Pintor chileno, perteneciente a la Generación chilena de 1913, al grupo de los Diez y al Grupo Montparnasse (1923). Está considerado uno de los introductores de las modernas tendencias pictóricas europeas en su país, destacando por sus cuadros de bodegones y naturalezas muertas.
Perteneciente a una familia santiaguesa de renombre (su padre fue el compositor Eleodoro Ortiz de Zárate), Julio Ortiz de Zárate estudió en la Escuela de Minas de la capital chilena y se formó artísticamente en la Escuela de Bellas Artes de Santiago, donde tuvo como principales maestros a Pedro Lira y al español Fernando Álvarez de Sotomayor.
Aunque tradicionalmente es incluido en la Generación del 13, que tenía en la figura de Álvarez de Sotomayor su principal guía, Ortiz de Zárate pronto mostró mayores nexos de unión con propuestas más avanzadas, lo que le llevó a militar en el denominado "Grupo de los Diez" (1916), formado entre otros por Augusto Dhalmar, Manuel Magallanes, Juan Francisco González o Armando Donoso, o en la Colonia Tolstoiana, dedicada a difundir el arte entre las clases más humildes.
En 1919 realizó un primer viaje a Europa, visitando España, Bélgica y Francia. En 1922 regresó al Viejo Continente acompañado de su hermano menor Manuel; en París, conoció de cerca la obra de artistas como Miró, Picasso, Braque y Modigliani, y recibió el influjo de las principales vanguardias de la época: el cubismo y el arte abstracto.
Naturaleza muerta, de Julio Ortiz
De regreso en su país natal (1923), participó junto a los artistas Henriette Petit, Luis Vargas Rosas y José Perotti, entre otros, en el acto de fundación del Grupo Montparnasse, acontecimiento que marca el primer intento de renovación de la pintura chilena, en consonancia con las nuevas tendencias del siglo XX. Durante los años veinte fue comisionado de Bellas Artes, como responsable de la representación artística de su país en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1930). En 1934 fue nombrado profesor de la Escuela, de Artes Aplicadas, y desde 1939 hasta su muerte estuvo al frente del Museo Nacional de Bellas Artes.
Artista formado en la tradición académica propia del siglo XIX, la obra de Ortiz de Zárate representó no obstante uno de los primeros intentos por cuestionar las normas técnicas y el lenguaje empleado hasta entonces en la pintura de su país, hasta alcanzar una expresividad que le aleja en gran medida de sus maestros.
Sin duda, la experiencia europea resultó fundamental en la definición de su estilo: así, la contemplación de Cézanne descubrió ante sí una nueva forma de expresarse artísticamente, en la que el volumen de las formas, la psicología del color o la plasticidad de la pincelada dan una nueva dimensión al objeto representado que poco tiene que ver con la tradicional forma de representación del siglo XIX; emulando al gran artista francés, Ortiz de Zárate pintó numerosas naturalezas muertas y bodegones, además de retratos.
Cultivó con frecuencia también el arte gráfico, sobre todo aguafuertes, en los que su capacidad expresiva alcanza un tono más intenso apoyado en el juego del blanco y negro. Los Palaqueros (1916) y Autorretrato (1923) son dos de sus obras más representativas. Entre los premios recibidos por Ortiz de Zárate destacan la Tercera Medalla en pintura y Segunda en dibujo del Salón Oficial de Santiago de 1914, la Segunda Medalla del Salón de 1916, la Primera Medalla de 1933, el Premio de Honor Matte Blanco (1934), el Premio de Honor de la Exposición Conmemorativa del Centenario de San Felipe (1940) y la Medalla de Oro en la Exposición de Pintura Chilena de Buenos Aires (1940)
(Como, Italia, 1887 - Los Ángeles, 1946) Pintor chileno, integrante del Grupo artístico Montparnasse. Desarrolló la mayor parte de su carrera en Europa y fue, junto a su hermano Julio Ortiz de Zárate, uno de los miembros destacados de la vanguardia pictórica chilena durante el primer tercio de siglo XX.
Hijo del compositor Eleodoro Ortiz de Zárate, Manuel permaneció en tierras italianas durante sus primeros cuatro años de vida, y una vez en Chile, inició su formación artística con uno de los mejores pintores del país, Pedro Lira. Posteriormente estudió un breve tiempo en la Escuela de Bellas Artes de Santiago, pero con sólo dieciocho años se embarcó rumbo hacia Europa; después de muchas vicisitudes, se estableció en Roma, donde ganó una plaza para estudiar en la Academia de Bellas Artes y se ganó la vida como retratista.
En 1923 se encontraba en Chile cuando junto a su hermano Luis, Henriette Petit, Luis Vargas Rosas y José Perotti, entre otros, participó en el acto de fundación del Grupo Montparnasse, dando vida así al primer movimiento que renovó la pintura chilena en sintonía con las nuevas tendencias artísticas del siglo XX.
Detalle de Naturaleza muerta con guitarra
En los años veinte fijó su residencia en París: en la capital francesa, el centro mundial del arte en la época, su pintura acabó sumergiéndose en el lenguaje de las vanguardias, fruto de la influencia que ejercieron sobre él el círculo de artistas e intelectuales que integraban la Escuela de París, como Picasso, Derain, Juan Gris, Braque, Apollinaire, Matisse o Modigliani; este último llegó a ser amigo íntimo de Ortiz de Zárate; además participó en los concursos y exposiciones organizados por los diversos salones, en los que obtuvo varias medallas. Aunque realizó frecuentes viajes a Chile, no abandonó París hasta el mismo año de su muerte.
Manuel Ortiz de Zárate desarrolló una obra en la que tuvieron cabida casi todos los temas habituales en la pintura moderna: paisajes urbanos, naturalezas muertas, bodegones, retratos o desnudos, pero fue sobre todo en la representación de las naturalezas muertas donde su pintura alcanzó las mayores cotas de calidad; de hecho, su mejor cuadro tomó el título de Naturaleza muerta.
Al igual que su hermano Julio, Manuel sintió fascinación por el lenguaje plástico de Paul Cézanne, por el magistral tratamiento de las formas y los volúmenes que anuncia el cubismo; no en vano, los primeros años de la trayectoria parisina del artista chileno coincidieron con la plena eclosión de este lenguaje pictórico y de sus mejores representantes: Picasso, Braque y Gris.
Sin embargo, el cubismo no fue la única fuente de la que se nutrió su pintura, ya que también se aprecia la influencia del fauvismo de Matisse y Derain en la intensidad del color, e incluso una de sus obras está elaborada mediante la técnica del puntillismo. Además de las ya citadas, cabe señalar entre sus obras Naturaleza muerta con guitarra, Notre Dame de París y Retrato de Chela Aranís