Papa (858-867). Fue elevado al solio de San Pedro tras haber acumulado una gran experiencia como consejero de los dos Papas anteriores. Su pontificado se caracterizó por la defensa de la autoridad papal sobre la Iglesia y sus posesiones, por encima de las intromisiones de los gobernantes. Se opuso frontalmente al divorcio del rey Lotario II de Lorena de su esposa Teuberga, actitud que le enfrentó al obispado de Lorena, que se mostraba favorable. Así mismo, apoyó a Ignacio frente a Focio en su pugna por el patriarcado de Constantinopla, en contra de la voluntad de los bizantinos, lo que contribuyó a ahondar las disensiones entre Oriente y Occidente. Su obra evangelizadora se centró en los pueblos eslavos, en especial los búlgaros, establecidos en los Balcanes desde hacía varios siglos
(Gérard de Bourgogne; Chevron, c. 980-Florencia, 1061) Papa (1059-1061). Eficaz organizador y reformador de la Curia, combatió la simonía y el nicolaísmo. Impulsó la celebración del II Concilio de Letrán, que dictó normas para la elección papal. En el sínodo de 1060 ratificó la condenación de Berengario de Tours. Favoreció a los normandos Roberto de Guiscardo y Ricardo de Aversa