Escritor ruso. Se le considera como uno de los precursores del realismo ruso. Entre sus novelas destacan Año negro o los príncipes montañeses (1829) y, sobre todo, Gil Blas ruso o las aventuras del príncipe Gabriel Simonóvich Chistiakov (1814), la primera novela satírica de la literatura rusa moderna
Dirigente de la independencia de Colombia (Bogotá, 1765 - Leiva, 1823). Este criollo de familia acomodada estudió Filosofía y Derecho y obtuvo varios cargos de la que entonces se llamaba Santa Fe de Bogotá, capital del virreinato español de Nueva Granada. Reunió a su alrededor a un círculo de adictos al pensamiento ilustrado y liberal que procedía de Europa y Norteamérica.
Antonio Nariño
En 1793 tradujo e imprimió la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano que había proclamado la Revolución francesa, y poco después varios panfletos con sus propias ideas revolucionarias; por todo ello fue condenado a presidio en el norte de África, pero consiguió escapar y refugiarse en París (1796).
Allí tomó contacto con la Revolución y probablemente se inició su adhesión al centralismo político y administrativo. Aquel mismo año se trasladó a Gran Bretaña, donde consiguió apoyo para un proyecto de sublevación independentista de las colonias americanas, en el marco de la guerra hispano-británica de 1796-97; fracasó en el intento de sublevar Venezuela y fue encarcelado (1797-1803 y 1809-10).
En 1810 estalló la rebelión independentista, aprovechando que la metrópoli estaba ocupada por el ejército de Napoleón; Nariño no pudo participar, pero se unió a los rebeldes tan pronto como éstos le liberaron. En las confrontaciones políticas, que enseguida degeneraron en guerra civil, Nariño representó la opción centralista frente a los federalistas, mayoritarios en el Congreso de las «Provincias Unidas de Nueva Granada».
Consiguió hacerse con la presidencia del Estado de Cundinamarca -la actual Colombia-, autónomo desde 1811; en 1812 fue derrotado, pero al año siguiente recuperó el control de Cundinamarca y la proclamó independiente. No obstante, dejó la presidencia para ponerse al mando del ejército que intentaba hacer frente al avance español desde el sur; los realistas le derrotaron en 1814 y le enviaron de nuevo preso a Cádiz.
El pronunciamiento liberal del general Riego le devolvió la libertad en 1820. Volvió a América, donde Bolívar le nombró vicepresidente de su República de Colombia (que agrupaba las actuales Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá); pero renunció después de que sus propuestas políticas fueran desestimadas por el Congreso de Cucutá (1821)