Undécimo rey de Asturias (850-866) que amplió notablemente las fronteras del reino. Hijo del monarca asturiano Ramiro I y de la primera esposa de éste, pasó los primeros años de su vida en Oviedo, en la corte del protector de su padre, el también monarca Alfonso II el Casto.
Ordoño, en su calidad de hijo primogénito, debió ocupar una posición destacada desde su nacimiento, puesto que el mencionado Ramiro probablemente desde su juventud fue asociado al trono y el rey Casto expresó en diversas ocasiones su deseo de que, a su muerte, éste ocupara su trono, puesto que no tenía descendientes, a pesar de que hasta ese momento la corona había conservado su carácter electivo.
En el año 830, tras el nombramiento de Ramiro como gobernador de Galicia, Ordoño, que contaba en aquel tiempo nueve años, acompañó a su familia a tierras gallegas. Instalada la corte del gobernador en Lugo, fue en esta ciudad donde Ordoño completó su educación e inició su formación militar, donde muy pronto destacó por su habilidad en el manejo de las armas
Durante los años siguientes la vida de Ordoño debió de ser cómoda en Galicia, ya que su padre, lejos de encontrar oposición a su gobierno, formó un sólido grupo de colaboradores, los cuales le dieron prueba de su lealtad posteriormente. Ordoño, desde su adolescencia, debió de acompañar a su padre, probablemente con el fin de familiarizarse con el funcionamiento de las distintas instituciones y sobre todo en los complicados engranajes que conformaban la vida de la corte.
Así, su padre le encomendó que se hiciera cargo de las funciones de gobernador mientras él acudía a las Vardulias en el año 842, para contraer matrimonio con la que sería su segunda esposa, Paterna. Mucho cambió entonces la vida del joven, puesto que poco tiempo después se conoció la noticia de que Alfonso II había muerto en Oviedo, por lo que todo parecía indicar que la proclamación de Ramiro sería inminente.
Desafortunadamente para Ramiro, el encontrarse alejado de la corte en el momento del fallecimiento del monarca estuvo a punto de truncar sus aspiraciones, ya que un noble llamado Neopocioano, contando con el apoyo de un grupo de notables, se hizo proclamar rey de Asturias. Ordoño debió de participar en las tareas para organizar el ejército que su padre pretendía utilizar en contra de Neopociano, aunque no marchó junto a él, sino que se quedó en Galicia, ocupando el mencionado puesto de gobernador, puesto en el que fue confirmado ese mismo año, tras el advenimiento al trono de Ramiro I
Firmemente asentado en como gobernador, a la edad de 26 años, en el año 847, Ordoño contrajo matrimonio con una noble de la región, posiblemente una hermana del conde del Bierzo, Gatón, llamada Muniadona o Muña. Dicho matrimonio tuvo una abultada descendencia, ya que según ha quedado registrado en diferentes crónicas, Ordoño fue padre en al menos seis ocasiones; entre sus descendientes, destaca por su importancia su hijo primogénito, el futuro Alfonso III el Magno
El 1 de enero del 850 murió Ramiro I en Oviedo, tras ocho años de reinado, siendo sucedido por su hijo Ordoño, el cual fue el primer monarca asturiano en heredar el cargo, sin previa elección. Poco después de su proclamación tuvo que hacer frente a una sublevación de los vascones, los cuales contaron al parecer con el apoyo de los Banu Qasi. Ordoño I logró someter a los rebeldes, aunque cuando se encontraba de regreso a Oviedo recibió la noticia de que un ejército musulmán tenía intención de atacar la región de las Vardulias. Dicho ejército no logró su propósito y se vio obligado a regresar a al-Andalus, tras ser frenado por Ordoño a orillas del Ebro
A pesar de sus victorias, la situación no mejoró, ya que tras estas campañas, el gobernador de Zaragoza, Musa ibn Musa (800-862), decidió construir una fortaleza en la ciudad de Albaida, actual Albelda, la cual suponía un enorme peligro para los intereses de Ordoño, ya que los siempre levantiscos vascones podrían aprovechar la circunstancia para unirse a los Banu Qasi en su contra. Rápidamente reorganizó el monarca su ejército y se dirigió a la fortaleza. Tras levantar su campamento en los alrededores de la mencionada ciudad, comenzó su asedio. Musa ibn Musa acudió rápidamente en auxilio de sus hombres, pero tras una dura batalla tuvo que retirarse mal herido y la ciudad fue arrasada
No hay duda de que la compleja situación política que se vivió en al-Andalus en aquellos años fue hábilmente aprovechada por Ordoño I, el cual emprendió importantes campañas para acrecentar sus dominios. En el año 854, tras producirse la sublevación de Toledo, no tardó en enviar un ejército en su auxilio, el cual fue dirigido por su cuñado el conde del Bierzo, Gatón, aunque la campaña no obtuvo el éxito que éste esperaba, ya que el propio emir cordobés, Muhammad I (823-886), acudió para sofocar la rebelión, derrotando a los ejércitos toledanos y asturianos en la batalla de Guadalete.
