Director de cine y guionista italiano. Las primeras actividades cinematográficas de Valentino Orsini se orientaron hacia la crítica en revistas especializadas y hacia la organización de cine clubes por toda su Toscana natal, en estrecha colaboración con otros dos jóvenes paisanos, los hermanos Paolo y Vittorio Taviani.
Eran momentos de gran efervescencia intelectual en la traumatizada Italia de la posguerra. Comprometidos con avanzadas ideas progresistas, los Taviani y Orsini llevaron a cabo en Pisa una entusiasta labor de agitación cultural al poner en marcha el llamado "Teatro de Crónica", en el que representaban las dificultades cotidianas de la clase trabajadora
Simultáneamente, empezaron a interesarse por la realización de documentales, cortos y mediometrajes y, en 1954, en respuesta a una sugerencia del guionista Cesare Zavattini, filmaron San Miniato, luglio ´44, un documental sobre la carnicería perpetrada por los nazis en ese pueblecito toscano. Fue el primer testimonio cinematográfico acerca de la Resistencia y el primer trabajo conjunto que les situó en una perspectiva más amplia del ámbito regional en el que se habían desenvuelto hasta entonces.
Decidieron instalarse en Roma y allí consiguieron colaborar con el prestigioso documentalista Joris Ivens en L´Italia non e´un paese povero (1960), un optimista mensaje de esperanza en la reconstrucción nacional a partir de unos textos de Alberto Moravia
Siguió funcionando el triunvirato autoral a la hora de abordar su primera experiencia en la dirección de un largometraje en 1962. La película se tituló Hay que quemar a un hombre, relato de un activista político -simbólicamente llamado Salvatore- que vuelve a su Sicilia natal y trata de concienciar a los campesinos en la defensa de sus derechos frente a la mafia. Al año siguiente prosigue la asociación triangular para abordar, en I fuorilegge del matrimonio, un tema polémico en la Italia de esos años: la ley del divorcio no establecida aún, que provocaba absurdas y trágicas situaciones familiares y sociales
Mientras los Taviani proseguían su carrera a dúo -a partir de I sovversivi (1967)-, Valentino Orsini inició una andadura en solitario en la que no consiguió ya los buenos resultados y las prometedoras expectativas que habían despertado sus primeros títulos.
De todo este período, que abarca hasta finales de los años ochenta y que se desgrana en muy pocas películas, sólo se pueden destacar dos, que retoman en cierto sentido el vigor y la concisión crítica de las obras realizadas en colaboración con los Taviani: Corbari (1970), la historia de un hombre fuera de la ley, bandolero generoso, que acaba enrolándose en los partisanos; y El amante de la Osa Mayor (1972), estampa evocadora de los contrabandistas que operaban en la frontera ruso-polaca en el período de entreguerras
(Osted, 1946 - Copenhague, 2005) Músico danés de jazz. Hijo de una aficionada a la música (su madre era organista de iglesia), comenzó estudiando piano, aunque pronto su vocación de contrabajista le llevó a dedicarse al estudio y especialización en este instrumento. Debutó en una orquesta de músicos no profesionales, pero enseguida su depurada técnica le llevó a integrarse en el circuito jazzístico. Empezó a tocar en el trío de Bud Powell, leyenda viva de la era bop, con sólo 16 años: casi un insulto y una irreverencia para otros muchos músicos de la historia del jazz.
Niels-Henning Orsted Pedersen
Con Powell realizó un gira europea con parada en Copenhague, donde grabó un disco célebre (Bud Powell Trio), en el que se incluían temas de Monk, Hawkins, Golson o Dameron. En esta gira también estuvo presente el batería danés William Schiopffe. Al año siguiente, con 17 años, pasó a formar parte de la orquesta de Count Basie. En 1963 atracó en la banda de Quincy Jones; en 1964 fue incluido en la banda de Dexter Gordon; y, en 1965 (todavía con 19 años), tocó con Roland Kirk. Fue una época en la que recaló, además, en los grupos de algunas figuras del jazz norteamericano, como Bill Evans, John Lewis, Sonny Rollins o Johnny Griffin.
