Reina de Egipto por su matrimonio con el faraón Akenatón . Parece que ejerció una gran influencia sobre el rey, contribuyendo a la revolución política, religiosa, económica y cultural que éste desató al sustituir el politeísmo tradicional egipcio por un culto de tendencia monoteísta al dios solar Atón. Hacia el 1368 a. C. se separó del rey, probablemente por el mayor celo de Nefertiti hacia la nueva religión; se retiró con sus hijas y su yerno Tutankatón (el futuro faraón Tutankamón) a vivir al castillo de Atón, situado al norte de la nueva capital egipcia, Aketatón (Tell-el-Amarna). Por lo demás, poco se sabe de Nefertiti, salvo que debió de ser una mujer de extraordinaria belleza, a juzgar por las referencias escritas (su nombre significa «la bella ha venido») y por los retratos realizados con el realismo propio del arte de aquel periodo excepcional (sobre todo el busto policromado del Museo de Berlín). Tras la muerte de su marido en el año 1362 a. C., Nefertiti continuó fiel al culto de Atón, en medio de la reacción conservadora que, en poco tiempo, condujo a la restauración de la religión tradicional y del poder de la casta de los sacerdotes de Amón
(Mérida, 993- Granada, 1055) Visir (1207-1255) y literato de la taifa de Granada. Secretario del visir granadino Ibn al-Ari, a partir de 1027 se ocupó de los negocios gubernamentales del rey Habus ibn Maksan. Nombrado general en jefe del ejército granadino, llevó a cabo con éxito diversas campañas contra los enemigos del monarca. Destacó también como poeta, gramático y erudito