A pesar de lo que afirman las crónicas musulmanas, las pérdidas de los cristianos no debieron ser tan elevadas, ya que el conde del Bierzo participó en importantes campañas poco después y Toledo conservó su independencia. Pero no todo fueron derrotas para los ejércitos de Ordoño, ya que poco tiempo después de este incidente, Ordoño organizó varias expediciones que tuvieron un notable éxito. Inició una incursión por tierras de al-Andalus, llegando a ocupar ciudades como Salamanca o Coria, donde tomó prisionero a su gobernador y ordenó a algunos de sus hombres de confianza que reconstruyesen las murallas de importantes ciudades, que aunque habían sido reconquistadas en tiempos de Alfonso I el Católico, no habían sido pobladas, como es el caso de Tuy, Astorga, León o Amaya
Muhammad I intentó castigar la audacia del rey cristiano y envió dos expediciones sucesivas en su contra en el año 862 y el 863. En la segunda, los ejércitos musulmanes penetraron por la zona de Álava y la primitiva Castilla y atacaron la región de Miranda, tras lo cual fueron sorprendidos por los ejércitos de Ordoño, que cortaron su retirada hacia el sur. Probablemente en Pancorvo tuvo lugar una sangrienta batalla, que debió tener consecuencias desastrosas para los cordobeses, ya que éstos no iniciaron ninguna expedición el año siguiente (864). El emir logró enviar años después un ejercito, formado por soldados de toda al-Andalus, que destruyó la fortaleza cristiana de Frías
No se vio libre tampoco Ordoño de los ataques de los piratas normandos, que entre los años 858 y 861 realizaron numerosas incursiones en la Península Ibérica; intentaron atacar las costas gallegas y fueron rechazados por el conde Pedro. Durante los últimos años de su vida, Ordoño no pudo participar activamente en las campañas defensivas llevadas a cabo contra los musulmanes, aunque su círculo de colaboradores siempre tuvo muy en cuenta las opiniones del monarca. Enfermo de gota, su salud se fue debilitando poco a poco, hasta que murió a la edad de 45 años. A su muerte el trono asturiano fue ocupado por el Alfonso III el Magno
(Hacia 871 - Zamora, 924) Rey de León (914-924). Hijo del monarca asturiano Alfonso III el Magno y de la esposa de éste, Jimena, fue bautizado con el nombre de Ordoño en honor a su abuelo paterno, el también monarca astur Ordoño I. Hacia el año 896 Ordoño contrajo matrimonio con Elvira Menéndez, la cual pertenecía a una de las familias gallegas más importantes de la época, y poco después, en el año 897, fue nombrado por su padre gobernador de Galicia. Dicho nombramiento, ha sido considerado indicio de los deseos de Alfonso III de asociar a su hijo al trono, puesto que desde los tiempos de Ramiro I, el cargo de gobernador de Galicia había sido ocupado por el heredero a la corona
Desde su llegada a Galicia demostró sus grandes dotes como gobernador: fue capaz de imponer su autoridad en el territorio y sometió al pago de tributo a todas las ciudades, ganándose además el respeto y el cariño de todos sus súbditos. Hacia el año 908 dirigió una expedición militar en contra de los musulmanes de la Bética, en la que consiguió un importante botín, gracias a que asoló prácticamente la ciudad de Regel y sus territorios circundantes
Ordoño II
Se ignora el papel que jugó Ordoño en la rebelión que encabezó su hermano García en el año 909, que obligó a Alfonso III a abandonar el poder, ya que si bien parece demostrado que no participó directamente, tampoco hizo nada por evitarla, lo cual enturbió las relaciones que mantenía con su padre, aunque muy pronto ambos se congraciaron. Al igual que sus hermanos, a pesar de que de hecho era rey de Galicia desde la renuncia de su padre, no adoptó oficialmente el título hasta la muerte de éste, el 10 de diciembre del año 910.
