Napoleón, manejando con habilidad la crisis dinástica de los Borbones en beneficio de los intereses franceses: desplegó sus tropas ocupando el país, reprimió la reacción popular de rebeldía que estalló como consecuencia y convenció a Carlos IV y Fernando VII para que se trasladaran a Bayona, donde Napoleón les hizo abdicar en su provecho.
Sin embargo, Murat vio defraudadas sus expectativas de que Napoleón le nombrara rey de España, pues prefirió dar ese Trono a su propio hermano, José I; a cambio, Murat fue nombrado rey de Nápoles, como miembro de la familia imperial, reinando en aquel país entre 1808 y 1815. En 1812 el emperador le reclamó para dirigir la caballería del gran ejército que invadió Rusia; e incluso le confió el mando del ejército entero cuando éste tuvo que batirse en retirada.
A la vista del fracaso de aquella campaña y de las posteriores derrotas napoleónicas de 1813, Murat decidió salvaguardar sus intereses traicionando a su cuñado. Negoció con la coalición antifrancesa un acuerdo por el que ésta le respetaría como rey de Nápoles, a cambio de que permaneciera neutral durante la ofensiva final que lanzarían contra Napoleón (1814); Murat cumplió lo pactado, absteniéndose de participar en la defensa de Francia frente a la invasión combinada de Rusia, Austria, Prusia y Gran Bretaña, que acabó con el Imperio en aquel mismo año.
Sin embargo, la orientación legitimista y reaccionaria que mostraron los vencedores en el Congreso de Viena (1814-15) le hizo temer que los aliados no cumplirían su palabra y devolverían el reino de Nápoles a los Borbones; en consecuencia, cuando Napoleón regresó de su confinamiento en la isla de Elba y recuperó el poder (el «Imperio de los Cien Días», 1815), Murat se unió a él con la esperanza de apoderarse de toda Italia.
Movilizó a su ejército e intentó sin éxito sublevar a los italianos en apoyo del emperador; pero fue derrotado por los austriacos en la batalla de Tolentino. Todavía protagonizó un último intento de recuperar su reino: reclutó un ejército en Córcega y desembarcó con él en Calabria, donde fue capturado y fusilado
(Vignola, 1672-Módena, 1750) Erudito italiano. Fue sacerdote y bibliotecario de la Ambrosiana de Milán (1695). Son importantes sus Rerum italicarum scriptores (1723-1751) y sus Anales de la historia de Italia (1744-1749). Sus tratados De la perfecta poesía italiana (c. 1706) y De la fuerza de la fantasía (1745) ejercieron una notable influencia sobre las ideas literarias del s. XVIII