Poeta y dramaturgo estadounidense. Entre 1944 y 1946 sirvió en la armada de su país y luego estudió en Harvard y Michigan, aunque la mayor parte de su vida y su intensa carrera creativa transcurrieron en Nueva York. Trabajó unos años en el Museo de Arte Moderno, puesto al que renunció en 1955 para dedicar más tiempo a la literatura.
Frank O´Hara
Durante un tiempo fue comediógrafo en el Poets Theatre de Cambridge. Varias de sus obras se representaron en teatros de vanguardia, entre ellas, su drama en verso The house at fallen hanging, que se estrenó en el Living Theatre, en 1956.
Perteneció al núcleo fundador de la llamada "escuela de Nueva York", junto con J. Ashbery y K. Koch, cuyo objetivo fue instaurar un punto de encuentro entre teatro, poesía, pintura y música, y en la que los artistas buscaban un denominador temático y un lenguaje comunes. Parte de su poesía se publicó en colaboración con artistas plásticos; ejemplo de ello es Odes (1960), con serigrafías de Michael Goldberg
Es esencial en este poeta la presencia de Nueva York y su propia relación con la ciudad, en la que se entrelazan la sensibilidad del hombre y el detallado paisaje urbano de una forma poco común, compartiendo y retroalimentando su mutua energía. Registro diferente y muy tierno tiene en cambio en la poesía amorosa; despliega allí ingenio en las referencias musicales o pictóricas y, en general, en toda su obra, aun cuando abunda el lenguaje sofisticado, mantiene una voz de sorprendente equilibrio. Muerto de manera súbita en un accidente, su desaparición dejó un importante vacío en la poesía y el arte norteamericanos.
Publicó Meditaciones en una situación de emergencia (1957), Poesías a la hora de comer (1963), Poemas de amor (1965) y en 1974 apareció su obra póstuma, Poesías escogidas. Escribió también sobre ensayos sobre pintura, entre los que destacan Jackson Pollock (1959) y Robert Motherwell (1965). Tras su muerte se editó una colección de singulares ensayos, con el título Estando quieto y caminando por Nueva York (1975).
(Pottsville, Pensilvania, 1905 - 1970) Narrador estadounidense. Su infancia transcurrió en provincias, pero en la década de 1930 se trasladó a Nueva York, donde durante algunos años trabajó como periodista. Con la publicación de una novela de éxito, Cita en Samara (1934), tomó el camino de Hollywood, donde permaneció durante una década como guionista, al igual que tantos otros escritores americanos de la época.
John O´Hara
A esta obra le que siguió Butterfield 8 (1935), cuya repercusión creció con su adaptación al cine en 1960. Ésta fue sólo una de las muchas versiones para la pantalla que se llevaron a cabo sobre las narraciones de John O´Hara, cuyo estilo detallado y objetivo se presta fácilmente a la narración y la descripción cinematográficas
En 1947 dio a la imprenta una nueva novela, Hell Box (1947), para proseguir ampliando su producción narrativa con A rafe to live (1949), The farmer´s hotel (1951) y Then North Frederick (1955), que mereció el Premio Nacional de Novela de 1956. Posteriormente, volvió a los estantes de las librerías con las novelas Desde la terraza (de 1958, llevada también a la gran pantalla), The Big Laugh (1962) y Una dinastía americana (1965)
John O´Hara cultivó también el relato breve con fecundidad poco común. En efecto, a lo largo de su dilatada trayectoria literaria vendió un total de doscientos veinticinco relatos al diario The New Yorker, con el que había comenzado a colaborar desde 1928. Entre la docena de recopilaciones de cuentos que pueden hallarse en su extensa bibliografía, conviene destacar The doctor´s son (El hijo del médico y otros relatos, de 1935), Pael Joey (de 1940, que dio lugar a una comedia musical de Richard Rodgers y Lorenz Hart), y El buen samaritano y otros relatos (publicada póstumamente en 1974)
La crítica americana no siempre fue benévola con este escritor, que parece haber descuidado conscientemente los ideales artísticos de sus primeros años, en favor de un estilo que le permitiese comunicarse de forma directa con sus lectores. Probablemente, su mejor obra es la primera novela, Cita en Samara (1934), en la que el autor observa con una mirada despiadada la vida y las miserias de la burguesía enriquecida de una pequeña ciudad de provincias, deteniéndose sobre todo en los efectos negativos del dinero y del éxito.
El escritor consigue describir con soltura los ambientes y las costumbres, mientras que resulta menos convincente cuando caracteriza la psicología de sus personajes, que resultan planos. Además, descuidó casi por completo los problemas estilísticos, limitándose a utilizar un lenguaje modelado más sobre el estilo periodístico que sobre la verdadera literatura. De hecho, aunque a veces declaró inspirarse en el estilo de Hemingway, el escritor americano más famoso de la época, su tendencia a los excesos verbales invalidó inevitablemente sus éxitos artísticos