Durante sus años como monarca en Galicia, se llevó a cabo sin problemas la reconstrucción y repoblación de la ciudad de Lugo y fueron frecuentes las donaciones realizadas por los monarcas a la iglesia compostelana. Animado por el éxito de su anterior campaña, en el año 913 inició una nueva expedición militar por tierras de al-Andalus, que en esta ocasión le llevó a Extremadura, concretamente a la ciudad de Evora, donde los ejércitos cristianos obtuvieron una importante victoria. Por lo que respecta a sus hermanos, sí bien el futuro Fruela II mantuvo una relación amistosa con Ordoño, García I nunca perdonó a éste que se hubiera proclamado rey de Galicia, por lo que las relaciones entre ambas cortes fueron muy tensas durante estos años
Tras la muerte de García I, Ordoño fue coronado solemnemente en la ciudad de León en presencia de algunos de los nobles y obispos más importantes del reino y desde este momento comenzó para los cronistas el cómputo oficial de los años de su reinado. Ordoño II se comprometió a financiar la construcción de una catedral para la capital de su reino, cediendo para ello sus palacios a la sede legionense, y además hizo todo lo posible por reorganizar el territorio de la diócesis, por lo que también financió la reconstrucción de iglesias y conventos.
En el año 916 preparó una nueva expedición por tierras extremeñas. Así tras rebasar la línea del Guadiana logró una nueva victoria frente a las tropas de la región, que habían sido reforzadas por un poderoso contingente enviado desde Córdoba. La humillación de los cordobeses fue tal que el emir no tardó en reunir un nuevo ejército, en agosto del año 917, para atacar las fronteras cristianas, pero sus esfuerzos fueron inútiles, ya que Ordoño, tras conocer la noticia de la llegada de un ejército enemigo a sus territorios, decidió presentar batalla y atacó su campamento instalado en San Esteban de Gormaz o Castro Muros, destruyéndolo casi por completo en septiembre de ese mismo año
Aprovechando los efectos que las sucesivas victorias obtenidas sobre los árabes habían tenido en la moral de sus hombres, Ordoño decidió en la primavera del año 918 llevar a cabo una nueva campaña en contra de la ciudad de Nájera, en compañía de su aliado el rey Sancho Garcés I de Navarra. Pero en esta ocasión no obtuvo el monarca los resultados que esperaba, ya que tras conseguir un cuantioso botín en Nájera y en Tudela, sus tropas sufrieron un tremendo revés en la batalla de Mutonia.
Ordoño organizó una nueva campaña para el mes de octubre del año 919, pero la rápida acción de las tropas musulmanas le obligó a replegarse. Sin embargo, a pesar de la victoria de los cordobeses, Abd al-Rahman III no estaba dispuesto a tolerar por más tiempo las incursiones del rey de León en sus territorios, por lo que decidió acabar con estos ataques personalmente. El 23 de abril del año 920 partió de Córdoba al mando de un poderoso ejército que realizó una brillante campaña por tierras cristianas, enfrentándose finalmente a las tropas de Ordoño y de Sancho Garcés en la batalla de Valdejunquera, donde obtuvo una importante victoria.
Las pérdidas de los cristianos no debieron ser tan cuantiosas como afirmaron los cronistas árabes, ya que poco tiempo después, ambos monarcas pudieron reorganizar su ejército y marcharon sobre Guadalajara donde lograron obtener un cuantioso botín. Luego Ordoño II partió hacia la ciudad de Zamora, donde a su llegada recibió con gran tristeza la noticia de la muerte de su esposa, la cual había sido la madre de sus 5 hijos: Sancho, Alfonso, Ramiro, García y Jimena.
Tras estos acontecimientos, marchó a Castilla con el fin de acabar con la rebeldía de algunos condes de este territorio. Al llegar a Burgos convocó una reunión en Tejar, lugar donde fueron detenidos poco después los condes Nuño Fernández, Aboldomar Albo y su hijo Diego, y Fernando Ansúez, aunque no duró mucho su cautiverio. Por estas mismas fechas contrajo matrimonio por segunda vez el monarca con una joven llamada Aragonta González, la cual fue repudiada poco tiempo después por no ser de su agrado
Retomó su actividad guerrera a finales del verano del 923, puesto que decidió acudir a Navarra para respaldar al monarca de este territorio, en los planes que tenía de atacar las fortalezas de Viguera y Nájera. Ambos monarcas obtuvieron notables resultados en sus campañas y Ordoño II, en agradecimiento por su triunfo, fundó del monasterio de Santa Coloma. Las relaciones entre ambos reinos no podían ser más cordiales, y se concertó el matrimonio del monarca con una de las hijas de Sancho Garcés, doña Sancha, la cual se convirtió en su tercera esposa ese mismo año, aunque la unión duró apenas unos meses puesto que Ordoño falleció a principios del verano siguiente (924)
La muerte de Ordoño II se produjo por causas naturales en torno al 20 de junio del año 924, en la ciudad de Zamora, cuando contaba con 52 años. Tras su fallecimiento sus restos mortales fueron trasladados a la ciudad de León, donde fueron enterrados en la iglesia del Salvador que el mismo había mandado construir. Poco días después su hermano Fruela II se proclamó rey, para gran disgusto de sus hijos, que se vieron obligados a refugiarse en Galicia por un tiempo