Posteriormente Orsted Pedersen volvió a su país, Dinamarca, y trabajó en la Danish Radio Orchestra, a la vez que creó una banda que llegó a tocar regularmente junto a Kenny Drew en el Café Montmartre, en Copenhague. También en este tiempo formó parte de The Underground Railroad, grupo en el que usó la guitarra bajo, por entonces un instrumento novísimo en el jazz
Su máximo reconocimiento le llegó cuando Oscar Peterson, uno de los pianistas más técnicos y con más personalidad de la historia del jazz, lo contrató para tocar en su trío, en sustitución ni más ni menos que de Ray Brown. Con este pianista grabó algunos álbumes importantes, como The Good Life (1973), Oscar Peterson Trio Transition (1976) o Giants (1977). En 1975 se asociaba al trío de Peterson otro músico estelar: Joe Pass, con quien grabaron The Trio, un álbum clave. Con Peterson, de cualquier modo, siguió colaborando de forma intermitente en las décadas de los años ochenta y noventa. En los ochenta grabó, por ejemplo, Jam, para el sello Pablo; mientras que en los noventa sobresale el concierto ofrecido en directo en París, en 1997, cuyo título fue Oscar in Paris
En 1978 tocó con el trío del pianista George Shearing; mientras que en 1979 se unía a Joe Pass, antiguo colaborador de Oscar Peterson y guitarrista de Ella Fitzgerald. Además de con Joe Pass, colaboró también con Toots Thielemans hasta bien entrada la década de los años ochenta. Formó parte de nuevo, durante un tiempo, del cuarteto de Dexter Gordon, con quien realizó una gira por América y Europa, e incluso se sumó al equipo el pianista catalán Tete Montoliu, cuyas colaboraciones venían de principios de la década de los años sesenta, cuando Dexter llegó a los clubes de Europa
De los años ochenta son, precisamente, algunas destacadas apariciones con importantes artistas. Entre 1983 y 1988, aproximadamente, tocó a dúo asiduamente con el guitarrista Philip Catherine, de cuyo encuentro nació el álbum The Viking, al tiempo que colaboraba con los pianistas Alain Jean-Marie (con quien grabó Latin Alley) y Tete Montoliú, quien le hizo inseparable de su trío mientras pudo. También otros músicos le incluyeron en sus grupos. Es el caso de George Shearing, que lo mantuvo irregularmente en sus insospechados tríos (piano, contrabajo y guitarra, por ejemplo), con quien grabó un álbum delicioso, Windows, en 1977; mientras, tocó también en las bandas de algunos grandes del jazz, como Dizzy Gillespie o Milt Jackson.
Uno de los últimos trabajos de NHOP se tituló Those Who Were, publicado ya en la década de los años noventa, y que contó con las colaboraciones de Johnny Griffin y Lisa Nilsson. Se trata de un magnífico álbum donde queda puesta de manifiesto la técnica de este pulcro contrabajista clásico que, sin embargo, se aleja de toda huella innovadora o vanguardista
Sus asombrosas dotes técnicas lo situaron en un perfecto lugar como sideman, convirtiéndolo en acompañante de lujo de multitud de figuras del jazz. Su estilo ecléctico le permitía adaptarse a muy distintos estilos dentro del jazz, y corresponder a las exigencias de instrumentistas de muy distinto calado: músicos clásicos y músicos innovadores y de vanguardia requirieron sus servicios en un determinado momento
Sus solos eran llamativas improvisaciones que abordaban melodía y armonía de manera exhaustiva. Por ello le tentó tanto la formación de dúo, donde tal vez mejor se expresaba este llamativo contrabajista y donde mejor se percibía lo puntilloso de su estilo. Por otro lado, su contundencia en el acompañamiento (en el que predominan tanto el pizzicato como la interpretación con arco) hizo que muchos líderes lo llevasen consigo, pues siempre culminaba las expectativas de manera sobresaliente. Era un acompañante que había sabido labrarse un hueco de honor en la historia del jazz reciente y, a la vez, uno de los músicos europeos con mayor proyección internacional